Colaboración Goyas: La gran noche de Bayona, Almodóvar y Sigourney Weaver
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Por Carolina G. Guerrero
En ese periplo que comenzó ya hace algunos años, la gala de Los Goya viajó esta vez a otra ciudad de cine; por primera vez, Valladolid se vistió de gala para recibir la noche del cine español. Y hemos de decir que, aunque la gala no superó a aquella inolvidable y glamorosa de Antonio Banderas con toda la dificultad de plena pandemia, no estuvo mal.
Los conductores Ana Belén y Los Javis, que como maestros de ceremonia estuvieron correctos y naturales sin demasiados aspavientos, al lado de una Ana Belén, super profesional como siempre, y en plena forma física.
La gran ganadora de la noche fue la película de Juan Antonio Bayona que se llevó 13 premios, y esto siempre le quita emoción a la entrega de Goyas. Una gala irregular, con algunos momentos destacables, pero también con carencias.
Actuaciones de Amaia, David Bisbal que interpretó arropado de una coreografía a lo "Alex de la Iglesia", "Mi gran noche", sinceramente, Rafael debería haber sido el encargado de este número, pero bueno, Bisbal lo llevó a su estilo. India Martínez, Niña Pastori y Estopa, entre otros, fueron los encargados de amenizar la noche en cuanto a números musicales se refiere. La actuación más completa y destacada fue esa versión de "Mamá, quiero ser artista" y "Una chica yeyé", de la mano de la gran Ana Belén, que con un tipazo de escándalo, cantó y bailó demostrando su gran talento y sus tablas de siempre. Los Javis la acompañaron como pudieron.
Aunque esa actuación de la protagonista de "La corte del faraón" fue un guiño, un pequeño homenaje a nuestra recientemente desaparecida Concha Velasco, Valladolid, la tierra que la vio nacer y esta gala deberían haber homenajeado de forma más contundente a esta actriz y showwoman, una de las mejores, si no la mejor, que hemos tenido en este país. Pero no estamos en Francia, allí sí saben tratar a sus talentos, aquí no sé qué pasa, el olvido llega enseguida. Una pena.
Estuvieron bien algunos momentos de confesión donde Los Javis, junto a compañeros que ocupaban el auditorio de la gala, como diría Almodóvar en "Los amantes pasajeros", se retrotrajeron contando sus peripecias antes de saltar a la fama.
El momento selfie copiado de Hollywood, de los nominados que aún no han conseguido Goya, también fue divertido y fresco. El presidente de la Academia, Fernando Méndez Leite, en otro de sus largos y entrañables discursos, estuvo bien como siempre, pero se echó en falta un video con la entrega del Goya honorífico de este año, al director de fotografía Juan Maríné Bruguera, de 103 años de edad. Nos quedamos sin ver ese momento de la entrega, que desde luego ha llegado muy tarde como reconocimiento a la carrera de este hombre que también ha dedicado su vida a restaurar infinidad de películas que se hubiesen perdido sin su mimo y dedicación.
Otro de los momentos destacables fue la aparición en el escenario del director Pedro Almodóvar y sus chicas, en el 25 aniversario del estreno de la cinta del manchego "Todo sobre mi madre". La nostalgia nos invadió al ver en ese sofá a Marisa Paredes, Antonia San Juan, Cecilia Roth y, por supuesto, a Penélope Cruz. Una pena que faltasen los chicos... hubiese estado bien poder disfrutar del reparto al completo, con Eloy Azorín y Toni Cantó, ¿no?
Bueno, con o sin los chicos, estuvo muy bien esa aparición de nuestro director más auténtico e internacional, que además no tiene pelos en la lengua y no dudó en comentar su enfado por unos comentarios absolutamente fuera de tiesto y sin sentido de un vicepresidente regional ultraderechista al que no vamos a nombrar de un partido que tampoco tiene sentido y que siempre está fuera de tiesto.
