Crítica: "Vive por mí", trasplante de esperanza social
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Por Israel Damián
"Vive por mi" es una película que en apariencia cumple en todos los aspectos de su realización menos en el más importante. Chema de la Peña, quien ha realizado documentales como "De Salamanca a ninguna parte" (2002), "Un cine como tú en un país como éste" (2010) y la ficción "Amarás sobre todas las cosas" (2016), es el director-guionista de "Vive por mi" (2016), una película que comienza con una introducción que logra generar atención por parte del público, en donde acompañamos a los personajes en una trayectoria desesperada.
De forma entrecruzada, los personajes principales se definen poco a poco: Ana (Martha Higareda en un papel que la aleja de la comedia romántica), es una chica joven que pertenece a una familia adinerada que cae en una crisis económica. Ana, que ha crecido en un ambiente de privilegios, conoce el valor de la humildad gracias a su condición médica. Por otra parte, se encuentra Valentina (Tiaré Scanda), una mujer felizmente casada y dueña de una fonda que atiende con dedicación para poder sustentar su vida junto a su marido, ya que ella también tiene una condición médica.
Una tercera situación recae en el Chayo (Rafael Inclán), el sacerdote de una comunidad de pocos recursos, quien permitirá que se lleva a cabo una tercera situación en donde Gavilán y Mariluz se conocerán.
Hasta este punto, el primer acto es un juego muy bien organizado de líneas narrativas y temporales en donde resalta el talento de Higareda y Scanda al lograr flotar junto con la tensión que el director busca provocar en la película. Pero durante el desarrollo de la historia nos encontraremos con un problema muy severo con su mismo manejo. Al llegar al hospital, estos tres personajes se conocen. Este lugar será el punto de partida que tendrá una historia muy perimetral al objetivo principal de la película, pues el problema es que, a pesar de que el tema de la película es sobre el conflicto que existe alrededor de los trasplantes de órganos y su enfoque en el estudio de las clases sociales alrededor de ese tema está mal realizado.
En el desarrollo de la trama, Mariluz (Margarita Rosa de Francisco), la madre irresponsable de Ana, quien se relaciona con un desconocido, Gavilán (Tenoch Huerta), generará una historia totalmente separada del tema y mal explorada dentro del enfoque. La historia planeada para estos personajes aporta poco y más bien distrae de la trama central a pesar de que la película logra mantener el mismo ritmo intermitente y veloz, con un exceso de situaciones algo eróticas y secundarias.
Al mismo tiempo vemos como la relación entre Ana y Valentina se fortalece y muestra la forma en la que la sociedad trata de resistir ante una esperanza que parece muy distante.
El pánico, la confusión y la desesperación son temas que, a través de breves discursos, se comenzarán a abordar en esta relación. Esto nos premite ver la personalidad de Ana y Valentína y conocer poco a poco sus propias metas. Durante el desenlace de la historia nos vemos envueltos en diversas situaciones tan separadas unas de otras y, al ser productos de motivos demasiado impulsivos, cuesta trabajo generar un mismo interés por cada situación.
"Vive por mi" propone una idea interesante de forma audaz que decae por la falta de cuidado que existe en la misma historia. Genera un ritmo que mantiene atento al público a una historia que desenfoca gravemente su misión para mostrar una interacción entre personajes con impulsos poco lógicos o razonables cuya salvación fue un paralelo que solo aporta dos cosas, una innecesaria experiencia erótica y un exceso de sabor a instinto inconsciente y así este estudio de las diferentes clases sociales se pierde en un drama que no evita caer en lo exagerado. Así, sin abandonarnos, esta película nos atrapa tan fuertemente que es muy probable que queramos escapar.
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"Vive por mi" es una película que en apariencia cumple en todos los aspectos de su realización menos en el más importante. Chema de la Peña, quien ha realizado documentales como "De Salamanca a ninguna parte" (2002), "Un cine como tú en un país como éste" (2010) y la ficción "Amarás sobre todas las cosas" (2016), es el director-guionista de "Vive por mi" (2016), una película que comienza con una introducción que logra generar atención por parte del público, en donde acompañamos a los personajes en una trayectoria desesperada.
De forma entrecruzada, los personajes principales se definen poco a poco: Ana (Martha Higareda en un papel que la aleja de la comedia romántica), es una chica joven que pertenece a una familia adinerada que cae en una crisis económica. Ana, que ha crecido en un ambiente de privilegios, conoce el valor de la humildad gracias a su condición médica. Por otra parte, se encuentra Valentina (Tiaré Scanda), una mujer felizmente casada y dueña de una fonda que atiende con dedicación para poder sustentar su vida junto a su marido, ya que ella también tiene una condición médica.
Una tercera situación recae en el Chayo (Rafael Inclán), el sacerdote de una comunidad de pocos recursos, quien permitirá que se lleva a cabo una tercera situación en donde Gavilán y Mariluz se conocerán.
Hasta este punto, el primer acto es un juego muy bien organizado de líneas narrativas y temporales en donde resalta el talento de Higareda y Scanda al lograr flotar junto con la tensión que el director busca provocar en la película. Pero durante el desarrollo de la historia nos encontraremos con un problema muy severo con su mismo manejo. Al llegar al hospital, estos tres personajes se conocen. Este lugar será el punto de partida que tendrá una historia muy perimetral al objetivo principal de la película, pues el problema es que, a pesar de que el tema de la película es sobre el conflicto que existe alrededor de los trasplantes de órganos y su enfoque en el estudio de las clases sociales alrededor de ese tema está mal realizado.
En el desarrollo de la trama, Mariluz (Margarita Rosa de Francisco), la madre irresponsable de Ana, quien se relaciona con un desconocido, Gavilán (Tenoch Huerta), generará una historia totalmente separada del tema y mal explorada dentro del enfoque. La historia planeada para estos personajes aporta poco y más bien distrae de la trama central a pesar de que la película logra mantener el mismo ritmo intermitente y veloz, con un exceso de situaciones algo eróticas y secundarias.
Al mismo tiempo vemos como la relación entre Ana y Valentina se fortalece y muestra la forma en la que la sociedad trata de resistir ante una esperanza que parece muy distante.
El pánico, la confusión y la desesperación son temas que, a través de breves discursos, se comenzarán a abordar en esta relación. Esto nos premite ver la personalidad de Ana y Valentína y conocer poco a poco sus propias metas. Durante el desenlace de la historia nos vemos envueltos en diversas situaciones tan separadas unas de otras y, al ser productos de motivos demasiado impulsivos, cuesta trabajo generar un mismo interés por cada situación.
"Vive por mi" propone una idea interesante de forma audaz que decae por la falta de cuidado que existe en la misma historia. Genera un ritmo que mantiene atento al público a una historia que desenfoca gravemente su misión para mostrar una interacción entre personajes con impulsos poco lógicos o razonables cuya salvación fue un paralelo que solo aporta dos cosas, una innecesaria experiencia erótica y un exceso de sabor a instinto inconsciente y así este estudio de las diferentes clases sociales se pierde en un drama que no evita caer en lo exagerado. Así, sin abandonarnos, esta película nos atrapa tan fuertemente que es muy probable que queramos escapar.
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