Daniel Sánchez Arévalo escribe sobre "Primos"
- por © Warner-NOTICINE.com
Por Daniel Sánchez Arévalo*
Nunca tuve vocación de escritor. Nunca pensé en dedicarme a contar historias. Comencé a escribir como una forma de terapia. Encontré en la ficción el vehículo perfecto para reconducir mis neuras. Como si volcando todas mis obsesiones en otros personajes, se llevaran consigo al menos parte de mis miedos. La ficción me hizo poder digerir la realidad. Fue el mejor de los ansiolíticos. Y claro, todos sabemos que los psicotrópicos crean mucha adicción y que no se pueden dejar así como así. El efecto rebote puede ser mortal. Así que aquí sigo, siendo un yonqui de la ficción. "Primos" es, de momento, mi última muestra de automedicación.
Después de una película tan opresiva y laberíntica como "Gordos", de personajes miserables, de tramas tragicómicas y abigarradas, donde toda la acción transcurría en interiores, necesitaba respirar, salir al aire libre y afrontar otras maneras diferentes de contar mis historias. La experiencia me ha hecho darme cuenta de que no es posible abarcarlo todo. La ansiedad por contar mucho ha desaparecido. He sentido la necesidad de centrarme e ir en una sola dirección en cuanto a argumento, estructura, tono y género: la comedia.
Afrontar la comedia con el rigor, el respeto y la seriedad que merece. De esta manera la escritura se convirtió en un ejercicio deliberado por no desviarme de mi intención primigenia, la que me había llevado a plantearme esta historia: la necesidad de luz y ligereza, de despojarme de todo lo que hace el camino pesado. Así mi propio objetivo vital se convirtió en el objetivo del protagonista. O al revés: la aventura de Diego se convirtió en mi aventura.
"Primos" es una película de espejos. Los tres primos se enfrentan a sí mismos al verse reflejados en los ojos de otra persona. Su lucha consiste en tratar por todos los medios de redimir a esas personas, de liberarles de sus cargas. Porque si consiguen salvar a la persona que tienen enfrente se salvan a sí mismos. Y paralelamente, si yo conseguía salvarles a todos ellos, yo me salvaba. Mi misión era reconducir sus vidas, curar sus heridas. Librar duras batallas contra mí mismo hasta conseguir proporcionarles el merecido descanso del guerrero antes de escribir la palabra "fin". De esta manera podría asegurar que Primos es claramente mi película más personal, la que más sale de mis entrañas. No la escribí, la vomité. Hay elementos de carácter, personalidad y experiencia en los tres primos con los que me identifico de manera muy íntima y cercana.
"Primos" es un tratado sobre la estupidez masculina. Pero no con mirada despiadada y reprobatoria, sino a través de una visión lúdica, gamberra, tierna y romántica. Por eso, para mí era fundamental tratar la historia y a los personajes con cariño. Y consecuentemente tratar de conseguir que el espectador les mire con el mismo afecto que yo he querido transmitir y aprenda a quererlos con todos sus defectos. Esa es la única manera de cerrar el círculo y completar el proceso.
Los pilares fundamentales de mi cine son el guión y el trabajo con los actores. En "Primos" he acercado los dos mundos. Los he convertido en uno. Los actores han sido pieza fundamental en el desarrollo de sus propios personajes y de sus propias historias. Me gusta ensayar mucho. Mínimo, un par de meses antes de empezar a rodar. Pero en "Primos", más que ensayar, lo que hemos hecho ha sido reescribir el guión. Prohibido venir con el texto aprendido. Hemos trabajado las secuencias desde la propia imaginación del actor.
Otra cosa que he aprendido con la experiencia es a tener suficiente modestia y conciencia como para entender que todo lo que escribo es mejorable, que un actor bien entrenado y que realmente se mete en la piel de su personaje es capaz de aportar un plus de creatividad que yo ni siquiera llego a oler.
Considero que "Primos" es mi película más redonda, porque básicamente es la más sencilla. Sencilla, que no simple. No estoy afirmando que sea la mejor (yo nunca supe elegir entre papá o mamá), simplemente creo que es la que su resultado final más se aproxima al objetivo inicial. Aunque, sinceramente, hablar de resultado final me da mucho pudor, y más en este caso concreto. Porque "Primos" es una película para el público. Una apuesta por una comedia luminosa y optimista, alejada del pesimismo y fatalismo que nos acucia. Ese es el origen de "Primos". Y el final está aún por decidir. Hasta ahora siempre medía el éxito en función de mi propia satisfacción en cuanto al resultado. En este caso, el éxito sólo tiene que ver con la respuesta del público. Mi única fuente de satisfacción llegará si consigo que la gente salga del cine un poquito mejor de lo que entró. Divertir, entretener, emocionar y transmitir buen rollo en momentos de crisis. Mi máxima ambición es conseguir que a mis vecinos les guste la película. Que sientan que soy digno de convivir con ellos. Sólo anhelo ganarme el sitio en mi comunidad de vecinos. Sólo aspiro a lo que siempre aspiré, a no sentirme uno menos, a ser simplemente uno más.
(*): Llega este viernes a los cines españoles la tercera película de Daniel Sánchez Arévalo ("Azuloscurocasinegro", "Gordos"), con la vocación de ser la más popular y exitosa para este joven cineasta hasta ahora fundamentalmente arropado por la crítica. Son sus protagonistas algunos habituales en su filmografía (Raúl Arévalo, Antonio de la Torre) junto a Quim Gutiérrez, Inma Cuesta, Nuria Hago...
