Hablamos con Nathalie Poza y Daniel Pérez Prada sobre el estreno de "70 binladens"
- por © Covadonga Díaz -NOTICINE.com
"70 binladens", el nuevo thriller dramático de Koldo Serra, está ya desde el pasado viernes en cines españoles. En él, se narra la historia de Raquel Crespo (Emma Suárez), una mujer con una complicada situación personal que le lleva a necesitar conseguir con urgencia -24 horas- 35 000 euros, conocidos coloquialmente como 70 binladens. Su última esperanza, un crédito bancario, se verá destruida cuando dos atracadores (Nathalie Poza y Hugo Silva) irrumpen en la sucursal en la que se encuentra. Sin embargo, Raquel está decidida a conseguir su objetivo… al precio que sea. NOTICINE.com habló con Daniel Pérez Prada y Nathalie Poza sobre la película.
Después de debutar con el thriller "Bosque de sombras" en 2006, y tras narrar desde el punto de vista de un periodista yanqui la Guerra Civil en "Gernika" diez años después, Koldo Serra opta ahora por contar la historia de un atraco poco común, en el que Daniel Pérez Prada y Nathalie Poza se verán enfrentados en el clásico "polis y cacos".
Daniel interpreta en el film el papel del policía negociador que intenta, ante todo, salvar la vida de los rehenes atrapados en el atraco, un robo dirigido por Lola (Nahalie Poza) y Jonan (Hugo Silva), que tendrán que dejarse guiar por la improvisación para conseguir su objetivo.
"La película la lleva el personaje de Emma, vemos mucho a través de sus ojos y esa cabeza suya tan privilegiada. Pero el conflicto de la cinta son los personajes que interpretamos Hugo y yo", confiesa Poza a la hora de describir a su personaje.
Y es que Lola es todo un misterio. Si bien de Jonan se van desvelando más secretos a lo largo del film, el papel interpretado por Nahalie se mantiene escondido bajo llave durante toda la trama, algo que asegura fue intencionado. "Lo que interesa es que que es el motor que sigue el objetivo de dificultar la finalidad de Emma. Mientras ella es la parte racional, nosotros somos dos animales impulsivos peligrosos e impredecibles. La que manda es Lola, mientras que la parte más vulnerable y desvalida es la que interpreta ese personaje masculino", continúa la actriz.
Precisamente esa fue la intención de Koldo, que confesó en un comunicado que uno de los aspectos más destacables de "70 binladens" es que era un thriller protagonizado por mujeres, cuando normalmente suele ser un género predominantemente masculino. Algo que Poza calificó como un "regalo". "Me parece un hallazgo que hayamos sido Emma y yo las que hagamos estos personajes y que sea el director el que decida que sean dos mujeres más cerca de los 50 que de los 20. No porque sea mejor ni peor, sino porque la visión es diferente".
En lo que a la preparación del personaje se refiere, ambos intérpretes aseguran que llevaron a cabo un profundo proceso de preparación. Por su parte, Daniel, con la intención de que su personaje "sonara vasco", le pidió a su director poder reunirse con la Ertzaintza, y así se hizo.
"Nos dijeron que, si fuera por ellos, la película se acabaría en la página 4, que habrían entrado enseguida y ya está. A eso, nosotros les contestamos: `Bueno, hay que hacer una película´. No entendían por qué no entrábamos antes.", comenta entre risas. "Nos ayudaron mucho con la negociación, el tono que había que poner, pudimos acudir a la sede y ver cómo se hacían los interrogatorios... Fue un proceso muy interesante y más por mi parte, que al ser de Madrid, veo como este cuerpo policial es distinto, sobre todo por la historia de terrorismo que llevan encima".
Y a esto, sumó su propia experiencia. "Tú llegas con tu mochila y tu bagaje, tus propias técnicas. Pero cada nuevo personaje es un mundo y tienes que adaptarte". "Ensayé mucho con Emma, sobre todo para el código de la cuarta palabra" continúa. "También con Nathalie, con Cándido para la escena de la bronca,… En definitiva, se ensayaron pequeñas partes del guion, lo normal para una película con tanta parte interpretativa y técnica".
En el caso de Nathalie, confiesa que su trabajo se inspiró en entrevistas de presas y en inspeccionar su propia violencia interior, "que está ahí y es todo un universo a explorar".
"Cada uno de nosotros tenía su manera de trabajar. La secuencia del principio, por ejemplo, fue muy larga y sirvió como ejercicio de entrenamiento. Además, trabajar con Hugo ha sido muy fácil. Yo igual soy más compleja, pero él es alguien muy generoso y encontró una línea muy sencilla de trabajo, me apoyé mucho en él".
