Crónicas
Proyectos y rodajes: "Cien años de soledad" resumidos en 26 minutos, acortan el "Método", Molina Foix escribió para Charo López, Patricia Arriaga aumenta "La nao de China"
9-VIII-05
- El clásico de García Márquez "Cien años de soledad" se convertirá en un film de menos de media hora, 26 minutos, que con destino a la TV húngara rodará en la ciudad de Cartagena de Indias un realizador de esa misma nacionalidad, Peter Gothar ("Milota", "Hungarian Beauty", "Passport"...). La filmación se desarrollará este mismo mes, según informa Pantalla Colombia, en los escenarios donde se desarrolla la historia, como son los poblados de la zona bananera del norteño departamento del Magdalena. Se trata de un proyecto de la Televisión del Estado de Hungría y MTV, y será presentado en el marco de la licencia de la BBC de Londres, en la exitosa serie de divulgación y entretenimiento literarios Big Read. En la primera fase de la versión húngara de esta serie, trasmitida ya por MTV, los lectores de ese país eligieron la novela de García Márquez entre las 12 más populares.
- El film del argentino Marcelo Piñeyro "El método Grönholm", rodado en España, acaba de perder su apellido. Debido a la coincidencia en el tiempo de la reposición de la obra teatral homónima en la que se basa, escrita por Jordi Galcerán Ferrer, y del previsto estreno (23 de septiembre) del film, las productoras Alquimia y Tornasol han acordado con el dramaturgo y los empresarios teatrales modificar el título oficial de la película, que ahora se llamará sólo "El método", con el objeto de "evitar perjuicios de explotación entre ellas debidos a la coincidencia de títulos", según explican en un comunicado.
- Charo López será la protagonista de la segunda cinta del escritor y crítico de cine levantino Vicente Molina Foix, "El dios de madera", que se rodará a finales de este año, a partir de un guión del propio cineasta que bebe de la actualidad, con el tema de la emigración y la llegada a España de miles de personas procedentes de América Latina, el Magreb o la Europa del Este como telón de fondo. Según ha explicado Molina Foix a Efe, escribió el personaje protagonista pensando en López, actriz de larga trayectoria en cine, teatro y TV, en una historia sobre "el choque entre dos mundos, el de la emigración y el de la familia española. Es una especie de triángulo amoroso con el problema de fondo de la inmigración de gente muy humilde en España".
- La mexicana Patricia Arriaga está enfrascada en la postproducción de "La nao de China", film surgido a partir de una historia que la misma autora desarrolló previamente en formato de cortometraje. Tras ganar con él varios premios y ayudas oficiales, Arriaga se planteó con sus protagonistas Arcelia Ramírez y el catalán Sergi Mateu volver al set y ampliarlo. "No fue nada difícil para mí alargar esta historia, por el contrario, me sobraba material para desarrollar cada personaje. Todo estaba ahí", afirmaba la realizadora y guionista al dar a conocer el final del rodaje. "La nao de China" cuenta la relación entre un pintor a punto de quedarse ciego y a una joven sirvienta que trabaja en un burdel. Marisol Centeno, Gina Moret, Enrique Arreola, Cristina Michaus, Martín Lasalle, y Pablo Astiazarán completan el reparto.
- El clásico de García Márquez "Cien años de soledad" se convertirá en un film de menos de media hora, 26 minutos, que con destino a la TV húngara rodará en la ciudad de Cartagena de Indias un realizador de esa misma nacionalidad, Peter Gothar ("Milota", "Hungarian Beauty", "Passport"...). La filmación se desarrollará este mismo mes, según informa Pantalla Colombia, en los escenarios donde se desarrolla la historia, como son los poblados de la zona bananera del norteño departamento del Magdalena. Se trata de un proyecto de la Televisión del Estado de Hungría y MTV, y será presentado en el marco de la licencia de la BBC de Londres, en la exitosa serie de divulgación y entretenimiento literarios Big Read. En la primera fase de la versión húngara de esta serie, trasmitida ya por MTV, los lectores de ese país eligieron la novela de García Márquez entre las 12 más populares.
- El film del argentino Marcelo Piñeyro "El método Grönholm", rodado en España, acaba de perder su apellido. Debido a la coincidencia en el tiempo de la reposición de la obra teatral homónima en la que se basa, escrita por Jordi Galcerán Ferrer, y del previsto estreno (23 de septiembre) del film, las productoras Alquimia y Tornasol han acordado con el dramaturgo y los empresarios teatrales modificar el título oficial de la película, que ahora se llamará sólo "El método", con el objeto de "evitar perjuicios de explotación entre ellas debidos a la coincidencia de títulos", según explican en un comunicado.
