El cine español pierde a Bigas Luna, director que se comió la vida

por © J.A.-NOTICINE.com
El cineasta, con su mujer al fondo


Fue posiblemente el único director español capaz de competir con Almodóvar en poseer un universo propio e identificable desde cualquier óptica internacional, sólo que en su caso, éste estaba más a ras de tierra, y era un canto a los placeres más básicos, la comida y el sexo. Bigas Luna ha muerto en su casa de Riera de Gaià (Tarragona), víctima de un cáncer que mantuvo en secreto para casi todos, acompañado por su mujer, Celia, su compañera, motor y poder en la sombra, y sus hijas. El autor de "Bilbao", "Jamón, jamón" o "La teta y la luna", descubridor y potenciador de talentos como los de Javier Bardem, Penélope Cruz, Jordi Mollà, Ariadna Gil, Verónica Echegui o Leonor Watling, fue un disfrutador de la vida, desde lo más simple y básico.

Diseñador, artista, agricultor, cineasta, José Juan Bigas Luna decidió quitarse su JJ y hermanar lo intelectual con lo popular, mezclar el agua y el aceite, hasta asumir que lo popular siempre gana, y una buena tortilla de patatas es más sabrosa que un sofisticado plato con varias estrellas Michelín. Sólo tenía 67 años cuando el cáncer le quitó lo que más quería, el símbolo de todo su trabajo, la vida, lo que había retratado de forma visceral, a veces torpe y demasiado básica, y otras veces grandilocuente, pero siempre con una gran capacidad para reirse (o sonreirse) de sí mismo.

Nacido en  Barcelona el 19 de marzo de 1946, escribió y dirigió 16 películas a partir de 1978, de diferentes géneros, en las que destacaron los personajes populares y las pasiones básicas, las referencias sexuales y gastronómicas, las chicas "jamonas" y los galanes lumpen. La decididamente mala "Di Di Hollywood" fue la última, en 2010, pero siempre se recordarán "Jamón, jamón", en la que Javier Bardem se enamoró de Penélope Cruz muchos años antes de que fuera su pareja, "Huevos de oro", "Angustia", "Lola", "Las edades de Lulú", "Caniche" o "Bilbao".

En su filmografía también están "Yo soy la Juani", "Volaverunt", "Son de mar", "Reborn" o "Tatuaje".

Bigas Luna, que dejó un proyecto fílmico pendiente, al que se agarró por años, la adaptación de la novela juvenil y ecológica de Manuel de Pedrolo "Segundo origen" ("Mecanoscrit del segon origen"),  intentó en vano ser presidente de la Academia de Cine española en 2011. Unos meses después, decía en la Seminci de Valladolid: "Yo soy un artista... Vivo aislado, en Tarragona, en una casa con gallinas... No me muevo en los ambientes del cine. Me presenté porque dos sectores cada uno por su lado me lo sugirieron, y mi mujer me dijo que por qué no lo hacía... Durante ese periodo tuve un par de bajones, pero ahora es una caja creo que ya cerrada y no volveré a intentarlo".

En ese mismo encuentro, uno de los últimos multitudinarios que mantuvo el cineasta catalán, comentó: "la cultura es muy barata, aunque los políticos no lo saben, porque están muy mal asesorados. El trabajo que tienen que hacer es enorme y creo que la mayoría tienen buena voluntad y ganas de hacer bien las cosas, pero lo que les falla son los asesores, que no saben. Yo siempre digo que tienen que ir a buscar a quien sepa, no a quienes se les ofrezcan. Tarde o temprano para salir de la crisis y mejorar la moral de la gente van a necesitar la cultura. Eso es lo que nos distingue en el mundo: El Madrid, el Barcelona, cuatro deportistas más y la cultura...".

Nunca más verá amanecer entre sus tomates ecológicos tarraconenses, y se ha querido ir discretamente. No ha querido que nadie celebre (o lamente) su muerte, que no haya ni funerales ni entierro. Lo dejó escrito ante notario. Bebernos a su salud una botella de Somontano, una ración de pata negra y un pincho de tortilla española, mirando a las chicas curvilíneas del bar, será el mejor homenaje.