Cine chileno en La Habana

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
'La nana'
'La nana'
Del 13 al 17 de septiembre, la sala 2 del Multicine Infanta nos propone otra actualización con esa cinematografía latinoamericana que marcha a la vanguardia en los derroteros artísticos de la región: Chile. Entre varios estrenos de las más diversas tendencias ideoestéticas, descuella un par de títulos que en los dos últimos años han, literalmente, arrasado en importantes festivales internacionales, y recolocado no solo a su país de origen, sino a Latinoamérica toda en la mirilla del mundo fílmico.

El renacimiento de esta producción es todo un continuum renovado con nuevos matices. Así lo ha demostrado, más que ninguna, "La nana" (2009, Sebastián Silva); con tino y precisión, la obra sigue, desde su inteligente escritura hasta su no menos contundente puesta en pantalla, a una doméstica llena de frustraciones, obsesiva con los hijos ajenos y hostil con cuanta posible rival aparezca en la casa burguesa donde trabaja, hasta que un buen día una de ellas la hace cambiar radicalmente de actitud.

Silva no procura tanto la clásica confrontación interclasista ―que también está― como el análisis caracterológico, la persecución de detalles reveladores en la personalidad que lo ayuden a conformar un retrato, pintado con la suspicacia y los claroscuros de los maestros. Siendo un cineasta de poca experiencia tras la cámara, lo consigue con ventaja: esa mujer complicada, pletórica de amarguras y falencias, perversa al estilo de las más apasionantes criaturas de Hitchcock, envuelve incluso al espectador más pasivo en la complicidad y el arrobo, desde su inicial negatividad hasta su evolución y mejoramiento humano, con la ayuda de esa colega que, sin otros recursos que los de su luz interior, logra conducirla por atajos que la encaminan y elevan.

Claro que en ello desempeña un rol superlativo la muy laureada ―¡no faltaba más!― Catalina Saavedra, quien dota a su personaje de todos los resquicios y enveses que necesita, junto a sus también notables compañeros de reparto.

Más allá de los vericuetos sicosociales del protagónico, La nana resulta un thriller con todas las de la ley, aunque no deben esperarse policías ni sabuesos y sí una atmósfera cargada de intriga y suspense, sin trampas ni fórceps en el guión, que fluye de principio a fin.

El otro título justipreciado por críticos y certámenes, que podremos revisitar o descubrir en esta muestra, es "La buena vida" (2007, Andrés Wood), una película “coral” que nos presenta tres relatos enlazados por una mirada social centrada en la vida de la clase media santiaguina. Entre sus virtudes cuenta con un elenco de gran capacidad interpretativa, donde destaca el trabajo de Roberto Farías y Manuela Oyarzún, quienes contribuyen con sus desempeños a que su historia sea la mejor elaborada de las tres.

Este rubro logra, por tanto, sostener la obra en los diversos pasajes a pesar de que las respectivas historias no tengan los mejores cierres ni satisfactorios engarces entre ellas. La mirada oscura, al borde del pesimismo, con que comienza cada uno de los argumentos, se vuelve brillante y esperanzadora siguiendo el canon. Sin embargo, la puesta en escena de la capital chilena es lo más interesante. Las imágenes, el decorado, la mirada diferente, son el plus que entrega esta nueva película de Andrés Wood.

A pesar de tal mérito, "La buena vida" no logra la estatura de "La nana" por algo esencial: el guión. Hay que dejar claro que la idea es notable, narrando historias reales sobre personas comunes y corrientes, mas a la hora de desarrollarlas y alternarlas, se debilita la puesta en pantalla, lo cual no impide que andemos motivados, por sus destellos y detalles, hasta el propio desenlace.

Claro que hay mucho más, y variado, en este panorama: el llamado “cine político”, que por destino histórico ha signado buena parte de esa cinematografía en varios momentos, vuelve con nuevas aristas en documentales sobre el inolvidable presidente de la Unidad Popular ("EE.UU. vs Allende", Diego Marín Verdugo), acerca de Hardy Vallejos, líder de una movilización de comerciantes que congregó a dos mil personas luchando por mantener su trabajo ("El poder de la palabra", Francisco Hervé), en torno a una figura olvidada pero imprescindible en la literatura nacional ("Pablo de Rokha: el amigo piedra", Diego Meza); así como en nuevas ficciones que nos hablan de un organismo de vigilancia ciudadana nombrado "Brazaletes", sobre ex funcionarios de Allende enviados al campo de trabajo "Dawson Isla 10", o bien, en un nuevo acercamiento coral ("El cielo, la tierra, la lluvia", José L. Torres Leyva), de los habitantes de una pequeña isla al sur de Chile. Y, para quienes gusten de los dramas sicológicos femeninos, si "La nana" no fuera suficiente, la muestra aun les depara una nueva experiencia con "Teresa" (2009, Tatiana Gaviola): mujer encerrada en un convento de donde finalmente huye, nada menos que con Vicente Huidobro.

En fin, Chile y su cine nos esperan con propuestas sugerentes, variopintas y motivadoras, que siguen recordando cómo, en su caso, el Renacimiento es un proceso que no se detiene.

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