Crítica: "Todo en juego", valiosa opción familiar
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Por Miguel Ravelo
Lanzada a través de la Cineteca Nacional de México, "Todo en juego", dirigida por Alfredo Marrón ("Celso Piña. El rebelde del acordeón"), cuenta con guión de María Diego y producción de Ariel Gordon, para proponer una historia que puede ubicarse en el género "coming of age", o "historia de crecimiento": aquellas que nos muestran ya sea la evolución psicológica o moral de su protagonista, el cual suele ser un niño que se enfrenta a la llegada de la adolescencia y que deberá afrontar un hecho fundamental que, independientemente de su éxito, terminará formándolo como persona y como adulto.
La experiencia del director está más que comprobada: además del mencionado trabajo, Marrón fungió como Director de Producción en Canal Once en una época en la que vieron la luz algunos de los más valiosos contenidos producidos en esta televisora. Fue además Director de Once Niños, labor que sin duda aportó no solamente experiencia, sino una sensibilidad especial para trabajar con los muy jóvenes protagonistas de la película que hoy nos ocupa.
"Todo en juego" llega este 2020 como una destacable propuesta que busca explorar no solamente la infancia, sino el momento definitivo en que un niño debe enfrentar una de sus primeras y más duras pruebas de vida. La cinta nos ofrece la historia de Ismael (Emanuel Torres), un joven de unos 12 años de edad que ama el béisbol, pero que padece asma, situación que le impide destacar entre los equipos amateur del poblado oaxaqueño en el que vive. Marrón nos ofrece una mirada al mundo cotidiano de Ismael, un joven tímido que pasa sus días ayudando a su padre (Dagoberto Gama) en su tienda de abarrotes (la cual también funciona como cantina local) y soñando en convertirse en un beisbolista profesional.
La buena mancuerna lograda entre la guionista y el director consigue transmitir la mirada de un joven que no entiende bien qué pasa a su alrededor y trata de explicarse el mundo en el que vive con las pocas herramientas que tiene a su disposición. Al parecer, ninguna de las figuras adultas que lo rodean tienen el tiempo de escucharlo y mucho menos orientarlo. Al conocerlo, seremos testigos de cómo Ismael comenzará a sentir los primeros signos de un enamoramiento fugaz, intentará comprender y aceptar que su situación de salud se interpone entre él y sus sueños, y además será testigo de un acto criminal que lo hundirá en un conflicto personal y emocional en el que se encuentran algunos de los momentos más logrados de la historia.
Una de las virtudes de "Todo en juego" es la posición que aborda al mostrar la mirada infantil que cada vez se acerca más a la preadolescencia. Es valiosa la manera en que se decide desarrollar las dudas que carcomen la mente de un niño que no logra entender si existe o no una forma segura de resolverlas. El miedo a lo que presenció, el saber que debe ser valiente y enfrentar lo que reconoce como incorrecto, pero al mismo tiempo la incertidumbre que esto le genera y su creciente inseguridad, serán constantes antagonistas que el director mostrará abiertamente, evitando maquillajes innecesarios que podrían suavizar la historia.
Destaca la presencia de Luis Alberti ("Mano de obra", 2019), quien una vez más demuestra su posición como uno de los más sólidos actores en el cine mexicano actual. La carga antagónica que su personaje lleva en "Todo en juego" está cuidadosamente trabajada en las secuencias que comparte con el grupo de niños. Su personaje alcanza el punto justo para ser profundamente atemorizante sin caer en excesos.
Enmarcada por espectaculares tomas de Mazunte capturadas por la lente de César Gutiérrez Miranda, la historia que Marrón explora parece decirnos que la vida de este muchacho de campo tendría que estar llena de risas, juegos y diversión, sin preocuparse –todavía- por ningún problema de los que dominan el mundo de los adultos. Cada niño debe vivir una época de inocencia que invariablemente terminará dejándose atrás, pero es labor de cada adulto ofrecer un momento en su vida para escucharlos y hacer el proceso lo más llevadero posible. El viaje que vemos en Ismael, aderezado por la frescura que Torres le imprime a su personaje, hacen que "Todo en juego" sea una valiosa opción dentro de la cartelera que ofrece actualmente la Cineteca Nacional.
