Colaboración: Argentina se reinventa desde el cine en La Habana
- por © NOTICINE.com
Por Frank Padrón
Como es sabido, la Feria Internacional del Libro de La Habana en esta vigésima edición se dedica, entre otras cosas, a los bicentenarios de la independencia de región, como el de Argentina. Es por ello que el país austral ha traído, junto a un cargamento de valiosas y representativas muestras de su quehacer literario, un programa audiovisual que complementa aquellas.
En el Pabellón de las culturas invitadas, habilitado en la principal sede del evento (San Carlos de la Cabaña), la Casa del Alba Cultural y esa otra mayor de tales encuentros (Casa de las Américas), se puede acceder durante los días feriales a disímiles visiones y versiones de la historia argentina con el pretexto de la redonda conmemoración.
Desde veteranos como Leonardo Favio a puntales del llamado nuevo "nuevo cine argentino” como Lucrecia Martel , Pablo Trapero y Gustavo Postiglione, pasando por otras autorías no menos respetables (Carlos Sorín, Alberto Lecchi, Juan José Jusid…) y hasta algún actor devenido realizador (Víctor Laplace), el hermoso país sudamericano vuelve a fundarse desde las imágenes fílmicas de algunos de sus más prestigiosos cineastas.
El programa en conjunto se titula "25 miradas-200 minutos", y se trata justamente de ello: ese número de filmes de 8 minutos de duración que suman tal tiempo dentro del cual, según cada estilo y maneras de concebir el cine, se discursa en torno a la Historia dentro de historias individuales, el pasado y el presente, los pasadizos socioeconómicos, psicológicos, personales y colectivos que bullen dentro de la inmensa nación.
Israel Adrian Caetano (“Pizza, birra, faso”) emplea en “El héroe al que nadie quiso” la voz en off de una maestra de quinto grado, quien mediante un ejercicio docente pretende motivar y agitar la memoria histórica de sus pequeños discípulos; Marcos Carnevale (“Elsa y Fred”) elige esta vez el “falso documental”, para acercarse imaginariamente a una testigo de excepción: Mercedes, mujer de…212 años, a través de los cuales se ha codeado con los personajes más importantes del país durante ese tiempo.
Albertina Carri (“La rabia”) prefirió introducirse “puertas adentro”, valorar cómo el cine durante los decenios 60 y 70 del pasado siglo fue una importante arma política, en su corto “Restos”; también dentro de tal imaginario, Leonardo Favio (“Aniceto”) inserta en “Gente querible” frases de próceres sobre segmentos fílmicos de su propia obra.
Sandra Gugliotta (“Un día de suerte”) prefirió una historia más íntima, pero sin perder las resonancias colectivas que implica el caso de una militante política y su pequeña hija, quienes huyen de casa ante un operativo militar en tiempos de dictadura; mientras Juan José Jusid (“Asesinato en el senado de la Nación”) sigue fiel a su gusto por el análisis histórico, aunque esta vez en el justo presente, al focalizar un grupo de padres quienes, en el acto del 25 de mayo para celebrar el Bicentenario, enfrentan el conflicto de los criterios divididos entre ellos que muchos no respetan, en “Intolerancia”.
Más experimental, Víctor Laplace reflexiona en “Ser útil hoy” sobre los 200 años que corren a partir del ahora mismo, mientras, en la habitual línea de rupturas y contrastes, la Martel (“La mujer sin cabeza”) en su aporte, titulado “Nueva Argirópolis”, empalma fragmentos de conversaciones, movimientos en las zonas costeras, videos circulantes por Internet, los cuales delatan un clima de conspiración, que también puede leerse como un intento de refundación.
Los “herederos” de Luis Puenzo (“La historia oficial”), Lucía y Esteban, vuelven en “Más adelante” a la carga desde las propias armas fílmicas cuando evocan el año 1910, durante los festejos del Centenario, cuando un oligarca encarga a un cineasta un corto conmemorativo que imagine la Argentina cien años después; Sorín (“Historias mínimas”) arma un documental en “Las voces y el silencio”, donde científicos, artistas y otros intelectuales disertan sobre las expectativas nacionales, contraponiendo sus declaraciones a planos de niños que miran a cámara en silencio, abriendo con ello un tácito diálogo intergeneracional.