- Charo López será la protagonista de la segunda cinta del escritor y crítico de cine levantino Vicente Molina Foix, "El dios de madera", que se rodará a finales de este año, a partir de un guión del propio cineasta que bebe de la actualidad, con el tema de la emigración y la llegada a España de miles de personas procedentes de América Latina, el Magreb o la Europa del Este como telón de fondo. Según ha explicado Molina Foix a Efe, escribió el personaje protagonista pensando en López, actriz de larga trayectoria en cine, teatro y TV, en una historia sobre "el choque entre dos mundos, el de la emigración y el de la familia española. Es una especie de triángulo amoroso con el problema de fondo de la inmigración de gente muy humilde en España".
- La mexicana Patricia Arriaga está enfrascada en la postproducción de "La nao de China", film surgido a partir de una historia que la misma autora desarrolló previamente en formato de cortometraje. Tras ganar con él varios premios y ayudas oficiales, Arriaga se planteó con sus protagonistas Arcelia Ramírez y el catalán Sergi Mateu volver al set y ampliarlo. "No fue nada difícil para mí alargar esta historia, por el contrario, me sobraba material para desarrollar cada personaje. Todo estaba ahí", afirmaba la realizadora y guionista al dar a conocer el final del rodaje. "La nao de China" cuenta la relación entre un pintor a punto de quedarse ciego y a una joven sirvienta que trabaja en un burdel. Marisol Centeno, Gina Moret, Enrique Arreola, Cristina Michaus, Martín Lasalle, y Pablo Astiazarán completan el reparto.
- © Redacción / Corresponsales-NOTICINE.com
Leticia Gutiérrez, una mexicana en el cine de Jean Luc Godard
9-VIII-05
Su nombre es Leticia Gutiérrez y desde hace 10 años vive en París, Francia. Por aquel entonces se fue a estudiar arte dramático y comenzó a trabajar en teatro, ahora se encuentra de regreso aprovechando el estreno en México de "Nuestra Música" la más reciente cinta de Jean-Luc Godard, el cineasta radical con más de 80 obras en su haber, que ahora llega a las pantallas comerciales mexicanas.
Sobre su experiencia de haber trabajado con quien fuera cabeza principal de la Nueva Ola Francesa (Nouvelle Vague), Leticia Gutiérrez, nacida en el estado de Oaxaca y con rasgos indígenas, comenta: "Godard buscaba a estos 3 personajes indígenas y no los encontraba en Francia, de hecho no había, hasta llegó a pensar en buscarlos en Estados Unidos".
Con participaciones en cine tanto en México como en Europa en "La Milpa" (2002) de Patricia Rigen, "Cuento de hadas para dormir cocodrilos" (2002) de Ignacio Ortiz y "Blueberry" (2004) de Jan Kounen, lo que confirma su deseo de seguir trabajando en ambos lados del Atlántico, platica que su agente le hizo llegar sus datos a la persona encargada del elenco en las películas de Godard.
Sobre lo que le dejó haber trabajado con Godard en la película que se sitúa en el Sarajevo actual, comenta "fue un estimulo a varios niveles, me puse a leer muchas cosas, el encuentro con los escritores fue muy interesante, y la ciudad de Sarajevo me marcó mucho".
A Leticia se le puede identificar en la escena que ocurre dentro de una biblioteca que fue quemada donde aparece junto otros dos indios americanos de raza pura endonde se escuchan parte del texto del libro "El último grito del Piel Roja". Al hablar sobre las víctimas y los victimarios "Godard quería hacer el paralelo entre el pueblo de Sarajevo y los indígenas". Y aunque ella es mestiza considera que era muy fuerte la escena "con ese texto y ese lugar que esta cargado de historia".
Sobre la personalidad del director de "Sin aliento", la actriz califica a Godard como"una persona extremadamente inteligente y culta, tiene un mirada muy penetrante, sabe mirar a través de ti. De repente te puede dejar sin contestar una pregunta o bien se puede despedir dándote un beso en la frente".
"Como actriz me pedía que platicara con él" y es que Godard "trabaja con un guión estructurado pero acepta proposiciones". Leticia confesó que contrariamente a la fama de tener carácter amargo, para esta realización el cineasta se mostró muy ligero.
