Crítica: "Arpón", confusa denuncia
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Por Edurne Sarriegui
El venezolano Tom Espinoza estrena en Argentina, su patria de adopción, su primer largometraje. Con coproducción argentina, venezolana y española, este drama con impronta de thriller, pone de relieve diferentes peligros que acosan a una adolescencia en riesgo, pero no profundiza en ninguno de ellos.
Argüello (Germán de Silva) es el director de un colegio secundario del conurbano bonaerense. Los alumnos parecen acostumbrados a los modos autoritarios de su director que revisa compulsivamente las mochilas de los estudiantes buscando elementos prohibidos. No sabemos bien si lo que busca son drogas o tal vez armas pero aparentemente los chicos que asisten a ese centro de enseñanza están al borde de la exclusión social.
La ausencia de las familias en el film hace patente una parte del abandono que padecen mientras que Argüello resulta un personaje ambiguo en su comportamiento. No sabemos si sus actitudes responden a una preocupación sincera y legítima por su alumnado o si hay en ellas algo más oscuro y reprobable.
Al mismo tiempo, la relación entre profesores hace evidente la tensión que generan los problemas que tienen lugar en la escuela y los enfrentamientos que esto provoca entre ellos.
Cata (Nina Suárez) es una alumna rebelde. La ausencia de su familia después de que sufre un accidente pone a alumna y profesor en una situación de proximidad inesperada y ante complicaciones difíciles de prever.
La cinta se refiere también a temas como la trata de personas, el abuso de menores, la precariedad laboral y la distorsión corporal adolescente. Sobrevuela todos ellos de manera somera y tangencial sin profundizar en ninguno. Eso lo convierte en un film errático que si bien consigue llamar la atención sobre el destino de Cata no logra dibujar los perfiles de los personajes ni delinear la problemática predominante. Tal vez cae en el defecto de querer tocar diversos asuntos sin llegar a definir la tesis del argumento.
"Arpón" resulta confusa e induce al equívoco en muchos momentos, resultando su falta de precisión su mayor enemigo a la hora de fijar cuáles son sus intenciones y las percepciones que genera.
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El venezolano Tom Espinoza estrena en Argentina, su patria de adopción, su primer largometraje. Con coproducción argentina, venezolana y española, este drama con impronta de thriller, pone de relieve diferentes peligros que acosan a una adolescencia en riesgo, pero no profundiza en ninguno de ellos.
Argüello (Germán de Silva) es el director de un colegio secundario del conurbano bonaerense. Los alumnos parecen acostumbrados a los modos autoritarios de su director que revisa compulsivamente las mochilas de los estudiantes buscando elementos prohibidos. No sabemos bien si lo que busca son drogas o tal vez armas pero aparentemente los chicos que asisten a ese centro de enseñanza están al borde de la exclusión social.
La ausencia de las familias en el film hace patente una parte del abandono que padecen mientras que Argüello resulta un personaje ambiguo en su comportamiento. No sabemos si sus actitudes responden a una preocupación sincera y legítima por su alumnado o si hay en ellas algo más oscuro y reprobable.
Al mismo tiempo, la relación entre profesores hace evidente la tensión que generan los problemas que tienen lugar en la escuela y los enfrentamientos que esto provoca entre ellos.
Cata (Nina Suárez) es una alumna rebelde. La ausencia de su familia después de que sufre un accidente pone a alumna y profesor en una situación de proximidad inesperada y ante complicaciones difíciles de prever.
La cinta se refiere también a temas como la trata de personas, el abuso de menores, la precariedad laboral y la distorsión corporal adolescente. Sobrevuela todos ellos de manera somera y tangencial sin profundizar en ninguno. Eso lo convierte en un film errático que si bien consigue llamar la atención sobre el destino de Cata no logra dibujar los perfiles de los personajes ni delinear la problemática predominante. Tal vez cae en el defecto de querer tocar diversos asuntos sin llegar a definir la tesis del argumento.
"Arpón" resulta confusa e induce al equívoco en muchos momentos, resultando su falta de precisión su mayor enemigo a la hora de fijar cuáles son sus intenciones y las percepciones que genera.
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