Juan Diego, protagonista de "No sé decir adiós": "Me entiendo muy bien con todo el mundo, salvo con los asnos"
- por © Jon Apaolaza (Málaga)-NOTICINE.com
Es hombre de cine, pero también de teatro y televisión. Actor de personajes en general duros, profundos, amargos... Y "sufridores", reconoce Juan Diego en esta entrevista exclusiva con NOTICINE.com por la participación de su reciente película "No sé decir adiós" en la competencia oficial del Festival de Málaga, que se cierra este sábado. "Me deben ver que a lo mejor tengo algo malo", ironiza el actor sevillano de 74 años, ganador de tres Goyas, entre sus nueve nominaciones.
- ¿Cómo es su personaje en la película?
José Luis es un profesor de autoescuela, quien al comienzo de la película es un tipo enérgico, yo diría que un poco soberbio. Un tipo que no tiene ningún problema con sus alumnos, pero que se puede notar que hay un poco de desasosiego en sus órdenes, las cuales son muy claras y precisas: "No hombre pon el intermitente, no puedes salir…" y, de repente, en un frenazo se descubre unas huellas que son de cáncer, a partir de aquí empieza la historia de un hombre con cáncer terminal. Debido a esta enfermedad aparece una hija, a quien interpreta Nathalie Poza, que vive en Barcelona y va a ver a su padre para saber qué ocurre. La mujer de José Luis murió y su otra hija es quien se ha hecho cargo de su casa. También tiene una nieta, que junto a sus dos hijas, se enfrentan junto a José Luis a su problema.
- ¿Es más fácil o más difícil trabajar con un director novel?
Lo difícil es, sea novel o no, hacerlo bien. Siempre que puedo trabajo en guiones de gente joven, lo busco, lo pienso, trato de hacerlo y lo hago, y casi siempre me ha resultado. La sociedad ha cambiado: "¿Quién cuenta lo que hay en la sociedad en general?", No son los mayores aquí y ahora, son los jóvenes. El director de esta película, que es Lino Escalera, cuando terminábamos una secuencia fortísima y estaba todo el mundo encantado: "¡Qué bien!, estupendo", el director decía: "Mira, hay una cosita", y le llamábamos "el cosita", y cosita a cosita hemos visto esta peliculita que es muy importante. Me entiendo con ellos muy bien, porque tú tienes una opinión y yo tengo otra, yo hago esto porque amo lo que me has propuesto y voy a dar mi vida, y tú has dado tu vida por estar cinco años montando una película, fue muy fuerte. En general, me entiendo muy bien con todo el mundo, salvo con los asnos, risas…
- ¿Influye en la elección de sus personajes la participación de sus compañeros de elenco, en este caso compañeras, con los que vas a tener tanto contacto diario?
Sí, bueno… Hemos trabajado de una manera consciente e inconsciente a jugar al padre y las hijas. Desde el primer momento con Nathalie (Poza) y Lola (Dueñas), a quienes conozco desde que son pequeñas, hemos jugado al papa: "Papa, ¿oye cómo hacemos esto?, y a esta cosa entre verdad y mentira en el día a día, de estar en el hotel o cuando nos íbamos de copas: "Estáis bebiendo demasiado, mucho cuidado", hemos jugado a eso y espero que, a la hora de llevarlo a la pantalla, se haya visto que existía ese sello de la familia, aunque estuviéramos de bronca, y en esa bronca hubiera ya guiño de familia. Es esencial establecer ese tipo de juego en los set de rodaje, tanto si hay violencia como si hay comedia o, en este caso, dolor.
- Hablando de dolor, es una constante en sus personajes, tipos duros, intensos y muchas veces sufridores.
No sé… Me deben ver que a lo mejor tengo algo malo. Me lo ve un director de cine y no me lo veo yo. Hombre, son personajes que los quiero hacer, porque la gente que sufre estas cosas son muy olvidados. No sólo es esto, ahora estoy haciendo en teatro de padre en la obra "La gata sobre el tejado de zinc caliente", que también tiene un cáncer terminal (risas)…, o sea es que me meo, esto es acojonante... Me siento muy contento de meterle mano a este tipo de personaje, que es bueno que sea con mucho cariño, hay que ayudar a la gente que tiene esto a que vea que también hay otra manera de ver las enfermedades.