Su nombre es Leticia Gutiérrez y desde hace 10 años vive en París, Francia. Por aquel entonces se fue a estudiar arte dramático y comenzó a trabajar en teatro, ahora se encuentra de regreso aprovechando el estreno en México de "Nuestra Música" la más reciente cinta de Jean-Luc Godard, el cineasta radical con más de 80 obras en su haber, que ahora llega a las pantallas comerciales mexicanas.
Sobre su experiencia de haber trabajado con quien fuera cabeza principal de la Nueva Ola Francesa (Nouvelle Vague), Leticia Gutiérrez, nacida en el estado de Oaxaca y con rasgos indígenas, comenta: "Godard buscaba a estos 3 personajes indígenas y no los encontraba en Francia, de hecho no había, hasta llegó a pensar en buscarlos en Estados Unidos".
Con participaciones en cine tanto en México como en Europa en "La Milpa" (2002) de Patricia Rigen, "Cuento de hadas para dormir cocodrilos" (2002) de Ignacio Ortiz y "Blueberry" (2004) de Jan Kounen, lo que confirma su deseo de seguir trabajando en ambos lados del Atlántico, platica que su agente le hizo llegar sus datos a la persona encargada del elenco en las películas de Godard.
Sobre lo que le dejó haber trabajado con Godard en la película que se sitúa en el Sarajevo actual, comenta "fue un estimulo a varios niveles, me puse a leer muchas cosas, el encuentro con los escritores fue muy interesante, y la ciudad de Sarajevo me marcó mucho".
A Leticia se le puede identificar en la escena que ocurre dentro de una biblioteca que fue quemada donde aparece junto otros dos indios americanos de raza pura endonde se escuchan parte del texto del libro "El último grito del Piel Roja". Al hablar sobre las víctimas y los victimarios "Godard quería hacer el paralelo entre el pueblo de Sarajevo y los indígenas". Y aunque ella es mestiza considera que era muy fuerte la escena "con ese texto y ese lugar que esta cargado de historia".
Sobre la personalidad del director de "Sin aliento", la actriz califica a Godard como"una persona extremadamente inteligente y culta, tiene un mirada muy penetrante, sabe mirar a través de ti. De repente te puede dejar sin contestar una pregunta o bien se puede despedir dándote un beso en la frente".
"Como actriz me pedía que platicara con él" y es que Godard "trabaja con un guión estructurado pero acepta proposiciones". Leticia confesó que contrariamente a la fama de tener carácter amargo, para esta realización el cineasta se mostró muy ligero.
- © Víctor Bustos (México)-NOTICINE.com
Estreno: "Rosario Tijeras", sexo, pistolas y droga, con cierto caos
8-VIII-05
Los jóvenes pandilleros de Medellín, Colombia, también llamados sicarios, son profundamente religiosos y todos los días, antes de salir a matar por encargo o por gusto ofrecen sus balas hervidas en agua bendita a una imagen de la Virgen mientras cargan sus pistolas, encienden un cirio y musitan una oración temblorosa para protegerse de sus enemigos, una oración elevada al Santo Juez: "Si ojos tienen que no me vean; si manos tienen que no me agarren; no permitas que me sorprendan por la espalda; no permitas que mi muerte sea violenta; no permitas que mi sangre se derrame. Tú, que todo lo conoces, sabes de mis pecados, pero tambien sabes de mi fe. No me desampares, Amén". Muchas veces el Santo Juez se hace el sordo, ciego y mudo, y los desampara, pero a ellos no les importa.
Los muchachos matones de Medellín, Colombia, regresan al cine luego de espantar y provocar en numerosos festivales del mundo con historias como "La virgen de los sicarios", de Barbet Schroeder, "Rodrigo D", "La vendedora de rosas" y, a su manera, "Sumas y Restas" de Víctor Gaviria. El regreso ofrece una negra y terrible novedad. Ahora quien reza y mata y se prostituye y agoniza es una joven, hermosa y sensual, ingenua y misteriosa, malvada e inalcanzable protagonista de una historia de amor entre tres.
En "Rosario Tijeras", una de las escenas más conmovedoras, surrealistas, violentas e insoportables de la primera película del mexicano Emilio Maillé sobre la novela del colombiano Jorge Franco, hubiera podido ser firmada y filmada por Brian de Palma.
Johnefe., el hermano de la muchacha, el centro de su vida, la razón de sobrevivir en esas calles de Medellín llenas de policías, pandilleros y enemigos dispuestos a acribillarla, su lazo con la sinrazón, el hilo con la misma muerte y la violencia que la han sostenido durante los pocos años de su accidentada vida, ese muchacho que lidera una de las bandas más peligrosas, es asesinado.