Por su parte, Gustavo Taretto (“Medianeras”) metaforiza en torno al “desencuentro histórico”, convencido de que sus coterráneos portan un sentido trágico de la existencia, en “Una vez más”.
Dentro de estos y otros tantos cortos que forman el variopinto proyecto audiovisual (en el que aparecen además no pocas voces novísimas como las de Paula de Luque, Sabrina Farji, Inés de Oliveira Cézar, Paula Martínez, Néstor Montalbano…) late, al margen de preferencias y cristalizaciones estéticas, un mapa de la Argentina a lo largo de estos dos siglos de independencia, donde tantos devaneos y accidentes, períodos de dictaduras y democracias, de crisis recicladas y “vacas gordas”, han conformado una nación compleja y hermosa, emergente siempre pese a los sangramientos y los dolores, que de cualquier manera ha aprendido a aprender de sus conquistas y reveses.
Valga precisar que, siendo acaso lo más interesante, estas “miradas” no son ni con mucho lo único que el hermano pueblo trae a la Feria en materia audiovisual: títulos que versan sobre el fútbol en el cine argentino, la serie “La Otra historia”, de Norberto Galazo, el documental en cuatro capítulos “Historia de la Nación Latinoamericana” o filmes de ese mismo género procedentes de la Universidad de Lomas de Zamora, constituyen otras atractivas ofertas.
Para presentarlas, moderar paneles y participar en las intensas actividades de la feria, se encuentran en Cuba Jorge Coscia, Secretario de Cultura de Argentina, y Fabián Blanco, coordinador general del Programa Audiovisual de Creación y Difusión de Contenidos Culturales. Todo ello apoyado por la Embajada de Argentina en Cuba, y muy especialmente su laborioso y entusiasta consejero cultural, señor Javier Esteban Figueroa.
De modo que, junto a lo mucho por adquirir y leer en estos agitados días de libros y lanzamientos, hay que reservar un poco en la saturada acción de los ojos a lo no poco que desde las pantallas nos depara esta otra cara de la feria Internacional del Libro, dentro de la cual, ya vemos, los vecinos del Río de La Plata llevan un considerable protagonismo.
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Como es sabido, la Feria Internacional del Libro de La Habana en esta vigésima edición se dedica, entre otras cosas, a los bicentenarios de la independencia de región, como el de Argentina. Es por ello que el país austral ha traído, junto a un cargamento de valiosas y representativas muestras de su quehacer literario, un programa audiovisual que complementa aquellas.
En el Pabellón de las culturas invitadas, habilitado en la principal sede del evento (San Carlos de la Cabaña), la Casa del Alba Cultural y esa otra mayor de tales encuentros (Casa de las Américas), se puede acceder durante los días feriales a disímiles visiones y versiones de la historia argentina con el pretexto de la redonda conmemoración.
Desde veteranos como Leonardo Favio a puntales del llamado nuevo "nuevo cine argentino” como Lucrecia Martel , Pablo Trapero y Gustavo Postiglione, pasando por otras autorías no menos respetables (Carlos Sorín, Alberto Lecchi, Juan José Jusid…) y hasta algún actor devenido realizador (Víctor Laplace), el hermoso país sudamericano vuelve a fundarse desde las imágenes fílmicas de algunos de sus más prestigiosos cineastas.
El programa en conjunto se titula "25 miradas-200 minutos", y se trata justamente de ello: ese número de filmes de 8 minutos de duración que suman tal tiempo dentro del cual, según cada estilo y maneras de concebir el cine, se discursa en torno a la Historia dentro de historias individuales, el pasado y el presente, los pasadizos socioeconómicos, psicológicos, personales y colectivos que bullen dentro de la inmensa nación.
Israel Adrian Caetano (“Pizza, birra, faso”) emplea en “El héroe al que nadie quiso” la voz en off de una maestra de quinto grado, quien mediante un ejercicio docente pretende motivar y agitar la memoria histórica de sus pequeños discípulos; Marcos Carnevale (“Elsa y Fred”) elige esta vez el “falso documental”, para acercarse imaginariamente a una testigo de excepción: Mercedes, mujer de…212 años, a través de los cuales se ha codeado con los personajes más importantes del país durante ese tiempo.
