Monicelli no vino, pero sí su obra

por © Frank Padrón (Cuba)–NOTICINE.com
La gran guerra
La gran guerra
Las rosas del desiertoLa gran guerra3-XII-07

Antecedido por un video donde el nonagenario Mario Monicelli (Viareggio, Italia, 1915) se disculpa por no poder cumplir con la invitación que la filial de ARCI en Cuba y el ICAIC le extendieron para estar presente en la retrospectiva de su obra que ambas instituciones organizaron, y se desarrolla por estos días en el multicine habanero Infanta, tuvo lugar allí el estreno en Cuba del último título del prestigioso realizador italiano: “Las rosas del desierto” (2006), una nueva incursión en el mundo bélico (recurrencia de este cineasta) pero como siempre en su cine, desde la inusual perspectiva del humor.

Entre las balas, las minas que explotan y la zozobra propias de ese ambiente (esta vez en los años 40, con el ejército italiano en Africa del Norte, concretamente en la frontera egipcia) un grupo de personajes se ven envueltos en situaciones tan absurdas como disparatadas y simpáticas; el estudio del ser humano, el choque de dos culturas poniendo en solfa la perspectiva colonizadores-colonizados y la presencia indetenible de la ironía, la broma, el sarcasmo difuminando los límites entre comedia y tragedia, caracterizan este nuevo filme de un realizador que a lo largo de siete décadas ha recibido decenas de reconocimientos en su país y fuera de éste (incluyendo una candidatura al Oscar).

Monicelli ha sido el descubridor de varios importantes actores (como la bisoña Claudia Cardinale en “Los desconocidos de siempre”) o quien exploró la veta simpática de otros que hasta entonces sólo habían mostrado la dramática (Vittorio Gassman en ese film, Mónica Vitti en “La chica con la pistola” o el francés Gerard Depardieú en “Temporale Rosy”).

Como escribe Alexandra Vacca en el programa de mano que acompaña este ciclo, “podría ser considerado como el director que, mejor que todos, ha interpretado el estilo y los contenidos de la comedia a la italiana. La sonrisa amarga que acompaña siempre las historias narradas, la ironía con que diseña las historias de simpáticos perdedores, han caracterizado siempre su obra”.

En una entrevista que aparece en dicho programa, el siempre juvenil cineasta afirma: “No tengo un teléfono móvil, no uso computadora, pero de la tecnología aprecio todo lo que mejora la calidad del trabajo (…) Todos me consideran el padre de la comedia italiana, aunque es difícil afirmarlo, porque era un momento especial, había una atmósfera particular y ciertas cosas que se sentían en el aire”.

La retrospectiva que del maestro puedo verse hasta hoy, día 2, incluye apenas 5 títulos dentro de tan vasta obra, aunque sí quizá los más trascendentes; además de la mencionada cinta que constituye su más reciente trabajo, se programaron: “Los desconocidos de siempre”(1958), “La gran guerra”(1959), “Los compañeros”(1963) y “Un burgués pequeño, pequeño” (1977).

Paralelo a la muestra Monicelli se exhibe un ciclo de cine documental italiano con títulos de jóvenes cineastas que hoy mismo se desarrollan en el panorama fílmico del país europeo.

“Mi país”, de Daniel Vicari; “Yo no soy un moderado”, de Andrea Nobile, “Las vacaciones de Licu”, de Vittorio Moroni, “La vida como viaje de premio”, de Paulo Muran, “La orquesta de Plaza Vittorio”, de Agostino Ferrente (ya visto en Cuba el pasado año , inaugurando el propio multicine que ahora acoge de nuevo un ciclo semejante) y “Los diarios del retorno: Raúl”, de Alessandro Rossetto, son los documentales, todos (excepto ese último título, de este mismo año) de 2006, que integran la selección.

Por este motivo han viajado a Cuba los dos autores de los dos últimos filmes, relacionados entre sí como quiera que “Los diarios…” es una suerte de secuela de “La orquesta…”, pues los protagonistas de aquella aventura, la filmación de la orquesta multiétnica nacida en Roma, ahora promueven la realización de retratos en vídeos de cada uno de los músicos que componen el grupo, filmados en sus países de origen, siendo el primero de ellos éste, acercamiento al percusionista argentino Raúl Scebba.