Ella enloquece de dolor, sabe quién lo mató (varios días después en una acción suicida acompañada por su ex novio, irá hasta la comuna donde velan el cuerpo del culpable y en un ritual macabro que solo cabe en esa cultura de la violencia y la muerte, a la colombiana, acribilla el cadáver, despedaza el altar, espanta el funeral, atemoriza el cortejo y deja la firma de su venganza, aunque el otro ya no lo sienta pero los parientes nunca podrán olvidar esa escena delirante), se pasa varias horas abrazada al cuerpo del hermano tendido en una cama y vestido con sus mejores ropas, mimándole, hablándole como cuando compartían un apartamento de clase media, lejos del fango y las calles empinadas del gueto en las colinas de Medellín.
Entonces, reacciona y con los mejores amigos del muerto, toma el cuerpo que tiene las gafas puestas para que las luces de la noche no lo deslumbren y lo lleva a su discoteca favorita donde lo sienta en un lugar privilegiado, como siempre, y le ofrece licor y droga y el cuerpo desnudo y sudoroso de una muchacha que se contorsiona, quizás esperando que su cercanía lo despierte a la vida. Esa escena terrible solo es posible en el universo violento, macabro, sangriento, doloroso e insoportable de Brian de Palma, con quien el debutante director mexicano tiene varias deudas.
La novela, escrita por el joven Jorge Franco y convertida en éxito de librerías gracias al entusiasta comentario del más leído de los columnistas de la prensa colombiana, está narrada por Antonio, el mejor amigo de Emilio, el amante de la joven. Muchachos adinerados, viciosos e irresponsables, comparten los mismos sitios de los pobres que ya no son pobres porque el narcotráfico los ha envilecido y llenado sus bolsillos. Descubren a Rosario una noche de discoteca y la novela, sostenida por las escenas de la clínica donde la muchacha es atendida después de ser acribillada (en la película, por su ex amante) en esa misma discoteca, alterna la pesadilla de esa noche y el recuento de sus relaciones tormentosas.
Mentirosa que altera su pasado (hija de una empleada adicta a las telenovelas de sirvientas que se casan con millonarios y que quiere triunfar como modista; abandonadas por el padre, violada a los 8 años, poseída luego por uno de tantos maridos con el consentimiento de la madre que busca retenerlo), abandona el hogar a los 11 años, se convierte pronto en asesina a sueldo (en Colombia las mujeres que matan son pocas y cuando se conoce el caso de atractivas jóvenes contratadas como sicarias, todos se sorprenden o hacen como si se sorprendieran), prostituta favorita de los dueños de la droga, es la nueva adicción de estos dos jóvenes que agonizan por ella. Veneno y antídoto que empeora el mal, Rosario copula desesperadamente con Emilio, mientras habla y se ríe con Antonio. Como si alternara las dos caras de la vida. La misma que a los 13 años le permitió adquirir su apodo porque, seis meses después de ser violada por un pandillero, lo sedujo en casa de su madre y cuando lo tuvo desnudo y vulnerable en la cama, lo atacó con unas tijeras, lo emasculó y dejó moribundo. La misma vida que la obliga a besar a sus víctimas antes de matarlas. Los besos que a Emilio le saben a muerto. La vida que se le escapa a lo largo de la novela publicada por Seix Barral.
El guionista, periodista y novelista Marcelo Figueras (tiene grandes éxitos como "Kamchatka" y "Plata Quemada" con el director Marcelo Piñeyro), con la asesoría de Jorge Franco escribió el guiòn de "Rosario Tijeras" y es el responsable original del caos y la indecisión que pesan tanto en las manos del director. Lo que en la novela es una narración tranquila, sostenida por el monólogo del amante frustrado en la clínica e intercalada con los recuerdos, en la película es una mezcolanza de tiempos, lugares, situaciones y personajes que no ayudan al espectador, lo obligan a adivinar lo que está pasando, sin que los caracteres profundicen, ni el trasfondo social y económico asome lo suficiente. Sin embargo, los tres actores (especialmente el vasco Unax Ugalde y la colombiana Flora Martínez), logran unos papeles tan redondos, tan verìdicos que uno le perdona a la película que está tan mal contada y pretenda que el público sepa lo que no le dicen.
