Colaboración: Película cubana prohibida en Festival de la Habana

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"Santa y Andrés"
Por Sergio Berrocal     

A estas alturas ya no se entiende. Parece increíble que el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana haya iniciado su nueva edición con el escándalo de haber prohibido en sus carteleras una película cubana, "Santa y Andrés", que habla de libertad y homosexualidad y que había sido preseleccionada para ser exhibida en esta muestra.

Su director, Carlos Lechuga, explica así su trabajo: "La acción ocurre en el Oriente de Cuba en el año 1983. A Santa, una campesina solitaria de treinta años, la envían a ver a Andrés, un escritor homosexual cuarentón, que a pesar de ser mucho más culto que la muchacha, es una persona bastante sencilla. Con el paso de los días, estas dos personas tan diferentes se darán cuenta de que son más cosas las que los unen, que las que los separan. Es una historia de amor y amistad entre dos raros, dos seres apartados de la sociedad que se encuentran y se acompañan en el medio de la soledad. "Santa y Andrés" es una película que habla de la posibilidad de encuentro, más allá de las diferencias. Habla de la importancia que tiene, para los pueblos, cuidar a sus artistas. También habla de la importancia que tiene dialogar. Y es una película en contra de la violencia de cualquier tipo".

Cuando las cenizas de Fidel Castro acaba de ser enterradas, gente cuya visión política deja pasmado de horror hacen recordar como ejemplo las circunstancias en que se rodó y se estrenó en el Carlos Marx de La Habana en este mismo Festival "Fresa y chocolate", aquella otra película sobre homosexuales y libertad, el mismo tema, que se convirtió en el mayor éxito del cine cubano a nivel internacional.

El entonces Presidente del ICAIC, Alfredo Guevara, había tenido que echar toda la carne en el asador para que la cinta pudiera ser realizada, con el acuerdo, nos comentó él mismo y nadie lo desmintió, del Comandante.

Desde entonces han pasado nada menos que veintitrés años y han ocurrido cosas esenciales para la historia de Cuba. La muerte de Fidel pero anteriormente el "deshielo" con Estados Unidos con la visita del Presidente Barack Obama que por fría que fuese despertó esperanza en los cubanos.

Todos creíamos que se habían terminado los tiempos de la dictadura del pensamiento. Que nadie se atrevería a dar marcha atrás después de Fidel Castro.

Pero da la impresión de que han aprovechado su desaparición para hacer otra jugarreta que va a poner de nuevo a Cuba en el disparadero de la eterna discusión de los derechos humanos.

"Fresa y chocolate" hablaba de una apertura, la de los homosexuales que había que incorporar a la vida nacional, de la que estaban excluidos hasta que Guevara tuvo las alforjas de plantar cara a la vieja guardia y de hacer lo que le parecía que debía. Y eso que ya había tenido un enfrentamiento mayor con los viejos del Partido Comunista Cubano que hizo que Fidel Castro le nombrara a toda pastilla embajador de Cuba en la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), con lo cual lo apartó de las garras de sus perseguidores por unos años. De París, Guevara volvió a La Habana luciendo la máxima condecoración francesa, la Legión de Honor, que le había impuesto personalmente el Presidente de Francia, François Mitterrand.

Cuando en 1993 la película que él había contribuido a hacer contra todos los vientos y mareas que soplaban fuerte en el Malecón, fue aclamada y la crítica internacional quedó maravillada con el trabajo de Tomás Gutierrez Alea y Juan Carlos Tabío todos pensamos que se había acabado el problema. Que nunca nadie más prohibiría una película de forma tan ostentosa simplemente porque hablara de homosexuales, de libertad o sencillamente de un tema que no gustara a los que mandan.

Pero ha vuelto a ocurrir.

"Santa y Andrés" ha caído en la guillotina de los intransigentes y no se presentará en el Festival de Cine de La Habana.

"Esta prohibición marca un hito en la historia del cine cubano", ha opinado el periodista cubano Dean Luis Reyes, seguidos por otros muchos desde prensa digital, la única que no tiene control.

El cineasta Fernando Pérez, que muchos consideran como el director de cine más importante de la Cuba contemporánea, se ha declarado categórico: "Es una película dura, difícil, que estoy consciente que puede provocar criterios contrarios a ella, pero lo que no puede ocurrir es que se excluya su discusión".

Las cosas para él, como para otros muchos intelectuales están más que claras: "Ha pasado el tiempo, no está Alfredo, no está Julio, no está Titón, no está el Che, no está Fidel. Estamos nosotros. Creo que con el tiempo se ha construido un cine cubano, no ajeno a discusiones y polémicas, y hemos construido también un país. No es el que se soñó exactamente, pero es el que pudimos y supimos hacer".

Este nuevo mazazo a la libertad de expresión ocurre cuando el mundo entero tiene la mirada fijada en Cuba y cuando la Unión Europea se dispone a considerar con más benevolencia y equidad las relaciones con la isla.

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