Marité Ugas, directora de "El chico que miente": "Los chicos no son nada tiernos, sino monstruosos"
- por © Corresponsal (Venezuela)-NOTICINE.com
Tras su estreno comercial, el pasado 28 de enero, en Venezuela, la producción nacional "El chico que miente", dirigida por la peruana afincada en el país caribeño Marité Ugas, se prepara a participar la próxima semana en el Festival Internacional de Cine de Berlín, donde será lanzada internacionalmente. "Estará en una de las plataformas más importantes del cine universal, y estar allí me llena de expectativas, de nervios, y mucha felicidad", asegura la cineasta.
"El chico que miente" narra el viaje de un adolescente de 13 años por las costas de Venezuela para intentar reorganizar el rompecabezas de su pasado. Siendo un niño vivió en la zona que fue afectada por el deslave de Vargas, y siempre pensó que allí había perdido a su madre. Por ello emprende un viaje para así poder responder las interrogantes que siempre ha tenido, y de esta manera averiguar la verdad que le han estado escondiendo.
"Lo que quiero -dice Ugás- es que el espectador vaya de la mano con este personaje. Para mí, los chicos no son nada tiernos sino monstruosos, y dentro de esos niveles de monstruosidad, de felicidad, o maldad extrema, tienen una característica fundamental, y es que todavía no han sido tan golpeados por la vida, no están tan llenos de prejuicios como los adultos. Y todo eso me interesaba en este recorrido".
El concepto cinematográfico de la "road movie", el viaje, estuvo también desde el nacimiento del proyecto. "Quería hacer una historia de viajes. El guión comenzó a escribirse precisamente en una travesía, en la que me acompañó Mariana Rondón, la que sería la co-guionista de la película. Fue en esa aventura incesante de la búsqueda de las locaciones y el espacio para la escritura, donde surgió el guión. Muchas de esas historias que están contadas en esta narración, nos las encontramos en este recorrido", explica la cineasta.
Respecto de la puesta en marcha de la producción, Ugás contó con la participación financiera del CNAC y de Ibermedia a principios del 2008, "tomándonos todo ese año montar la película, y comenzamos el rodaje a principios del año siguiente. Para mí que el tiempo que se debe llevar la post producción y producción de una buena cinta puede ser 2 años. Veo con admiración a esas personas que lo logran en un menor tiempo, pero a mí me gusta tomarme el tiempo que necesite en la edición, esa es mi manera de trabajar".
El mayor reto del "casting" fue dar con el protagonista (el debutante Iker Fernández). "Necesitábamos encontrar un chico de 13 años con la madurez suficiente para soportar una película de 90 minutos sobre sus hombros. Algunas de las directrices que queríamos, era que este chico no debía tener experiencia previa en la actuación sino que fuera guiado por nuestras manos. Asimismo que le gustara jugar, porque a fin de cuentas actuar es un juego. Beto Benites el director de casting comenzó a buscar en las escuelas, espacios deportivos y dentro del material recopilado estaba Iker, que además de la mirada, dio una respuesta muy particular. Durante la prueba, el director de casting le preguntó: ¿Tú has mentido? Y la respuesta normal de un niño era, “No, no, yo no he mentido”, pero Iker respondió que sí. Luego Beto le repregunta: ¿Y para qué mientes? Su respuesta, después de un lapso de reflexión, mirando la cámara dijo: Para sobrevivir... Esta respuesta le dio una dimensión al personaje que estábamos buscando y al mismo tiempo estaba tocando una fibra fundamental en él, que queríamos que interpretara", resume Ugás.
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"El chico que miente" narra el viaje de un adolescente de 13 años por las costas de Venezuela para intentar reorganizar el rompecabezas de su pasado. Siendo un niño vivió en la zona que fue afectada por el deslave de Vargas, y siempre pensó que allí había perdido a su madre. Por ello emprende un viaje para así poder responder las interrogantes que siempre ha tenido, y de esta manera averiguar la verdad que le han estado escondiendo.
"Lo que quiero -dice Ugás- es que el espectador vaya de la mano con este personaje. Para mí, los chicos no son nada tiernos sino monstruosos, y dentro de esos niveles de monstruosidad, de felicidad, o maldad extrema, tienen una característica fundamental, y es que todavía no han sido tan golpeados por la vida, no están tan llenos de prejuicios como los adultos. Y todo eso me interesaba en este recorrido".
El concepto cinematográfico de la "road movie", el viaje, estuvo también desde el nacimiento del proyecto. "Quería hacer una historia de viajes. El guión comenzó a escribirse precisamente en una travesía, en la que me acompañó Mariana Rondón, la que sería la co-guionista de la película. Fue en esa aventura incesante de la búsqueda de las locaciones y el espacio para la escritura, donde surgió el guión. Muchas de esas historias que están contadas en esta narración, nos las encontramos en este recorrido", explica la cineasta.
Respecto de la puesta en marcha de la producción, Ugás contó con la participación financiera del CNAC y de Ibermedia a principios del 2008, "tomándonos todo ese año montar la película, y comenzamos el rodaje a principios del año siguiente. Para mí que el tiempo que se debe llevar la post producción y producción de una buena cinta puede ser 2 años. Veo con admiración a esas personas que lo logran en un menor tiempo, pero a mí me gusta tomarme el tiempo que necesite en la edición, esa es mi manera de trabajar".
El mayor reto del "casting" fue dar con el protagonista (el debutante Iker Fernández). "Necesitábamos encontrar un chico de 13 años con la madurez suficiente para soportar una película de 90 minutos sobre sus hombros. Algunas de las directrices que queríamos, era que este chico no debía tener experiencia previa en la actuación sino que fuera guiado por nuestras manos. Asimismo que le gustara jugar, porque a fin de cuentas actuar es un juego. Beto Benites el director de casting comenzó a buscar en las escuelas, espacios deportivos y dentro del material recopilado estaba Iker, que además de la mirada, dio una respuesta muy particular. Durante la prueba, el director de casting le preguntó: ¿Tú has mentido? Y la respuesta normal de un niño era, “No, no, yo no he mentido”, pero Iker respondió que sí. Luego Beto le repregunta: ¿Y para qué mientes? Su respuesta, después de un lapso de reflexión, mirando la cámara dijo: Para sobrevivir... Esta respuesta le dio una dimensión al personaje que estábamos buscando y al mismo tiempo estaba tocando una fibra fundamental en él, que queríamos que interpretara", resume Ugás.
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