La película tiene su éxito asegurado. No por la historia de estos tres personajes arrastrados por el amor, el sexo, la droga, la muerte, la violencia, la soledad y el desarraigo. No por su narración desordenada. No por su excelente fotografía (Pascal Martí) y sus elementos técnicos muy cuidados. No, la película será vista por miles de espectadores, ávidos de explorar el hermoso cuerpo de Flora Martínez, expuesto impùdica y excesivamente al ojo voyeurista de la cámara que no pierde ocasión para enseñarla copulando en todas las formas.
Para el cine colombiano y latinoamericano "Rosario Tijeras" es un gran paso adelante, sobre todo con el formato de una coproducción en la que intervienen talentos y capitales de México, Francia, España, Brasil y Colombia. En medio del caos de su narración, quedan escenas memorables: la pelea de la madre y la hija junto a la tumba de Johnefe; el sepelio del muchacho con mariachis; la venganza de Rosario sobre el cadáver del asesino de su hermano; la fiesta en la discoteca con el cuerpo de Johnefe, rodeado de pandilleros y prostitutas; los distintos asesinatos cometidos por la joven y, como homenaje a la sensibilidad del escritor, la escena que reproducimos del libro: "La mayoría de las veces se fumaba su cigarrillo en silencio y después se iba para la ducha. Y yo siempre, después de verla salir, buscaba el sitio de la sábana donde se había sentado para encontrar el regalo inmenso que siempre me dejaba: una manchita húmeda que pegaba a mi nariz, a mi boca, para saber a qué sabía Rosario por dentro".
Como dice Antonio, tìmido y obsesionado con ella, eso es todo, Rosario. Se nos acabó todo. Te vamos a querer siempre. Tus siete escapularios no te sirvieron de nada. Te gastaste tus siete vidas. No sabemos qué vamos a hacer con todas las pregundas que seguirán apareciendo a partir de ahora, Rosario Tijeras.
Los jóvenes pandilleros de Medellín, Colombia, también llamados sicarios, son profundamente religiosos y todos los días, antes de salir a matar por encargo o por gusto ofrecen sus balas hervidas en agua bendita a una imagen de la Virgen mientras cargan sus pistolas, encienden un cirio y musitan una oración temblorosa para protegerse de sus enemigos, una oración elevada al Santo Juez: "Si ojos tienen que no me vean; si manos tienen que no me agarren; no permitas que me sorprendan por la espalda; no permitas que mi muerte sea violenta; no permitas que mi sangre se derrame. Tú, que todo lo conoces, sabes de mis pecados, pero tambien sabes de mi fe. No me desampares, Amén". Muchas veces el Santo Juez se hace el sordo, ciego y mudo, y los desampara, pero a ellos no les importa.
Los muchachos matones de Medellín, Colombia, regresan al cine luego de espantar y provocar en numerosos festivales del mundo con historias como "La virgen de los sicarios", de Barbet Schroeder, "Rodrigo D", "La vendedora de rosas" y, a su manera, "Sumas y Restas" de Víctor Gaviria. El regreso ofrece una negra y terrible novedad. Ahora quien reza y mata y se prostituye y agoniza es una joven, hermosa y sensual, ingenua y misteriosa, malvada e inalcanzable protagonista de una historia de amor entre tres.
En "Rosario Tijeras", una de las escenas más conmovedoras, surrealistas, violentas e insoportables de la primera película del mexicano Emilio Maillé sobre la novela del colombiano Jorge Franco, hubiera podido ser firmada y filmada por Brian de Palma.
Johnefe., el hermano de la muchacha, el centro de su vida, la razón de sobrevivir en esas calles de Medellín llenas de policías, pandilleros y enemigos dispuestos a acribillarla, su lazo con la sinrazón, el hilo con la misma muerte y la violencia que la han sostenido durante los pocos años de su accidentada vida, ese muchacho que lidera una de las bandas más peligrosas, es asesinado.
Ella enloquece de dolor, sabe quién lo mató (varios días después en una acción suicida acompañada por su ex novio, irá hasta la comuna donde velan el cuerpo del culpable y en un ritual macabro que solo cabe en esa cultura de la violencia y la muerte, a la colombiana, acribilla el cadáver, despedaza el altar, espanta el funeral, atemoriza el cortejo y deja la firma de su venganza, aunque el otro ya no lo sienta pero los parientes nunca podrán olvidar esa escena delirante), se pasa varias horas abrazada al cuerpo del hermano tendido en una cama y vestido con sus mejores ropas, mimándole, hablándole como cuando compartían un apartamento de clase media, lejos del fango y las calles empinadas del gueto en las colinas de Medellín.