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Lanzada a través de la Cineteca Nacional de México, "Todo en juego", dirigida por Alfredo Marrón ("Celso Piña. El rebelde del acordeón"), cuenta con guión de María Diego y producción de Ariel Gordon, para proponer una historia que puede ubicarse en el género "coming of age", o "historia de crecimiento": aquellas que nos muestran ya sea la evolución psicológica o moral de su protagonista, el cual suele ser un niño que se enfrenta a la llegada de la adolescencia y que deberá afrontar un hecho fundamental que, independientemente de su éxito, terminará formándolo como persona y como adulto.
La experiencia del director está más que comprobada: además del mencionado trabajo, Marrón fungió como Director de Producción en Canal Once en una época en la que vieron la luz algunos de los más valiosos contenidos producidos en esta televisora. Fue además Director de Once Niños, labor que sin duda aportó no solamente experiencia, sino una sensibilidad especial para trabajar con los muy jóvenes protagonistas de la película que hoy nos ocupa.
"Todo en juego" llega este 2020 como una destacable propuesta que busca explorar no solamente la infancia, sino el momento definitivo en que un niño debe enfrentar una de sus primeras y más duras pruebas de vida. La cinta nos ofrece la historia de Ismael (Emanuel Torres), un joven de unos 12 años de edad que ama el béisbol, pero que padece asma, situación que le impide destacar entre los equipos amateur del poblado oaxaqueño en el que vive. Marrón nos ofrece una mirada al mundo cotidiano de Ismael, un joven tímido que pasa sus días ayudando a su padre (Dagoberto Gama) en su tienda de abarrotes (la cual también funciona como cantina local) y soñando en convertirse en un beisbolista profesional.
La buena mancuerna lograda entre la guionista y el director consigue transmitir la mirada de un joven que no entiende bien qué pasa a su alrededor y trata de explicarse el mundo en el que vive con las pocas herramientas que tiene a su disposición. Al parecer, ninguna de las figuras adultas que lo rodean tienen el tiempo de escucharlo y mucho menos orientarlo. Al conocerlo, seremos testigos de cómo Ismael comenzará a sentir los primeros signos de un enamoramiento fugaz, intentará comprender y aceptar que su situación de salud se interpone entre él y sus sueños, y además será testigo de un acto criminal que lo hundirá en un conflicto personal y emocional en el que se encuentran algunos de los momentos más logrados de la historia.
Una de las virtudes de "Todo en juego" es la posición que aborda al mostrar la mirada infantil que cada vez se acerca más a la preadolescencia. Es valiosa la manera en que se decide desarrollar las dudas que carcomen la mente de un niño que no logra entender si existe o no una forma segura de resolverlas. El miedo a lo que presenció, el saber que debe ser valiente y enfrentar lo que reconoce como incorrecto, pero al mismo tiempo la incertidumbre que esto le genera y su creciente inseguridad, serán constantes antagonistas que el director mostrará abiertamente, evitando maquillajes innecesarios que podrían suavizar la historia.
Destaca la presencia de Luis Alberti ("Mano de obra", 2019), quien una vez más demuestra su posición como uno de los más sólidos actores en el cine mexicano actual. La carga antagónica que su personaje lleva en "Todo en juego" está cuidadosamente trabajada en las secuencias que comparte con el grupo de niños. Su personaje alcanza el punto justo para ser profundamente atemorizante sin caer en excesos.
Enmarcada por espectaculares tomas de Mazunte capturadas por la lente de César Gutiérrez Miranda, la historia que Marrón explora parece decirnos que la vida de este muchacho de campo tendría que estar llena de risas, juegos y diversión, sin preocuparse –todavía- por ningún problema de los que dominan el mundo de los adultos. Cada niño debe vivir una época de inocencia que invariablemente terminará dejándose atrás, pero es labor de cada adulto ofrecer un momento en su vida para escucharlos y hacer el proceso lo más llevadero posible. El viaje que vemos en Ismael, aderezado por la frescura que Torres le imprime a su personaje, hacen que "Todo en juego" sea una valiosa opción dentro de la cartelera que ofrece actualmente la Cineteca Nacional.
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