Sigourney Weaver brilló con su luz y su glamour al recoger su Goya internacional, una mujer espectacular con una clase, un saber estar y una humildad fuera de serie.
Con un emotivo discurso sobre la superación y la persecución de los sueños, deleitó a todo el auditorio. Esta maravillosa actriz ha visitado ya en muchas ocasiones este país, fue premio Donostia en 2016, y ya demostró en tierras vascas su cercanía y su magnetismo.
Una buena elección sin duda que puso ese punto de glamour en la gala, lo mismo que Belén Rueda, que estuvo de entregadora espectacular como siempre pero que este año no contaba con nominación. Sí estuvo bien esa elección de los entregadores y fue muy equilibrada, por destacar algunas aparte de la de Belén, un infatigable José Sacristán también hizo las delicias de los allí presentes con su coherencia de siempre. Hubiese estado bien invitar a más veteranas glorias vivas de nuestro cine, ahora es el momento, y no siempre los jóvenes tienen que llenar este tipo de galas. Tenemos a muchos actores y actrices a los que no valoramos lo suficiente y que se han dejado la piel por su profesión. Esperemos que se haga justicia con ellos, y no queden en el olvido, casi siempre ruedan los mismos...
El momento de la noche fue esa frescura y elegancia de José Coronado, que recogió su Goya a mejor actor de reparto por "Cierra los ojos". Muy contento y diciendo que era su momento, que ya se va haciendo mayor y por supuesto merecidísimo, en su interpretación para mí más redonda, desgarradora y tierna de toda su carrera. Lástima que esta bella cinta de Víctor Erice se fuera de vacío. Se premió sin filtro esa "Sociedad de la nieve", rodada al más puro estilo hollywoodense y con los medios que solo Netflix puede aportar.
¡El año que viene nos vemos en Granada! Mientras tanto, ¡todos al cine! Y que ayuden a los rodajes a salir adelante, el cine es cultura, es bálsamo para el alma, es soñar y olvidar la realidad que nos rodea, para adentrarnos en mundos paralelos cada vez más necesarios en el mundo en que vivimos.
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En ese periplo que comenzó ya hace algunos años, la gala de Los Goya viajó esta vez a otra ciudad de cine; por primera vez, Valladolid se vistió de gala para recibir la noche del cine español. Y hemos de decir que, aunque la gala no superó a aquella inolvidable y glamorosa de Antonio Banderas con toda la dificultad de plena pandemia, no estuvo mal.
Los conductores Ana Belén y Los Javis, que como maestros de ceremonia estuvieron correctos y naturales sin demasiados aspavientos, al lado de una Ana Belén, super profesional como siempre, y en plena forma física.
La gran ganadora de la noche fue la película de Juan Antonio Bayona que se llevó 13 premios, y esto siempre le quita emoción a la entrega de Goyas. Una gala irregular, con algunos momentos destacables, pero también con carencias.
Actuaciones de Amaia, David Bisbal que interpretó arropado de una coreografía a lo "Alex de la Iglesia", "Mi gran noche", sinceramente, Rafael debería haber sido el encargado de este número, pero bueno, Bisbal lo llevó a su estilo. India Martínez, Niña Pastori y Estopa, entre otros, fueron los encargados de amenizar la noche en cuanto a números musicales se refiere. La actuación más completa y destacada fue esa versión de "Mamá, quiero ser artista" y "Una chica yeyé", de la mano de la gran Ana Belén, que con un tipazo de escándalo, cantó y bailó demostrando su gran talento y sus tablas de siempre. Los Javis la acompañaron como pudieron.
Aunque esa actuación de la protagonista de "La corte del faraón" fue un guiño, un pequeño homenaje a nuestra recientemente desaparecida Concha Velasco, Valladolid, la tierra que la vio nacer y esta gala deberían haber homenajeado de forma más contundente a esta actriz y showwoman, una de las mejores, si no la mejor, que hemos tenido en este país. Pero no estamos en Francia, allí sí saben tratar a sus talentos, aquí no sé qué pasa, el olvido llega enseguida. Una pena.