Pero también fue gracias a Koldo por lo que pudo encaminar el papel de Lola, ya que le aconsejó muchos referentes cinematográficos en los que basarse para crear su personaje. "También vi su primera película y pillé un poco su punto setentero, algo con lo que me identifico bastante: su personalidad y su sentido del humor. Eso se intuye, no se puede describir, pero pasa. Saber que lo que estás haciendo lo ve y le gusta. Es muy bonito cuando te sabes querido".
Además de enfrentarse al trabajo que supone interpretar a un personaje tan desequilibrado y complejo, a Poza se le sumó otra complicada tarea: la caracterización que Lola requería. "La idea era que, al no contarse mucho quien es, sea muy importante su imagen y presentación. Buscamos mucho y, de manera sincronizada, Koldo y yo dimos con el ojo tuerto", algo que recuerda como una curiosa anécdota.
"Yo se lo vi a un tipo que entró en el hotel, un hincha de fútbol. Estábamos desayunando y noté una presencia violenta. Cuando me giré, le miré un momento y vi que no le podía mantener la mirada. Ahí pensé `esto es lo que tengo que provocar, que nadie se atreva a mirarme a los ojos durante más de dos segundos´. Y luego, curiosamente, Koldo me mandó una foto de un gato tuerto".
A esto, Daniel añade que la idea original era arrancarle un dedo a Lola, pero se descartó al ver las dificultades que suponía a la hora de manipular la pistola, abrir la cerveza, etc. "Le era difícil y se les ocurrió lo del ojo. Y claro, eso planteó un cambio de guion, por ejemplo, en el código de la cuarta palabra, que es algo muy complicado. Yo alguna vez lo intenté de coña y vi que no podía", relata entre risas.
Sin embargo, Pérez tampoco se salva de anécdotas. En su caso, el chaleco se convirtió en su peor enemigo durante el rodaje. "No había forma de que lo colocara bien. Tuvieron que parar en varias ocasiones el plano secuencia porque me lo había puesto al revés o salía colocándomelo", recuerda sonriente.
En cuanto al guion, confiesan que los giros que ofrece a la película los atraparon. "Te lo pone muy fácil porque te dan todo lo que necesitas. Hay guiones que te leen, y esos son los que gustan; dejar que te lea el guion y abandonarte a lo que ocurre. En este caso, además, los dos atracadores son la acción y el conflicto, y hay que coger eso de la mano", explicó Nathalie.
Por su parte, Daniel aseguró que lo trabajaron mucho desde el principio. "Quería saberlo todo de la película y tener toda la información. Entre el guion y nosotros no había secretismos".
Y en lo que a Koldo se refiere, concluyeron afirmando el placer que sintieron al trabajar con él, "una buena persona que crea familia y no tiene miedo ni a la emoción, ni al juego o las propuestas del director", dijo Nathalie. "Crea una atmósfera de rodaje óptima y alegre, y eso hace que estemos todos a su servicio y a sus pies".
Algo con lo que Daniel se sintió muy identificado: "Es un director que te hace crecer, siempre te da más. Me ha dado una oportunidad gorda de verdad".
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Después de debutar con el thriller "Bosque de sombras" en 2006, y tras narrar desde el punto de vista de un periodista yanqui la Guerra Civil en "Gernika" diez años después, Koldo Serra opta ahora por contar la historia de un atraco poco común, en el que Daniel Pérez Prada y Nathalie Poza se verán enfrentados en el clásico "polis y cacos".
Daniel interpreta en el film el papel del policía negociador que intenta, ante todo, salvar la vida de los rehenes atrapados en el atraco, un robo dirigido por Lola (Nahalie Poza) y Jonan (Hugo Silva), que tendrán que dejarse guiar por la improvisación para conseguir su objetivo.
"La película la lleva el personaje de Emma, vemos mucho a través de sus ojos y esa cabeza suya tan privilegiada. Pero el conflicto de la cinta son los personajes que interpretamos Hugo y yo", confiesa Poza a la hora de describir a su personaje.
Y es que Lola es todo un misterio. Si bien de Jonan se van desvelando más secretos a lo largo del film, el papel interpretado por Nahalie se mantiene escondido bajo llave durante toda la trama, algo que asegura fue intencionado. "Lo que interesa es que que es el motor que sigue el objetivo de dificultar la finalidad de Emma. Mientras ella es la parte racional, nosotros somos dos animales impulsivos peligrosos e impredecibles. La que manda es Lola, mientras que la parte más vulnerable y desvalida es la que interpreta ese personaje masculino", continúa la actriz.
Precisamente esa fue la intención de Koldo, que confesó en un comunicado que uno de los aspectos más destacables de "70 binladens" es que era un thriller protagonizado por mujeres, cuando normalmente suele ser un género predominantemente masculino. Algo que Poza calificó como un "regalo". "Me parece un hallazgo que hayamos sido Emma y yo las que hagamos estos personajes y que sea el director el que decida que sean dos mujeres más cerca de los 50 que de los 20. No porque sea mejor ni peor, sino porque la visión es diferente".