- ¿Cómo está viviendo el Festival de Málaga?
Es casi como mi segundo, bueno para mí no es San Sebastián, para mí es Málaga, no me han dado en ningún lugar más premios en mi vida que en Málaga.
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- ¿Cómo es su personaje en la película?
José Luis es un profesor de autoescuela, quien al comienzo de la película es un tipo enérgico, yo diría que un poco soberbio. Un tipo que no tiene ningún problema con sus alumnos, pero que se puede notar que hay un poco de desasosiego en sus órdenes, las cuales son muy claras y precisas: "No hombre pon el intermitente, no puedes salir…" y, de repente, en un frenazo se descubre unas huellas que son de cáncer, a partir de aquí empieza la historia de un hombre con cáncer terminal. Debido a esta enfermedad aparece una hija, a quien interpreta Nathalie Poza, que vive en Barcelona y va a ver a su padre para saber qué ocurre. La mujer de José Luis murió y su otra hija es quien se ha hecho cargo de su casa. También tiene una nieta, que junto a sus dos hijas, se enfrentan junto a José Luis a su problema.
- ¿Es más fácil o más difícil trabajar con un director novel?
Lo difícil es, sea novel o no, hacerlo bien. Siempre que puedo trabajo en guiones de gente joven, lo busco, lo pienso, trato de hacerlo y lo hago, y casi siempre me ha resultado. La sociedad ha cambiado: "¿Quién cuenta lo que hay en la sociedad en general?", No son los mayores aquí y ahora, son los jóvenes. El director de esta película, que es Lino Escalera, cuando terminábamos una secuencia fortísima y estaba todo el mundo encantado: "¡Qué bien!, estupendo", el director decía: "Mira, hay una cosita", y le llamábamos "el cosita", y cosita a cosita hemos visto esta peliculita que es muy importante. Me entiendo con ellos muy bien, porque tú tienes una opinión y yo tengo otra, yo hago esto porque amo lo que me has propuesto y voy a dar mi vida, y tú has dado tu vida por estar cinco años montando una película, fue muy fuerte. En general, me entiendo muy bien con todo el mundo, salvo con los asnos, risas…
- ¿Influye en la elección de sus personajes la participación de sus compañeros de elenco, en este caso compañeras, con los que vas a tener tanto contacto diario?
Sí, bueno… Hemos trabajado de una manera consciente e inconsciente a jugar al padre y las hijas. Desde el primer momento con Nathalie (Poza) y Lola (Dueñas), a quienes conozco desde que son pequeñas, hemos jugado al papa: "Papa, ¿oye cómo hacemos esto?, y a esta cosa entre verdad y mentira en el día a día, de estar en el hotel o cuando nos íbamos de copas: "Estáis bebiendo demasiado, mucho cuidado", hemos jugado a eso y espero que, a la hora de llevarlo a la pantalla, se haya visto que existía ese sello de la familia, aunque estuviéramos de bronca, y en esa bronca hubiera ya guiño de familia. Es esencial establecer ese tipo de juego en los set de rodaje, tanto si hay violencia como si hay comedia o, en este caso, dolor.
- Hablando de dolor, es una constante en sus personajes, tipos duros, intensos y muchas veces sufridores.
No sé… Me deben ver que a lo mejor tengo algo malo. Me lo ve un director de cine y no me lo veo yo. Hombre, son personajes que los quiero hacer, porque la gente que sufre estas cosas son muy olvidados. No sólo es esto, ahora estoy haciendo en teatro de padre en la obra "La gata sobre el tejado de zinc caliente", que también tiene un cáncer terminal (risas)…, o sea es que me meo, esto es acojonante... Me siento muy contento de meterle mano a este tipo de personaje, que es bueno que sea con mucho cariño, hay que ayudar a la gente que tiene esto a que vea que también hay otra manera de ver las enfermedades.
- ¿Cómo está viviendo el Festival de Málaga?
Es casi como mi segundo, bueno para mí no es San Sebastián, para mí es Málaga, no me han dado en ningún lugar más premios en mi vida que en Málaga.
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