Harold Trompetero habla sobre el estreno de su film "Perros", en el IndieBo de Bogotá
- por © Ingrid Ortiz-NOTICINE.com
El prolífico director colombiano Harold Trompetero estrenó su última película, "Perros" en el IndieBo, el Festival de Cine Independiente de Bogotá, clausurado el pasado fin de semana. Se trata de un largometraje que se presenta como su proyecto más personal hasta la fecha y que narra una historia de amistad entre Misael (John Leguízamo), un cuarentón que ingresa en la cárcel de su pueblo, y una perra callejera. El dilema aparece el día en que el hombre queda en libertad y debe decidir si quedarse en la cárcel con el animal o salir y perder al único ser que lo ama.
Trompetero vuelve a colaborar con el actor bogotano afincado en Estados Unidos John Leguízamo, que interpreta el papel protagonista, después de su participación en "El paseo 2", una de las comedias de mayor éxito del cine colombiano. Esta vez, la historia es muy distinta, ya que parte de una experiencia propia: "Hace algunos años, mi madre se enfermó -explica Trompetero- y tuvo un grave episodio maníaco en que botó su vida por la borda a tal punto que, incapaces de soportarla, todos los miembros de la familia terminamos por abandonarla, excepto nuestro perro".
Pero la cinta es, también, una gran metáfora de la cárcel que encierra a la sociedad en el sistema económico, sociocultural, la rutina laboral y la familia, según ha afirmado el director en una entrevista para la revista Arcadia.
Fue filmada en la prisión abandonada de Facatativá y combinó actores profesionales como Leguízamo y ex presidiarios que, en su mayoría -afirma Trompetero- "resultaron ser reinsertados, exguerrilleros o paramilitares". De este modo, el realizador colombiano pretendía ofrecer una dimensión realista y más dramática, que se vio reforzada por un sistema de grabación "cámara al hombro" que transmite la impresión de un documental y la severidad del encierro.
Además, en la película se trata la homosexualidad a través del guardia, aunque el director explica que el trasfondo va mucho más allá de ese tema: "Se trataba de reflejar la desconexión afectiva de nuestra sociedad; de alguien que en su soledad, en su poder, ve la posibilidad de afecto".
"Perros" no es el primer drama de Trompetero. "Podría decirse que hago comedias para financiar mis dramas", confiesa. El colombiano se mueve, de hecho, entre extremos con bastante soltura y aún más calidad. Prueba de ello son "Violeta de mil colores", rodada en Nueva York al estilo guerrilla, o "Riverside", con un trasfondo dramático profundo sobre los emigrantes colombianos, ambas galardonadas con sendos premios en el Festival de Cine de Cartagena.
Sin embargo, el director, que parece haber encontrado la fórmula del éxito en sus comedias, lamenta que este otro cine no tenga mayor difusión entre el público, hecho del que culpa a su propio país, donde –explica- "hay una especie de exclusión". Considera que en el cine colombiano hay un gran caldo de cultivo en cuanto a realizadores, y que no falta cine de calidad, pero apunta la necesidad de un diálogo profundo entre los cineastas y el público, ya que "hay un gran desconocimiento del espectador", opina.
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Trompetero vuelve a colaborar con el actor bogotano afincado en Estados Unidos John Leguízamo, que interpreta el papel protagonista, después de su participación en "El paseo 2", una de las comedias de mayor éxito del cine colombiano. Esta vez, la historia es muy distinta, ya que parte de una experiencia propia: "Hace algunos años, mi madre se enfermó -explica Trompetero- y tuvo un grave episodio maníaco en que botó su vida por la borda a tal punto que, incapaces de soportarla, todos los miembros de la familia terminamos por abandonarla, excepto nuestro perro".
Pero la cinta es, también, una gran metáfora de la cárcel que encierra a la sociedad en el sistema económico, sociocultural, la rutina laboral y la familia, según ha afirmado el director en una entrevista para la revista Arcadia.
Fue filmada en la prisión abandonada de Facatativá y combinó actores profesionales como Leguízamo y ex presidiarios que, en su mayoría -afirma Trompetero- "resultaron ser reinsertados, exguerrilleros o paramilitares". De este modo, el realizador colombiano pretendía ofrecer una dimensión realista y más dramática, que se vio reforzada por un sistema de grabación "cámara al hombro" que transmite la impresión de un documental y la severidad del encierro.
Además, en la película se trata la homosexualidad a través del guardia, aunque el director explica que el trasfondo va mucho más allá de ese tema: "Se trataba de reflejar la desconexión afectiva de nuestra sociedad; de alguien que en su soledad, en su poder, ve la posibilidad de afecto".
"Perros" no es el primer drama de Trompetero. "Podría decirse que hago comedias para financiar mis dramas", confiesa. El colombiano se mueve, de hecho, entre extremos con bastante soltura y aún más calidad. Prueba de ello son "Violeta de mil colores", rodada en Nueva York al estilo guerrilla, o "Riverside", con un trasfondo dramático profundo sobre los emigrantes colombianos, ambas galardonadas con sendos premios en el Festival de Cine de Cartagena.
Sin embargo, el director, que parece haber encontrado la fórmula del éxito en sus comedias, lamenta que este otro cine no tenga mayor difusión entre el público, hecho del que culpa a su propio país, donde –explica- "hay una especie de exclusión". Considera que en el cine colombiano hay un gran caldo de cultivo en cuanto a realizadores, y que no falta cine de calidad, pero apunta la necesidad de un diálogo profundo entre los cineastas y el público, ya que "hay un gran desconocimiento del espectador", opina.
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