Pedro Almodóvar apuesta por un mercado común en español
- por © FP-NOTICINE.com
18-IV-01
"La guerra civil convierte a la gente en fantasmas". Este pensamiento da una idea general de "El espinazo del diablo", la película que el realizador mejicano Guillermo del Toro rodó el verano pasado en España y que este viernes se estrena ya en los cines protagonizada por Marisa Paredes, Federico Luppi y Eduardo Noriega, y con el respaldo en la producción de los hermanos Almodóvar (Pedro y Agustín) a través de su empresa El Deseo. Su presentación, este miércoles, ha brindado varios temas de interés. El primero -quizás algo fuera de lugar- ha sido el anuncio de Pedro de que cambiaba de próximo proyecto (ver artículos aparte), y el segundo su convencido apoyo a un mercado en español dominado por las coproducciones con América Latina.
En ausencia de su principal responsable, Guillermo del Toro (que se encuentra en Praga rodando la segunda parte de "Blade" y excusó su presencia mediante un telegrama), el resto del equipo habló de las particularidades de este singular filme de terror que, en palabras de Pedro Almodóvar, "trasciende el propio género y es un melodrama en el
seno de un orfanato en un paraje desierto y durante la guerra civil en el que se muesta una historia básica sobre la supervivencia desde que se es pequeño".
Los hermanos Almodóvar basan su interés en sacar adelante este proyecto del director mejicano (responsable de "Cronos" o "Mimic") en su costumbre a participar en coproducciones con otros países y en la situación de Latinoamérica como "mercado natural" de las producciones en español. "Mis películas se comprenden mejor en Buenos Aires que en cualquiera de los países sajones, y estoy seguro de que en Alemania no se ha entendido el 30 por ciento de mis filmes", expresa el cineasta manchego.
"Nosotros les abrimos los brazos a Guillermo para que hiciera la película que quería y a ambos nos interesaba, A él le ofrecimos un puerta de escape a hacer un cine más libre fuera del sistema americano y era una oportunidad para no volverse loco. Estados Unidos es el enemigo con el que no podemos competir y considero que Del Toro está haciendo sus buenos trabajos en español", continúa.
Almodóvar se muestra crítico además con la degradación del género de terror a la que está sometiendo la industria norteamericana con los productos para adolescentes. "Pocas veces se había caído tan bajo haciendo tan malas películas. "El espinazo del diablo" suena a terror convencional, pero si funciona lo hará por otras razones", apunta.
"La guerra civil convierte a la gente en fantasmas". Este pensamiento da una idea general de "El espinazo del diablo", la película que el realizador mejicano Guillermo del Toro rodó el verano pasado en España y que este viernes se estrena ya en los cines protagonizada por Marisa Paredes, Federico Luppi y Eduardo Noriega, y con el respaldo en la producción de los hermanos Almodóvar (Pedro y Agustín) a través de su empresa El Deseo. Su presentación, este miércoles, ha brindado varios temas de interés. El primero -quizás algo fuera de lugar- ha sido el anuncio de Pedro de que cambiaba de próximo proyecto (ver artículos aparte), y el segundo su convencido apoyo a un mercado en español dominado por las coproducciones con América Latina.
En ausencia de su principal responsable, Guillermo del Toro (que se encuentra en Praga rodando la segunda parte de "Blade" y excusó su presencia mediante un telegrama), el resto del equipo habló de las particularidades de este singular filme de terror que, en palabras de Pedro Almodóvar, "trasciende el propio género y es un melodrama en el
seno de un orfanato en un paraje desierto y durante la guerra civil en el que se muesta una historia básica sobre la supervivencia desde que se es pequeño".
Los hermanos Almodóvar basan su interés en sacar adelante este proyecto del director mejicano (responsable de "Cronos" o "Mimic") en su costumbre a participar en coproducciones con otros países y en la situación de Latinoamérica como "mercado natural" de las producciones en español. "Mis películas se comprenden mejor en Buenos Aires que en cualquiera de los países sajones, y estoy seguro de que en Alemania no se ha entendido el 30 por ciento de mis filmes", expresa el cineasta manchego.
"Nosotros les abrimos los brazos a Guillermo para que hiciera la película que quería y a ambos nos interesaba, A él le ofrecimos un puerta de escape a hacer un cine más libre fuera del sistema americano y era una oportunidad para no volverse loco. Estados Unidos es el enemigo con el que no podemos competir y considero que Del Toro está haciendo sus buenos trabajos en español", continúa.
Almodóvar se muestra crítico además con la degradación del género de terror a la que está sometiendo la industria norteamericana con los productos para adolescentes. "Pocas veces se había caído tan bajo haciendo tan malas películas. "El espinazo del diablo" suena a terror convencional, pero si funciona lo hará por otras razones", apunta.