En lo que a la preparación del personaje se refiere, ambos intérpretes aseguran que llevaron a cabo un profundo proceso de preparación. Por su parte, Daniel, con la intención de que su personaje "sonara vasco", le pidió a su director poder reunirse con la Ertzaintza, y así se hizo.
"Nos dijeron que, si fuera por ellos, la película se acabaría en la página 4, que habrían entrado enseguida y ya está. A eso, nosotros les contestamos: `Bueno, hay que hacer una película´. No entendían por qué no entrábamos antes.", comenta entre risas. "Nos ayudaron mucho con la negociación, el tono que había que poner, pudimos acudir a la sede y ver cómo se hacían los interrogatorios... Fue un proceso muy interesante y más por mi parte, que al ser de Madrid, veo como este cuerpo policial es distinto, sobre todo por la historia de terrorismo que llevan encima".
Y a esto, sumó su propia experiencia. "Tú llegas con tu mochila y tu bagaje, tus propias técnicas. Pero cada nuevo personaje es un mundo y tienes que adaptarte". "Ensayé mucho con Emma, sobre todo para el código de la cuarta palabra" continúa. "También con Nathalie, con Cándido para la escena de la bronca,… En definitiva, se ensayaron pequeñas partes del guion, lo normal para una película con tanta parte interpretativa y técnica".
En el caso de Nathalie, confiesa que su trabajo se inspiró en entrevistas de presas y en inspeccionar su propia violencia interior, "que está ahí y es todo un universo a explorar".
"Cada uno de nosotros tenía su manera de trabajar. La secuencia del principio, por ejemplo, fue muy larga y sirvió como ejercicio de entrenamiento. Además, trabajar con Hugo ha sido muy fácil. Yo igual soy más compleja, pero él es alguien muy generoso y encontró una línea muy sencilla de trabajo, me apoyé mucho en él".
Pero también fue gracias a Koldo por lo que pudo encaminar el papel de Lola, ya que le aconsejó muchos referentes cinematográficos en los que basarse para crear su personaje. "También vi su primera película y pillé un poco su punto setentero, algo con lo que me identifico bastante: su personalidad y su sentido del humor. Eso se intuye, no se puede describir, pero pasa. Saber que lo que estás haciendo lo ve y le gusta. Es muy bonito cuando te sabes querido".
Además de enfrentarse al trabajo que supone interpretar a un personaje tan desequilibrado y complejo, a Poza se le sumó otra complicada tarea: la caracterización que Lola requería. "La idea era que, al no contarse mucho quien es, sea muy importante su imagen y presentación. Buscamos mucho y, de manera sincronizada, Koldo y yo dimos con el ojo tuerto", algo que recuerda como una curiosa anécdota.
"Yo se lo vi a un tipo que entró en el hotel, un hincha de fútbol. Estábamos desayunando y noté una presencia violenta. Cuando me giré, le miré un momento y vi que no le podía mantener la mirada. Ahí pensé `esto es lo que tengo que provocar, que nadie se atreva a mirarme a los ojos durante más de dos segundos´. Y luego, curiosamente, Koldo me mandó una foto de un gato tuerto".
A esto, Daniel añade que la idea original era arrancarle un dedo a Lola, pero se descartó al ver las dificultades que suponía a la hora de manipular la pistola, abrir la cerveza, etc. "Le era difícil y se les ocurrió lo del ojo. Y claro, eso planteó un cambio de guion, por ejemplo, en el código de la cuarta palabra, que es algo muy complicado. Yo alguna vez lo intenté de coña y vi que no podía", relata entre risas.
Sin embargo, Pérez tampoco se salva de anécdotas. En su caso, el chaleco se convirtió en su peor enemigo durante el rodaje. "No había forma de que lo colocara bien. Tuvieron que parar en varias ocasiones el plano secuencia porque me lo había puesto al revés o salía colocándomelo", recuerda sonriente.
En cuanto al guion, confiesan que los giros que ofrece a la película los atraparon. "Te lo pone muy fácil porque te dan todo lo que necesitas. Hay guiones que te leen, y esos son los que gustan; dejar que te lea el guion y abandonarte a lo que ocurre. En este caso, además, los dos atracadores son la acción y el conflicto, y hay que coger eso de la mano", explicó Nathalie.
Por su parte, Daniel aseguró que lo trabajaron mucho desde el principio. "Quería saberlo todo de la película y tener toda la información. Entre el guion y nosotros no había secretismos".
Y en lo que a Koldo se refiere, concluyeron afirmando el placer que sintieron al trabajar con él, "una buena persona que crea familia y no tiene miedo ni a la emoción, ni al juego o las propuestas del director", dijo Nathalie. "Crea una atmósfera de rodaje óptima y alegre, y eso hace que estemos todos a su servicio y a sus pies".
Algo con lo que Daniel se sintió muy identificado: "Es un director que te hace crecer, siempre te da más. Me ha dado una oportunidad gorda de verdad".
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