Hollywood tiembla ante aranceles de Trump que pondrían en peligro su dominio mundial del audiovisual
- por © Redacción-NOTICINE.com

El anuncio de Donald Trump en su red Truth Social de imponer un arancel del 100% a películas producidas fuera de EEUU, argumentando que busca proteger la industria nacional, ha generado una histeria generalizada en los despachos de Hollywood. Esta vez no ha sido por los descensos en sus valores de bolsa, sino porque aunque la medida no afecte a las películas de los grandes estudios filmadas en Canadá, Europa o América del Sur, y sólo a las producciones de otros países, la medida consiguiente sería que esos países carguen con aranceles similares a las películas estadounidenses (y por qué no a las plataformas y sus series y films). Ello implicaría que un distribuidor, exhibidor o espectador europeo o suramericano debería pagar el doble por un estreno de Hollywood, con lo que EEUU perdería posiblemente su dominio sobre los cines de la mayor parte del globo.
"No quiero perjudicar al sector; quiero ayudarlo", declaró desde la Oficina Oval Trump horas después del primer alarmante anuncio, aunque la Casa Blanca aclaró que "no hay decisiones finales". La medida, que afectaría producciones como "Avatar: Fire and Ash" (filmada en Nueva Zelanda) o "Gladiator II" (rodada en Marruecos y Malta), generó críticas por su ambigüedad.
El gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, rechazó la propuesta: "Nuestro plan para duplicar incentivos fiscales estatales refleja un compromiso con los trabajos locales". Por su parte, el senador Adam Schiff advirtió sobre "impactos dañinos" de aranceles generalizados, sugiriendo en cambio créditos fiscales federales. Mientras, estudios como Marvel, con "Avengers: Doomsday" en Londres, mantienen sus rodajes sin cambios.
La amenaza de Trump de gravar con un 100% las producciones filmadas fuera de EEUU dejó a la industria preguntándose cómo se aplicarían los aranceles. "¿Se basarían en el presupuesto, los incentivos fiscales locales o las taquillas?", cuestionó David Garrett de Mister Smith Entertainment. Películas como "A Minecraft Movie" (rodada en Canadá y Nueva Zelanda) o "Supergirl: Woman of Tomorrow" (en Londres) enfrentarían aumentos de costes impredecibles.
"Es una política donde todos pierden", criticó Nicholas Tabarrok, productor de Darius Films.
Martin Moszkowicz, productor de la alemana Constantin, señaló que la incertidumbre ya frena proyectos: "Como en la pandemia, una pausa puede ser devastadora". Simon Williams, financista de Ashland Hill, recordó que filmar en países como Bulgaria o Australia reduce costos hasta un 60% comparado con Los Ángeles. Aunque Trump insiste en "hacer grande a Hollywood", Henning Molfenter, exdirector de los alemanes Studios Babelsberg, advirtió que compañías como Disney difícilmente abandonarían hubs establecidos como el de James Cameron en Nueva Zelanda. Netflix, de verse afectada, podría cerrar sus centros de producción en Europa y modificar su política de apoyo a las industrias foráneas locales, confrontando así a las autoridades de esos países, que imponen -como en el caso de Europa- cuotas de mercado para la producción local.
"El 66% de los ingresos de Hollywood viene del extranjero. Un arancel recíproco afectaría a todos", afirmó Tabarrok.
Jon Voight, designado por Trump como embajador en Hollywood, presentó un plan para incentivar producciones nacionales sin aranceles. La propuesta, discutida en Mar-a-Lago, incluye créditos fiscales federales, subsidios a salas de cine y tratados de coproducción. "Queremos que filmar en EEUU sea la primera opción", dijo Scott Karol, socio de Voight.
No obstante, ejecutivos desconocen detalles. "Ni siquiera sabemos cuándo se reunirán con Trump", admitió una fuente anónima de un estudio.
Voight defendió su estrategia: "Hollywood enseña el sueño americano al mundo". Sin embargo, su enfoque contrasta con la postura de Sylvester Stallone y Mel Gibson, otros embajadores de Trump no involucrados. Mientras, la MPAA (Asociación las grandes productoras de EEUU) mantiene silencio, y las acciones de estudios cayeron tras el anuncio de Trump. "Sin claridad, esto solo genera caos", concluyó un productor independiente. Todo apunta a que el momentáneo caos que Trump generó en el comercio internacional y sólo se ha atemperado, podría ahora afectar a la industria audiovisual más poderosa del mundo, y segundo gran negocio de exportación del país, después de las armas.
