Crítica: "Cuando las nubes esconden la sombra", el viaje íntimo de María Alché al fin del mundo
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Juan Pablo Russo
En "Cuando las nubes esconden la sombra", el chileno José Luis Torres Leiva articula una experiencia sensorial y narrativa que interpela el duelo, la espera y la transformación, a partir de un relato en clave de contemplación protagonizado por la argentina María Alché en la ciudad más austral del continente.
En "Cuando las nubes esconden la sombra" (2024), María, una actriz, llega a Puerto Williams, en el extremo sur de Chile, para rodar una película. Una tormenta imprevista demora la llegada del equipo técnico, y ese aislamiento forzado la confronta con un malestar físico persistente. En busca de alivio, comienza a vincularse con los habitantes del lugar, iniciando un proceso introspectivo en el que el cuerpo, el paisaje y la memoria se entrelazan y resignifican.
Más que desarrollar una narración tradicional, José Luis Torres Leiva construye una experiencia sensorial que se despliega en capas. La protagonista se desplaza por el espacio como quien recorre un archivo vivo, donde los recuerdos emergen sin orden ni certeza. Esa exploración silenciosa y fragmentaria activa un duelo latente, que no se explicita sino que se sugiere a través de gestos mínimos.
La ciudad más austral del mundo se convierte así en un organismo simbiótico. No hay palabra que defina, sino una presencia que contiene y transforma. En ese cruce entre territorio y subjetividad se revela una poética del desplazamiento: caminar como forma de pensar, de procesar, de sanar.
El guion —coescrito con Alejandra Moffat— elude el dramatismo. Prefiere una gramática del detalle, donde lo aparentemente trivial carga con significados profundos. Una taza de té, un murmullo, una mirada hacia el canal de Beagle son signos de una narrativa que no busca avanzar, sino desplegarse en lo sensible.
El sonido y la luz cumplen aquí una función evocadora, no ilustrativa. El viento, el crujido de la madera, las olas, incluso el silencio, modelan el ritmo de una película que no apura, sino que sostiene. Cada plano parece pensado como un espacio de contemplación.
"Cuando las nubes esconden la sombra" propone una pausa, un desvío, un modo distinto de mirar. Desde Puerto Williams, en los márgenes del continente y del lenguaje, Torres Leiva traza un mapa emocional sin contornos fijos, donde el paisaje refleja lo que no se puede nombrar. En esa deriva —más próxima a la experiencia que al argumento— el cine deviene en compañía.
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En "Cuando las nubes esconden la sombra", el chileno José Luis Torres Leiva articula una experiencia sensorial y narrativa que interpela el duelo, la espera y la transformación, a partir de un relato en clave de contemplación protagonizado por la argentina María Alché en la ciudad más austral del continente.
En "Cuando las nubes esconden la sombra" (2024), María, una actriz, llega a Puerto Williams, en el extremo sur de Chile, para rodar una película. Una tormenta imprevista demora la llegada del equipo técnico, y ese aislamiento forzado la confronta con un malestar físico persistente. En busca de alivio, comienza a vincularse con los habitantes del lugar, iniciando un proceso introspectivo en el que el cuerpo, el paisaje y la memoria se entrelazan y resignifican.
Más que desarrollar una narración tradicional, José Luis Torres Leiva construye una experiencia sensorial que se despliega en capas. La protagonista se desplaza por el espacio como quien recorre un archivo vivo, donde los recuerdos emergen sin orden ni certeza. Esa exploración silenciosa y fragmentaria activa un duelo latente, que no se explicita sino que se sugiere a través de gestos mínimos.
La ciudad más austral del mundo se convierte así en un organismo simbiótico. No hay palabra que defina, sino una presencia que contiene y transforma. En ese cruce entre territorio y subjetividad se revela una poética del desplazamiento: caminar como forma de pensar, de procesar, de sanar.
El guion —coescrito con Alejandra Moffat— elude el dramatismo. Prefiere una gramática del detalle, donde lo aparentemente trivial carga con significados profundos. Una taza de té, un murmullo, una mirada hacia el canal de Beagle son signos de una narrativa que no busca avanzar, sino desplegarse en lo sensible.
El sonido y la luz cumplen aquí una función evocadora, no ilustrativa. El viento, el crujido de la madera, las olas, incluso el silencio, modelan el ritmo de una película que no apura, sino que sostiene. Cada plano parece pensado como un espacio de contemplación.
"Cuando las nubes esconden la sombra" propone una pausa, un desvío, un modo distinto de mirar. Desde Puerto Williams, en los márgenes del continente y del lenguaje, Torres Leiva traza un mapa emocional sin contornos fijos, donde el paisaje refleja lo que no se puede nombrar. En esa deriva —más próxima a la experiencia que al argumento— el cine deviene en compañía.
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