Entonces, reacciona y con los mejores amigos del muerto, toma el cuerpo que tiene las gafas puestas para que las luces de la noche no lo deslumbren y lo lleva a su discoteca favorita donde lo sienta en un lugar privilegiado, como siempre, y le ofrece licor y droga y el cuerpo desnudo y sudoroso de una muchacha que se contorsiona, quizás esperando que su cercanía lo despierte a la vida. Esa escena terrible solo es posible en el universo violento, macabro, sangriento, doloroso e insoportable de Brian de Palma, con quien el debutante director mexicano tiene varias deudas.
La novela, escrita por el joven Jorge Franco y convertida en éxito de librerías gracias al entusiasta comentario del más leído de los columnistas de la prensa colombiana, está narrada por Antonio, el mejor amigo de Emilio, el amante de la joven. Muchachos adinerados, viciosos e irresponsables, comparten los mismos sitios de los pobres que ya no son pobres porque el narcotráfico los ha envilecido y llenado sus bolsillos. Descubren a Rosario una noche de discoteca y la novela, sostenida por las escenas de la clínica donde la muchacha es atendida después de ser acribillada (en la película, por su ex amante) en esa misma discoteca, alterna la pesadilla de esa noche y el recuento de sus relaciones tormentosas.
Mentirosa que altera su pasado (hija de una empleada adicta a las telenovelas de sirvientas que se casan con millonarios y que quiere triunfar como modista; abandonadas por el padre, violada a los 8 años, poseída luego por uno de tantos maridos con el consentimiento de la madre que busca retenerlo), abandona el hogar a los 11 años, se convierte pronto en asesina a sueldo (en Colombia las mujeres que matan son pocas y cuando se conoce el caso de atractivas jóvenes contratadas como sicarias, todos se sorprenden o hacen como si se sorprendieran), prostituta favorita de los dueños de la droga, es la nueva adicción de estos dos jóvenes que agonizan por ella. Veneno y antídoto que empeora el mal, Rosario copula desesperadamente con Emilio, mientras habla y se ríe con Antonio. Como si alternara las dos caras de la vida. La misma que a los 13 años le permitió adquirir su apodo porque, seis meses después de ser violada por un pandillero, lo sedujo en casa de su madre y cuando lo tuvo desnudo y vulnerable en la cama, lo atacó con unas tijeras, lo emasculó y dejó moribundo. La misma vida que la obliga a besar a sus víctimas antes de matarlas. Los besos que a Emilio le saben a muerto. La vida que se le escapa a lo largo de la novela publicada por Seix Barral.
El guionista, periodista y novelista Marcelo Figueras (tiene grandes éxitos como "Kamchatka" y "Plata Quemada" con el director Marcelo Piñeyro), con la asesoría de Jorge Franco escribió el guiòn de "Rosario Tijeras" y es el responsable original del caos y la indecisión que pesan tanto en las manos del director. Lo que en la novela es una narración tranquila, sostenida por el monólogo del amante frustrado en la clínica e intercalada con los recuerdos, en la película es una mezcolanza de tiempos, lugares, situaciones y personajes que no ayudan al espectador, lo obligan a adivinar lo que está pasando, sin que los caracteres profundicen, ni el trasfondo social y económico asome lo suficiente. Sin embargo, los tres actores (especialmente el vasco Unax Ugalde y la colombiana Flora Martínez), logran unos papeles tan redondos, tan verìdicos que uno le perdona a la película que está tan mal contada y pretenda que el público sepa lo que no le dicen.
La película tiene su éxito asegurado. No por la historia de estos tres personajes arrastrados por el amor, el sexo, la droga, la muerte, la violencia, la soledad y el desarraigo. No por su narración desordenada. No por su excelente fotografía (Pascal Martí) y sus elementos técnicos muy cuidados. No, la película será vista por miles de espectadores, ávidos de explorar el hermoso cuerpo de Flora Martínez, expuesto impùdica y excesivamente al ojo voyeurista de la cámara que no pierde ocasión para enseñarla copulando en todas las formas.