Estuvieron bien algunos momentos de confesión donde Los Javis, junto a compañeros que ocupaban el auditorio de la gala, como diría Almodóvar en "Los amantes pasajeros", se retrotrajeron contando sus peripecias antes de saltar a la fama.
El momento selfie copiado de Hollywood, de los nominados que aún no han conseguido Goya, también fue divertido y fresco. El presidente de la Academia, Fernando Méndez Leite, en otro de sus largos y entrañables discursos, estuvo bien como siempre, pero se echó en falta un video con la entrega del Goya honorífico de este año, al director de fotografía Juan Maríné Bruguera, de 103 años de edad. Nos quedamos sin ver ese momento de la entrega, que desde luego ha llegado muy tarde como reconocimiento a la carrera de este hombre que también ha dedicado su vida a restaurar infinidad de películas que se hubiesen perdido sin su mimo y dedicación.
Otro de los momentos destacables fue la aparición en el escenario del director Pedro Almodóvar y sus chicas, en el 25 aniversario del estreno de la cinta del manchego "Todo sobre mi madre". La nostalgia nos invadió al ver en ese sofá a Marisa Paredes, Antonia San Juan, Cecilia Roth y, por supuesto, a Penélope Cruz. Una pena que faltasen los chicos... hubiese estado bien poder disfrutar del reparto al completo, con Eloy Azorín y Toni Cantó, ¿no?
Bueno, con o sin los chicos, estuvo muy bien esa aparición de nuestro director más auténtico e internacional, que además no tiene pelos en la lengua y no dudó en comentar su enfado por unos comentarios absolutamente fuera de tiesto y sin sentido de un vicepresidente regional ultraderechista al que no vamos a nombrar de un partido que tampoco tiene sentido y que siempre está fuera de tiesto.
Sigourney Weaver brilló con su luz y su glamour al recoger su Goya internacional, una mujer espectacular con una clase, un saber estar y una humildad fuera de serie.
Con un emotivo discurso sobre la superación y la persecución de los sueños, deleitó a todo el auditorio. Esta maravillosa actriz ha visitado ya en muchas ocasiones este país, fue premio Donostia en 2016, y ya demostró en tierras vascas su cercanía y su magnetismo.
Una buena elección sin duda que puso ese punto de glamour en la gala, lo mismo que Belén Rueda, que estuvo de entregadora espectacular como siempre pero que este año no contaba con nominación. Sí estuvo bien esa elección de los entregadores y fue muy equilibrada, por destacar algunas aparte de la de Belén, un infatigable José Sacristán también hizo las delicias de los allí presentes con su coherencia de siempre. Hubiese estado bien invitar a más veteranas glorias vivas de nuestro cine, ahora es el momento, y no siempre los jóvenes tienen que llenar este tipo de galas. Tenemos a muchos actores y actrices a los que no valoramos lo suficiente y que se han dejado la piel por su profesión. Esperemos que se haga justicia con ellos, y no queden en el olvido, casi siempre ruedan los mismos...
El momento de la noche fue esa frescura y elegancia de José Coronado, que recogió su Goya a mejor actor de reparto por "Cierra los ojos". Muy contento y diciendo que era su momento, que ya se va haciendo mayor y por supuesto merecidísimo, en su interpretación para mí más redonda, desgarradora y tierna de toda su carrera. Lástima que esta bella cinta de Víctor Erice se fuera de vacío. Se premió sin filtro esa "Sociedad de la nieve", rodada al más puro estilo hollywoodense y con los medios que solo Netflix puede aportar.
¡El año que viene nos vemos en Granada! Mientras tanto, ¡todos al cine! Y que ayuden a los rodajes a salir adelante, el cine es cultura, es bálsamo para el alma, es soñar y olvidar la realidad que nos rodea, para adentrarnos en mundos paralelos cada vez más necesarios en el mundo en que vivimos.
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