Crítica: "Vivir dos veces", ¿Acaso hay una segunda oportunidad?
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Por Eduardo Larrocha
En "Vivir dos veces" (2019) la realizadora española María Ripoll propone una reflexión sobre el paso del tiempo, las mentiras sobre que a veces construyen nuestras vidas y la memoria como rincón privilegiado de la propia identidad. Perder esa memoria vendría a ser otra forma de morir. Con esta nueva película la directora catalana da un cierto giro en su carrera después de sus variados registros de "Rastros de sándalo" (2014), "Ahora o nunca" (2015) y "No culpes al Karma de lo que te pasa por gilipollas" (2016).
Esta comedia con tintes dramáticos, que se califica a sí misma de emocionante, llega ciertamente a emocionar a base de edulcorar los últimos tramos de metraje. En general "Vivir dos veces" entretiene gracias al buen trabajo de los actores que dan vida y dinamismo al guión de María Mínguez. En algún momento, sin embargo parece que el guión está estirado, que faltan gags para sostener los 95 minutos que dura la película. Hay una secuencia insistente y repetitiva, como si el espectador no supiera ya lo que le están contando.
El protagonista principal de "Vivir dos veces" es el argentino Oscar Martínez, en el papel de Emilio. Interpreta a un venerable matemático y profesor a punto de olvidar al amor de su vida. Este viejo cascarrabias se resiste a los embates de la edad que le llega en forma de un Alzheimer devorador de sus recuerdos. Una propuesta cinematográfica sobre esta enfermedad a la española y más divertida que "El diario de Noah" de Nick Cassavetes. La magnífica interpretación de personaje vitalista resistente y amargado algo nos recuerda a su papel de escritor galardonado en "El ciudadano ilustre", la producción argentina en la que muchos descubrimos al actor. Hay que decir en su desfavor que también se aprecian algunos guiños a su personaje demasiado histriónico de "Toc, toc".
Después del papel en la serie de televisión "Arde Madrid", Inma Cuesta que ya había trabajado en "Capitán Koblic" junto a Oscar Martínez, es Julia, la hija de Emilio que tiene el lógico sentimiento ambivalente frente a un padre ingobernable. Ella a pesar de las resistencias de su progenitor hace lo imposible por asumir sus cuidados. Mención especial merece Mafalda Carbonell, Blanca, nieta brillante y epatante, todo un genio de la telefonía y la informática. Puede que esta niña de 10 años en el momento del rodaje, que viene a ser nuestra "Pequeña Miss Sunshine", y con una vis cómica impresionante se convierta en el descubrimiento en casting de la temporada cinematográfica. Por último Felipe, padre de Blanca y marido de Julia, Nacho López, resulta ser un coaching insoportable lleno de los tics que da su inventada profesión con la que no llega a sacar adelante a su familia.
"Vivir dos veces", con su tono entre el drama familiar y la comedia, tiene algo de esperanzada road movie o viaje iniciático de los miembros de ese clan familiar. Esta producción española que se estrena ahora a las puertas del otoño ha sido rodada en Navarra y sobre todo en algunas maravillosas localizaciones de Valencia, especialmente cuando se adentra en aguas y tierras de la albufera.
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En "Vivir dos veces" (2019) la realizadora española María Ripoll propone una reflexión sobre el paso del tiempo, las mentiras sobre que a veces construyen nuestras vidas y la memoria como rincón privilegiado de la propia identidad. Perder esa memoria vendría a ser otra forma de morir. Con esta nueva película la directora catalana da un cierto giro en su carrera después de sus variados registros de "Rastros de sándalo" (2014), "Ahora o nunca" (2015) y "No culpes al Karma de lo que te pasa por gilipollas" (2016).
Esta comedia con tintes dramáticos, que se califica a sí misma de emocionante, llega ciertamente a emocionar a base de edulcorar los últimos tramos de metraje. En general "Vivir dos veces" entretiene gracias al buen trabajo de los actores que dan vida y dinamismo al guión de María Mínguez. En algún momento, sin embargo parece que el guión está estirado, que faltan gags para sostener los 95 minutos que dura la película. Hay una secuencia insistente y repetitiva, como si el espectador no supiera ya lo que le están contando.
El protagonista principal de "Vivir dos veces" es el argentino Oscar Martínez, en el papel de Emilio. Interpreta a un venerable matemático y profesor a punto de olvidar al amor de su vida. Este viejo cascarrabias se resiste a los embates de la edad que le llega en forma de un Alzheimer devorador de sus recuerdos. Una propuesta cinematográfica sobre esta enfermedad a la española y más divertida que "El diario de Noah" de Nick Cassavetes. La magnífica interpretación de personaje vitalista resistente y amargado algo nos recuerda a su papel de escritor galardonado en "El ciudadano ilustre", la producción argentina en la que muchos descubrimos al actor. Hay que decir en su desfavor que también se aprecian algunos guiños a su personaje demasiado histriónico de "Toc, toc".
Después del papel en la serie de televisión "Arde Madrid", Inma Cuesta que ya había trabajado en "Capitán Koblic" junto a Oscar Martínez, es Julia, la hija de Emilio que tiene el lógico sentimiento ambivalente frente a un padre ingobernable. Ella a pesar de las resistencias de su progenitor hace lo imposible por asumir sus cuidados. Mención especial merece Mafalda Carbonell, Blanca, nieta brillante y epatante, todo un genio de la telefonía y la informática. Puede que esta niña de 10 años en el momento del rodaje, que viene a ser nuestra "Pequeña Miss Sunshine", y con una vis cómica impresionante se convierta en el descubrimiento en casting de la temporada cinematográfica. Por último Felipe, padre de Blanca y marido de Julia, Nacho López, resulta ser un coaching insoportable lleno de los tics que da su inventada profesión con la que no llega a sacar adelante a su familia.
"Vivir dos veces", con su tono entre el drama familiar y la comedia, tiene algo de esperanzada road movie o viaje iniciático de los miembros de ese clan familiar. Esta producción española que se estrena ahora a las puertas del otoño ha sido rodada en Navarra y sobre todo en algunas maravillosas localizaciones de Valencia, especialmente cuando se adentra en aguas y tierras de la albufera.
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