Para el cine colombiano y latinoamericano "Rosario Tijeras" es un gran paso adelante, sobre todo con el formato de una coproducción en la que intervienen talentos y capitales de México, Francia, España, Brasil y Colombia. En medio del caos de su narración, quedan escenas memorables: la pelea de la madre y la hija junto a la tumba de Johnefe; el sepelio del muchacho con mariachis; la venganza de Rosario sobre el cadáver del asesino de su hermano; la fiesta en la discoteca con el cuerpo de Johnefe, rodeado de pandilleros y prostitutas; los distintos asesinatos cometidos por la joven y, como homenaje a la sensibilidad del escritor, la escena que reproducimos del libro: "La mayoría de las veces se fumaba su cigarrillo en silencio y después se iba para la ducha. Y yo siempre, después de verla salir, buscaba el sitio de la sábana donde se había sentado para encontrar el regalo inmenso que siempre me dejaba: una manchita húmeda que pegaba a mi nariz, a mi boca, para saber a qué sabía Rosario por dentro".
Como dice Antonio, tìmido y obsesionado con ella, eso es todo, Rosario. Se nos acabó todo. Te vamos a querer siempre. Tus siete escapularios no te sirvieron de nada. Te gastaste tus siete vidas. No sabemos qué vamos a hacer con todas las pregundas que seguirán apareciendo a partir de ahora, Rosario Tijeras.
- © Alberto Duque (Colombia)-NOTICINE.com
Ripstein no sale de los ambientes sórdidos con "El carnaval de sodoma"
5-VIII-05
Humo en la semioscuridad, corazones destrozados, pasiones ocultas, personajes frustrados y mediocres, música decadente y diálogos que mezclan lo más vulgar con lo más literario. Esta ambientación es familiar a varias de las cintas del mexicano Arturo Ripstein, como la última de ficción, "La virgen de la lujuria" o antes "La reina de la noche". A partir de una novela del dominicano Pedro Antonio Valdez, el cineasta tan encumbrado en los festivales internacionales como ignorado por el público de su propio país, filmará desde el próximo día 23 su nuevo trabajo, como de costumbre guionizado por su esposa, Paz Alicia Garcíadiego, y con dos de sus actores fetiche, Patricia Reyes Spíndola y Luis Felipe Tovar. Junto a ellos están la española Leonor Watling, Alejandro Camacho, Gina Moret, Arturo Yañez y Martha Aura.
"El carnaval de Sodoma", premio nacional en su país de origen hace tres años, es la segunda novela de Valdez. En ella encontramos a diversos personajes que se mueven en torno al Royal Palace, un burdel de tercera categoría, situado frente a la catedral de La Vega, clientes, el propietario chino, algunas "chicas", el sacerdote que quiere clausurar el antro... "Este film se mueve en el territorio del sueño, entre lo imposible posible y el absurdo cotidiano", ha explicado Ripstein.
El mes pasado, Valdez decía a EFE que no estaba preocupado por los cambios que Garciadiego y Ripstein hicieran sobre su libro: "Una de las cosas por las cuales no me he querido involucrar mucho en esta película es, primero, porque estoy seguro de que Ripstein no me lo permitiría, por su manera de hacer las cosas, pero también porque no espero que él me sea fiel a la obra".
Para la española Watling, este rodaje en México es un paso más en la internacionalización de su carrera, que ya le ha permitido trabajar en inglés dos veces con Isabel Coixet ("Mi vida sin mí" y "La vida secreta de las palabras") y con el ecuatoriano Sebastián Cordero y el colombiano John Leguizamo en "Crónicas". Su lista de directores incluye nombres tan sonados como Pedro Almodóvar ("Hable con ella"), Bigas Luna ("Son de mar") o Vicente Aranda ("Tirant lo Blanc").
El último trabajo del autor de "El coronel no tiene quien le escriba" y "Profundo carmesí" fue el documental "Los héroes y el tiempo", que se presentó en un apartado paralelo del Festival de Cannes, siendo una especie de continuación, casi tres décadas después, de un film similar llamado "Lecumberri", sobre presos políticos y guerrilleros en las cárceles mexicanas.
Humo en la semioscuridad, corazones destrozados, pasiones ocultas, personajes frustrados y mediocres, música decadente y diálogos que mezclan lo más vulgar con lo más literario. Esta ambientación es familiar a varias de las cintas del mexicano Arturo Ripstein, como la última de ficción, "La virgen de la lujuria" o antes "La reina de la noche". A partir de una novela del dominicano Pedro Antonio Valdez, el cineasta tan encumbrado en los festivales internacionales como ignorado por el público de su propio país, filmará desde el próximo día 23 su nuevo trabajo, como de costumbre guionizado por su esposa, Paz Alicia Garcíadiego, y con dos de sus actores fetiche, Patricia Reyes Spíndola y Luis Felipe Tovar. Junto a ellos están la española Leonor Watling, Alejandro Camacho, Gina Moret, Arturo Yañez y Martha Aura.
