Crítica: "El perseguidor", alguien te está mirando

por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
'El perseguidor'
'El perseguidor'
Por Juan Pablo Russo

La primera película de ficción del argentino Victor Cruz coescrita junto a su esposa Sandra Gugliotta ("Las vidas posibles", 2007),  toma diferentes elementos cinematográficos para construir un film potente tanto en su estructura narrativa como en su construcción  estética. "El perseguidor" (2009) se erige desde la complicidad generada con el espectador que es obligado a ejercer un rol activo durante toda la trama.

Gustavo y Lola son los protagonistas de esta historia, dos brillantes actuaciones de Marita Ballesteros y Alejo Mango. Gustavo es un médico neurocirujano y oculta la muerte por mala praxis de un paciente al que se le inyectó suero fisiológico en lugar de sangre. Ella mantiene un romance con un hombre mucho menor del que nada se sabe. Entre mentiras e hipocresías ellos conforman una típica familia de clase media alta argentina. En un viaje al delta sucederá un hecho que los hará sacar a la luz sus peores instintos.

Cruz toma elementos de autores como Haneke ("Funny Games", 1997) o Pablo Fendrik ("El Asaltante", 2007) y películas como "El proyecto de la bruja de Blair" (1999) para narrar una historia de intrigas y suspense, cuya mayor virtud está dada a partir de la negación de información hacia el espectador que no recibe ningún tipo de dato adicional del que tienen los mismos personajes. Este punto lo convierte en un film atípico, logrando que el público sea tan participe de la película como los mismos protagonistas, generando un estado de tensión que remite a lo mejor del género.

Desde el comienzo sabemos que el film es un flashback -indicio que se nos brinda en el momento que vemos rebobinar toda la cinta en segundos- y que la visión de los hechos estará dada por las imágenes de la misma película. De esa manera se recurre a un montaje fragmentado, confuso, en el que muchas veces la cohesión no existe pero que servirá como parte de una pesquisa para que tanto el espectador como los protagonistas puedan reconstruir la historia. Así  cada uno sacará sus propias conclusiones, que pueden ser totalmente opuestas entre todos los asistentes a una misma función. Esto agregado le brinda a El perseguidor el plus de generar un debate posterior y poner duda en si lo que uno creía era una realidad o una falsa percepción.

Un punto importante del film es el trabajo del plano sonoro, un detalle no menos importante, ya que así como las imágenes mantienen una estética sucia que remite al documental, el sonido también mantiene esta línea. Muchas veces veremos que las voces están en un segundo plano, justificación que se da ya  que la cámara de quien filma está en un punto alejado haciendo difícil tomar las voces y generando aún  más suspenso ante la incertidumbre de no entender los diálogos o sonar confusos, algo lógico si hablamos de verisimilitud. Otro acierto es el de la no utilización de una banda musical para intensificar las imágenes.

"El perseguidor" no es un film que se digiera fácilmente y eso puede provocar cierta incomodidad en un espectador acostumbrado a un cine en donde todo parece estar planteado para evitar pensar. Este no es el caso y claramente se necesita de un espectador activo para que ejerza un rol casi detectivesco ante una historia que así lo propone. Un cine diferente, riesgoso, atractivo que rompe con las estructuras del cine argentino convencional. Una película donde el protagonista es uno.

SI QUIERES COMENTAR ESTA INFORMACIÓN, VEN A NUESTRO FACEBOOK...