Ingrid Rubio, a la espera de un gran papel
- por © Redacción-NOTICINE.com
3-IV-02
A pesar de su deslumbrante presencia en "Taxi", de Carlos Saura, de una tímida carrera internacional cuyo máximo exponente fue "El faro del sur" y una docena larga de películas, Ingrid Rubio sigue sin cuajar en el cine español, o -por decirlo de otra forma- las expectativas que su atractivo y talento unidos despertaron hace seis años no han quedado del todo cubiertas. Esta catalana capaz de imitar el acento porteño, como vuelve a demostrarlo ahora en "Todas las azafastas van al cielo", no ha tenido demasiada suerte. La mayor parte de sus papeles han sido secundarios, incluso en películas de cierta trascendencia, como "Sé quien eres". Para colmo, cuando su protagonismo era menos discutible -"El viaje de Arian", por ejemplo- la mala distribución y el desinterés del público ante un tema vidrioso (la trayectoria de una joven abertzale) se pusieron en su contra.
Su primera película, "Taxi", le hizo acreedora a una mención del jurado en el Festival de San Sebastián, primero de unos premios interpretativos que seguirían en Montreal (Mejor actriz por "El faro del sur"). Fue en su día elegida por las autoridades europeas para el programa "Shooting stars", que intenta promover la carrera de jóvenes actores con más talento que oportunidades, pero sigue a la espera del gran papel en una buena película. En su descargo, diremos que puede presumir de haber trabajado con directores de prestigio, como Saura, Gutiérrez Aragón, Pedro Olea o ahora Mario Camus, en "La playa de los galgos". Pero esperamos mucho más de esta muchacha de ojos grandes.
Ingrid estrena este fin de semana en España sus dos últimos trabajos El primero es "Todas las azafatas van al cielo", coproducción argentino-española de Daniel Burman, en la que interpreta a la azafata de una compañía aérea, que se sirve de su trabajo para evitar compromisos sentimentales. Hasta que un día conoce a un joven médico viudo (Alfredo Casero), que viaja en el mismo avión portando las cenizas de su difunta mujer. También interviene en el nuevo trabajo de Mario Camus, "La playa de los galgos", en la que interpreta a la novia de un etarra (Gustavo Salmerón), un personaje que recuerda de lejos al de "El viaje de Arian".
A pesar de su deslumbrante presencia en "Taxi", de Carlos Saura, de una tímida carrera internacional cuyo máximo exponente fue "El faro del sur" y una docena larga de películas, Ingrid Rubio sigue sin cuajar en el cine español, o -por decirlo de otra forma- las expectativas que su atractivo y talento unidos despertaron hace seis años no han quedado del todo cubiertas. Esta catalana capaz de imitar el acento porteño, como vuelve a demostrarlo ahora en "Todas las azafastas van al cielo", no ha tenido demasiada suerte. La mayor parte de sus papeles han sido secundarios, incluso en películas de cierta trascendencia, como "Sé quien eres". Para colmo, cuando su protagonismo era menos discutible -"El viaje de Arian", por ejemplo- la mala distribución y el desinterés del público ante un tema vidrioso (la trayectoria de una joven abertzale) se pusieron en su contra.
Su primera película, "Taxi", le hizo acreedora a una mención del jurado en el Festival de San Sebastián, primero de unos premios interpretativos que seguirían en Montreal (Mejor actriz por "El faro del sur"). Fue en su día elegida por las autoridades europeas para el programa "Shooting stars", que intenta promover la carrera de jóvenes actores con más talento que oportunidades, pero sigue a la espera del gran papel en una buena película. En su descargo, diremos que puede presumir de haber trabajado con directores de prestigio, como Saura, Gutiérrez Aragón, Pedro Olea o ahora Mario Camus, en "La playa de los galgos". Pero esperamos mucho más de esta muchacha de ojos grandes.
Ingrid estrena este fin de semana en España sus dos últimos trabajos El primero es "Todas las azafatas van al cielo", coproducción argentino-española de Daniel Burman, en la que interpreta a la azafata de una compañía aérea, que se sirve de su trabajo para evitar compromisos sentimentales. Hasta que un día conoce a un joven médico viudo (Alfredo Casero), que viaja en el mismo avión portando las cenizas de su difunta mujer. También interviene en el nuevo trabajo de Mario Camus, "La playa de los galgos", en la que interpreta a la novia de un etarra (Gustavo Salmerón), un personaje que recuerda de lejos al de "El viaje de Arian".