"El carnaval de Sodoma", premio nacional en su país de origen hace tres años, es la segunda novela de Valdez. En ella encontramos a diversos personajes que se mueven en torno al Royal Palace, un burdel de tercera categoría, situado frente a la catedral de La Vega, clientes, el propietario chino, algunas "chicas", el sacerdote que quiere clausurar el antro... "Este film se mueve en el territorio del sueño, entre lo imposible posible y el absurdo cotidiano", ha explicado Ripstein.
El mes pasado, Valdez decía a EFE que no estaba preocupado por los cambios que Garciadiego y Ripstein hicieran sobre su libro: "Una de las cosas por las cuales no me he querido involucrar mucho en esta película es, primero, porque estoy seguro de que Ripstein no me lo permitiría, por su manera de hacer las cosas, pero también porque no espero que él me sea fiel a la obra".
Para la española Watling, este rodaje en México es un paso más en la internacionalización de su carrera, que ya le ha permitido trabajar en inglés dos veces con Isabel Coixet ("Mi vida sin mí" y "La vida secreta de las palabras") y con el ecuatoriano Sebastián Cordero y el colombiano John Leguizamo en "Crónicas". Su lista de directores incluye nombres tan sonados como Pedro Almodóvar ("Hable con ella"), Bigas Luna ("Son de mar") o Vicente Aranda ("Tirant lo Blanc").
El último trabajo del autor de "El coronel no tiene quien le escriba" y "Profundo carmesí" fue el documental "Los héroes y el tiempo", que se presentó en un apartado paralelo del Festival de Cannes, siendo una especie de continuación, casi tres décadas después, de un film similar llamado "Lecumberri", sobre presos políticos y guerrilleros en las cárceles mexicanas.
- © Redacción-NOTICINE.com
Walter Salles llevará al cine la obra máxima de Jack Kerouac
5-VIII-05
La adaptación cinematográfica del clásico "En el camino", de Jack Kerouac, es un sueño que desde hace varios años es motivo de desvelo para directores, productores, actores y guionistas de Hollywood; pero finalmente será llevada a la gran pantalla por dos profesionales latinoamericanos: el realizador brasileño Walter Salles y el guionista puertorriqueño José Rivera.
"En el camino", novela donde Kerouac narra la historia de dos amigos que se lanzan a las rutas norteamericanas para experimentar todo tipo de vivencias y que es el referente máximo para la generación Beat, es un proyecto gestado por Francis Ford Coppola, quien cuatro décadas atrás compró los derechos para ser llevada al celuloide. Desde entonces, el cineasta no había hallado la forma acertada de trasladarla al cine hasta la llegada de Salles y Rivera, quienes ya habían colaborado en otro film sobre un viaje iniciático: "Diarios de motocicleta".
Precisamente, Salles se rodeará de varios integrantes del equipo de "Diarios de motocicleta", incluyendo a la productora ejecutiva Rebecca Yeldham además de Rivera. Con producción de la compañía de Coppola, American Zoetrope, el casting y el rodaje tendrán lugar el próximo año; antes Salles volverá a su Brasil natal para realizar un nuevo largometraje.
La adaptación cinematográfica del clásico "En el camino", de Jack Kerouac, es un sueño que desde hace varios años es motivo de desvelo para directores, productores, actores y guionistas de Hollywood; pero finalmente será llevada a la gran pantalla por dos profesionales latinoamericanos: el realizador brasileño Walter Salles y el guionista puertorriqueño José Rivera.
"En el camino", novela donde Kerouac narra la historia de dos amigos que se lanzan a las rutas norteamericanas para experimentar todo tipo de vivencias y que es el referente máximo para la generación Beat, es un proyecto gestado por Francis Ford Coppola, quien cuatro décadas atrás compró los derechos para ser llevada al celuloide. Desde entonces, el cineasta no había hallado la forma acertada de trasladarla al cine hasta la llegada de Salles y Rivera, quienes ya habían colaborado en otro film sobre un viaje iniciático: "Diarios de motocicleta".
Precisamente, Salles se rodeará de varios integrantes del equipo de "Diarios de motocicleta", incluyendo a la productora ejecutiva Rebecca Yeldham además de Rivera. Con producción de la compañía de Coppola, American Zoetrope, el casting y el rodaje tendrán lugar el próximo año; antes Salles volverá a su Brasil natal para realizar un nuevo largometraje.
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