Albertina Carri (“La rabia”) prefirió introducirse “puertas adentro”, valorar cómo el cine durante los decenios 60 y 70 del pasado siglo fue una importante arma política, en su corto “Restos”; también dentro de tal imaginario, Leonardo Favio (“Aniceto”) inserta en “Gente querible” frases de próceres sobre segmentos fílmicos de su propia obra.
Sandra Gugliotta (“Un día de suerte”) prefirió una historia más íntima, pero sin perder las resonancias colectivas que implica el caso de una militante política y su pequeña hija, quienes huyen de casa ante un operativo militar en tiempos de dictadura; mientras Juan José Jusid (“Asesinato en el senado de la Nación”) sigue fiel a su gusto por el análisis histórico, aunque esta vez en el justo presente, al focalizar un grupo de padres quienes, en el acto del 25 de mayo para celebrar el Bicentenario, enfrentan el conflicto de los criterios divididos entre ellos que muchos no respetan, en “Intolerancia”.
Más experimental, Víctor Laplace reflexiona en “Ser útil hoy” sobre los 200 años que corren a partir del ahora mismo, mientras, en la habitual línea de rupturas y contrastes, la Martel (“La mujer sin cabeza”) en su aporte, titulado “Nueva Argirópolis”, empalma fragmentos de conversaciones, movimientos en las zonas costeras, videos circulantes por Internet, los cuales delatan un clima de conspiración, que también puede leerse como un intento de refundación.
Los “herederos” de Luis Puenzo (“La historia oficial”), Lucía y Esteban, vuelven en “Más adelante” a la carga desde las propias armas fílmicas cuando evocan el año 1910, durante los festejos del Centenario, cuando un oligarca encarga a un cineasta un corto conmemorativo que imagine la Argentina cien años después; Sorín (“Historias mínimas”) arma un documental en “Las voces y el silencio”, donde científicos, artistas y otros intelectuales disertan sobre las expectativas nacionales, contraponiendo sus declaraciones a planos de niños que miran a cámara en silencio, abriendo con ello un tácito diálogo intergeneracional.
Por su parte, Gustavo Taretto (“Medianeras”) metaforiza en torno al “desencuentro histórico”, convencido de que sus coterráneos portan un sentido trágico de la existencia, en “Una vez más”.
Dentro de estos y otros tantos cortos que forman el variopinto proyecto audiovisual (en el que aparecen además no pocas voces novísimas como las de Paula de Luque, Sabrina Farji, Inés de Oliveira Cézar, Paula Martínez, Néstor Montalbano…) late, al margen de preferencias y cristalizaciones estéticas, un mapa de la Argentina a lo largo de estos dos siglos de independencia, donde tantos devaneos y accidentes, períodos de dictaduras y democracias, de crisis recicladas y “vacas gordas”, han conformado una nación compleja y hermosa, emergente siempre pese a los sangramientos y los dolores, que de cualquier manera ha aprendido a aprender de sus conquistas y reveses.
Valga precisar que, siendo acaso lo más interesante, estas “miradas” no son ni con mucho lo único que el hermano pueblo trae a la Feria en materia audiovisual: títulos que versan sobre el fútbol en el cine argentino, la serie “La Otra historia”, de Norberto Galazo, el documental en cuatro capítulos “Historia de la Nación Latinoamericana” o filmes de ese mismo género procedentes de la Universidad de Lomas de Zamora, constituyen otras atractivas ofertas.
Para presentarlas, moderar paneles y participar en las intensas actividades de la feria, se encuentran en Cuba Jorge Coscia, Secretario de Cultura de Argentina, y Fabián Blanco, coordinador general del Programa Audiovisual de Creación y Difusión de Contenidos Culturales. Todo ello apoyado por la Embajada de Argentina en Cuba, y muy especialmente su laborioso y entusiasta consejero cultural, señor Javier Esteban Figueroa.
De modo que, junto a lo mucho por adquirir y leer en estos agitados días de libros y lanzamientos, hay que reservar un poco en la saturada acción de los ojos a lo no poco que desde las pantallas nos depara esta otra cara de la feria Internacional del Libro, dentro de la cual, ya vemos, los vecinos del Río de La Plata llevan un considerable protagonismo.
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