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Nunca tuve vocación de escritor. Nunca pensé en dedicarme a contar historias. Comencé a escribir como una forma de terapia. Encontré en la ficción el vehículo perfecto para reconducir mis neuras. Como si volcando todas mis obsesiones en otros personajes, se llevaran consigo al menos parte de mis miedos. La ficción me hizo poder digerir la realidad. Fue el mejor de los ansiolíticos. Y claro, todos sabemos que los psicotrópicos crean mucha adicción y que no se pueden dejar así como así. El efecto rebote puede ser mortal. Así que aquí sigo, siendo un yonqui de la ficción. "Primos" es, de momento, mi última muestra de automedicación.
Después de una película tan opresiva y laberíntica como "Gordos", de personajes miserables, de tramas tragicómicas y abigarradas, donde toda la acción transcurría en interiores, necesitaba respirar, salir al aire libre y afrontar otras maneras diferentes de contar mis historias. La experiencia me ha hecho darme cuenta de que no es posible abarcarlo todo. La ansiedad por contar mucho ha desaparecido. He sentido la necesidad de centrarme e ir en una sola dirección en cuanto a argumento, estructura, tono y género: la comedia.
Afrontar la comedia con el rigor, el respeto y la seriedad que merece. De esta manera la escritura se convirtió en un ejercicio deliberado por no desviarme de mi intención primigenia, la que me había llevado a plantearme esta historia: la necesidad de luz y ligereza, de despojarme de todo lo que hace el camino pesado. Así mi propio objetivo vital se convirtió en el objetivo del protagonista. O al revés: la aventura de Diego se convirtió en mi aventura.
"Primos" es una película de espejos. Los tres primos se enfrentan a sí mismos al verse reflejados en los ojos de otra persona. Su lucha consiste en tratar por todos los medios de redimir a esas personas, de liberarles de sus cargas. Porque si consiguen salvar a la persona que tienen enfrente se salvan a sí mismos. Y paralelamente, si yo conseguía salvarles a todos ellos, yo me salvaba. Mi misión era reconducir sus vidas, curar sus heridas. Librar duras batallas contra mí mismo hasta conseguir proporcionarles el merecido descanso del guerrero antes de escribir la palabra "fin". De esta manera podría asegurar que Primos es claramente mi película más personal, la que más sale de mis entrañas. No la escribí, la vomité. Hay elementos de carácter, personalidad y experiencia en los tres primos con los que me identifico de manera muy íntima y cercana.
"Primos" es un tratado sobre la estupidez masculina. Pero no con mirada despiadada y reprobatoria, sino a través de una visión lúdica, gamberra, tierna y romántica. Por eso, para mí era fundamental tratar la historia y a los personajes con cariño. Y consecuentemente tratar de conseguir que el espectador les mire con el mismo afecto que yo he querido transmitir y aprenda a quererlos con todos sus defectos. Esa es la única manera de cerrar el círculo y completar el proceso.
Los pilares fundamentales de mi cine son el guión y el trabajo con los actores. En "Primos" he acercado los dos mundos. Los he convertido en uno. Los actores han sido pieza fundamental en el desarrollo de sus propios personajes y de sus propias historias. Me gusta ensayar mucho. Mínimo, un par de meses antes de empezar a rodar. Pero en "Primos", más que ensayar, lo que hemos hecho ha sido reescribir el guión. Prohibido venir con el texto aprendido. Hemos trabajado las secuencias desde la propia imaginación del actor.
Otra cosa que he aprendido con la experiencia es a tener suficiente modestia y conciencia como para entender que todo lo que escribo es mejorable, que un actor bien entrenado y que realmente se mete en la piel de su personaje es capaz de aportar un plus de creatividad que yo ni siquiera llego a oler.
Considero que "Primos" es mi película más redonda, porque básicamente es la más sencilla. Sencilla, que no simple. No estoy afirmando que sea la mejor (yo nunca supe elegir entre papá o mamá), simplemente creo que es la que su resultado final más se aproxima al objetivo inicial. Aunque, sinceramente, hablar de resultado final me da mucho pudor, y más en este caso concreto. Porque "Primos" es una película para el público. Una apuesta por una comedia luminosa y optimista, alejada del pesimismo y fatalismo que nos acucia. Ese es el origen de "Primos". Y el final está aún por decidir. Hasta ahora siempre medía el éxito en función de mi propia satisfacción en cuanto al resultado. En este caso, el éxito sólo tiene que ver con la respuesta del público. Mi única fuente de satisfacción llegará si consigo que la gente salga del cine un poquito mejor de lo que entró. Divertir, entretener, emocionar y transmitir buen rollo en momentos de crisis. Mi máxima ambición es conseguir que a mis vecinos les guste la película. Que sientan que soy digno de convivir con ellos. Sólo anhelo ganarme el sitio en mi comunidad de vecinos. Sólo aspiro a lo que siempre aspiré, a no sentirme uno menos, a ser simplemente uno más.
(*): Llega este viernes a los cines españoles la tercera película de Daniel Sánchez Arévalo ("Azuloscurocasinegro", "Gordos"), con la vocación de ser la más popular y exitosa para este joven cineasta hasta ahora fundamentalmente arropado por la crítica. Son sus protagonistas algunos habituales en su filmografía (Raúl Arévalo, Antonio de la Torre) junto a Quim Gutiérrez, Inma Cuesta, Nuria Hago...
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