Observadores en Washington comentaron que el anuncio de esta nueva medida de la Administración Trump, similar a otras en diferentes sectores económicos, podría corresponder a su técnica de negociación habitual, que consiste en amenazar con generar un problema mayúsculo a través de propuestas radicales y excesivas para luego acabar negociando una moderación que al final siempre le deja en ventaja respecto de la situación actual.
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"No quiero perjudicar al sector; quiero ayudarlo", declaró desde la Oficina Oval Trump horas después del primer alarmante anuncio, aunque la Casa Blanca aclaró que "no hay decisiones finales". La medida, que afectaría producciones como "Avatar: Fire and Ash" (filmada en Nueva Zelanda) o "Gladiator II" (rodada en Marruecos y Malta), generó críticas por su ambigüedad.
El gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, rechazó la propuesta: "Nuestro plan para duplicar incentivos fiscales estatales refleja un compromiso con los trabajos locales". Por su parte, el senador Adam Schiff advirtió sobre "impactos dañinos" de aranceles generalizados, sugiriendo en cambio créditos fiscales federales. Mientras, estudios como Marvel, con "Avengers: Doomsday" en Londres, mantienen sus rodajes sin cambios.
La amenaza de Trump de gravar con un 100% las producciones filmadas fuera de EEUU dejó a la industria preguntándose cómo se aplicarían los aranceles. "¿Se basarían en el presupuesto, los incentivos fiscales locales o las taquillas?", cuestionó David Garrett de Mister Smith Entertainment. Películas como "A Minecraft Movie" (rodada en Canadá y Nueva Zelanda) o "Supergirl: Woman of Tomorrow" (en Londres) enfrentarían aumentos de costes impredecibles.
"Es una política donde todos pierden", criticó Nicholas Tabarrok, productor de Darius Films.
Martin Moszkowicz, productor de la alemana Constantin, señaló que la incertidumbre ya frena proyectos: "Como en la pandemia, una pausa puede ser devastadora". Simon Williams, financista de Ashland Hill, recordó que filmar en países como Bulgaria o Australia reduce costos hasta un 60% comparado con Los Ángeles. Aunque Trump insiste en "hacer grande a Hollywood", Henning Molfenter, exdirector de los alemanes Studios Babelsberg, advirtió que compañías como Disney difícilmente abandonarían hubs establecidos como el de James Cameron en Nueva Zelanda. Netflix, de verse afectada, podría cerrar sus centros de producción en Europa y modificar su política de apoyo a las industrias foráneas locales, confrontando así a las autoridades de esos países, que imponen -como en el caso de Europa- cuotas de mercado para la producción local.
"El 66% de los ingresos de Hollywood viene del extranjero. Un arancel recíproco afectaría a todos", afirmó Tabarrok.
Jon Voight, designado por Trump como embajador en Hollywood, presentó un plan para incentivar producciones nacionales sin aranceles. La propuesta, discutida en Mar-a-Lago, incluye créditos fiscales federales, subsidios a salas de cine y tratados de coproducción. "Queremos que filmar en EEUU sea la primera opción", dijo Scott Karol, socio de Voight.
No obstante, ejecutivos desconocen detalles. "Ni siquiera sabemos cuándo se reunirán con Trump", admitió una fuente anónima de un estudio.
Voight defendió su estrategia: "Hollywood enseña el sueño americano al mundo". Sin embargo, su enfoque contrasta con la postura de Sylvester Stallone y Mel Gibson, otros embajadores de Trump no involucrados. Mientras, la MPAA (Asociación las grandes productoras de EEUU) mantiene silencio, y las acciones de estudios cayeron tras el anuncio de Trump. "Sin claridad, esto solo genera caos", concluyó un productor independiente. Todo apunta a que el momentáneo caos que Trump generó en el comercio internacional y sólo se ha atemperado, podría ahora afectar a la industria audiovisual más poderosa del mundo, y segundo gran negocio de exportación del país, después de las armas.
Observadores en Washington comentaron que el anuncio de esta nueva medida de la Administración Trump, similar a otras en diferentes sectores económicos, podría corresponder a su técnica de negociación habitual, que consiste en amenazar con generar un problema mayúsculo a través de propuestas radicales y excesivas para luego acabar negociando una moderación que al final siempre le deja en ventaja respecto de la situación actual.
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