Crítica: "Maquinaria Panamericana", rebelión en la empresa
- por © Correcamara.com-NOTICINE.com
Por Ali López
"Maquinaria Panamericana" (2016), de Joaquín del Paso, es una comedia mexicana, ácida más que negra, sobre el comportamiento humano, por no decir animal, más cruento y primitivo al que se puede llegar. La cinta narra la historia de una empresa, Maquinaria Panamericana, que se encuentra en sus últimos días; con empleados apáticos que han perdido el amor por el trabajo y en un mundo arrollante que los tiene perdidos y atrapados en el tiempo. Sin más, el jefe de la empresa muere, lo que ocasiona una serie de reacciones en cadena que desembocan en el caos total; un retrato de la Generación X perdida en el nacimiento de un siglo abocado a la deshumanización tecnológica.
En los personajes del film se reconoce toda la flora y fauna del mundo godín de la Ciudad de México; aunque la cinta juega con el estereotipo y la creación caricaturesca de sus elementos, no sé convierte en un cuenta-chistes facilón y repetitivo. Del Paso hace del gag su elemento más ínfimo, con un crecimiento exponencial que va haciendo de la risa un crescendo fársico e hipnotizante, similar a la comedia surrealista de Buñuel y su "Ángel exterminador", con el toque autoral y culto de Woody Allen en "Comedia sexual de una noche de verano".
Este reconocimiento tan cercano e íntimo que hay en la representación de los personajes, siendo cada uno de estos una pieza la de la maquinaria, hace que la cinta adquiera una proximidad con el espectador poco pensada en un cast vacío de estrellas. Cintas como "El Infierno" (Luis Estrada, 2010) o "Pastorela" (Emilio Portes, 2011) utilizan el reconocimiento sí, de los caracteres, pero también de los nombres y apellidos que engrosan sus marquesinas. Los rostros ocultos de "Maquinaria Panamericana" construyen una solidez mayor en la conjetura de la representación social; es imposible no dejar de relacionar a alguien de la película con alguien en la vida real.
La sencillez de la trama, y el tratamiento que se le da a ésta, resulta poco común en la comedia nacional, pues su manufactura se acerca más al tono del festival que al de la sala de cine comercial. Aunque todo el tiempo sabemos que estamos frente a una situación satírica, la exaltación de colores, maquillajes y vestuarios no evocan al sketch clásico de la televisión nacional que, muchas veces, se traspasa al cine protagonizado por los mismo que lo hicieron en la pantalla chica; o por la aparición cíclica de un star system de "comedia" que ya resulta soso y poco original e inteligente.
"Maquinaria Panamericana" no es una cinta fácil, su final deja un sabor de boca al que cuesta trabajo agarrarle gusto; pero ahí radica su propuesta, en el sin sabor de la vida actual y cotidiana, que poco tiene de fantástica, aunque la magia se encuentre ahí, en los sitios más comunes.
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"Maquinaria Panamericana" (2016), de Joaquín del Paso, es una comedia mexicana, ácida más que negra, sobre el comportamiento humano, por no decir animal, más cruento y primitivo al que se puede llegar. La cinta narra la historia de una empresa, Maquinaria Panamericana, que se encuentra en sus últimos días; con empleados apáticos que han perdido el amor por el trabajo y en un mundo arrollante que los tiene perdidos y atrapados en el tiempo. Sin más, el jefe de la empresa muere, lo que ocasiona una serie de reacciones en cadena que desembocan en el caos total; un retrato de la Generación X perdida en el nacimiento de un siglo abocado a la deshumanización tecnológica.
En los personajes del film se reconoce toda la flora y fauna del mundo godín de la Ciudad de México; aunque la cinta juega con el estereotipo y la creación caricaturesca de sus elementos, no sé convierte en un cuenta-chistes facilón y repetitivo. Del Paso hace del gag su elemento más ínfimo, con un crecimiento exponencial que va haciendo de la risa un crescendo fársico e hipnotizante, similar a la comedia surrealista de Buñuel y su "Ángel exterminador", con el toque autoral y culto de Woody Allen en "Comedia sexual de una noche de verano".
Este reconocimiento tan cercano e íntimo que hay en la representación de los personajes, siendo cada uno de estos una pieza la de la maquinaria, hace que la cinta adquiera una proximidad con el espectador poco pensada en un cast vacío de estrellas. Cintas como "El Infierno" (Luis Estrada, 2010) o "Pastorela" (Emilio Portes, 2011) utilizan el reconocimiento sí, de los caracteres, pero también de los nombres y apellidos que engrosan sus marquesinas. Los rostros ocultos de "Maquinaria Panamericana" construyen una solidez mayor en la conjetura de la representación social; es imposible no dejar de relacionar a alguien de la película con alguien en la vida real.
La sencillez de la trama, y el tratamiento que se le da a ésta, resulta poco común en la comedia nacional, pues su manufactura se acerca más al tono del festival que al de la sala de cine comercial. Aunque todo el tiempo sabemos que estamos frente a una situación satírica, la exaltación de colores, maquillajes y vestuarios no evocan al sketch clásico de la televisión nacional que, muchas veces, se traspasa al cine protagonizado por los mismo que lo hicieron en la pantalla chica; o por la aparición cíclica de un star system de "comedia" que ya resulta soso y poco original e inteligente.
"Maquinaria Panamericana" no es una cinta fácil, su final deja un sabor de boca al que cuesta trabajo agarrarle gusto; pero ahí radica su propuesta, en el sin sabor de la vida actual y cotidiana, que poco tiene de fantástica, aunque la magia se encuentre ahí, en los sitios más comunes.
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