Llega a los cines "La vida sin Sara Amat", opera prima de la española Laura Jou
- por © Lidia Waya -NOTICINE.com
Se ha estrenado este viernes en España "La vida sin Sara Amat". Se trata de un largometraje dramático que dura setenta y cinco minutos dirigido por Laura Jou en su debut en la gran pantalla. El reparto está formado por Biel Rosell, María Morete, Francesca Piñón, Isaac Alcayde, Pau Escobar y Joan Amargós.
Laura Jou es directora, pero también actriz en series catalanas como "Plats bruts", "El cor de la ciutat" o "Arròs covat". Aunque la mayoría de su éxito en el medio cinematográfico deriva de haberse dedicado a formar a niños para ser actores para películas como "Pa negre" e "Incierta gloria", de Agustí Villaronga, "Eva" de Kike Maíllo o "Lo imposible" y "Un monstruo viene a verme" de Juan Antonio Bayona. Como directora, en 2015, su corto "No me quites" consiguió ser premiad en el Festival de Málaga y nominado al Goya.
La historia se sitúa en los años ochenta y relata el amor adolescente. Pep, un chico de 13 años está enamorado de una chica del pueblo de sus abuelos, Sara Amat. Una noche de verano Sara desaparece sin dejar rastro. Al cabo de unas horas, Pep se la encuentra escondida en su habitación. La joven le explica que ha huido de casa y le pide quedarse con él.
Su directora, Laura Jou, explicaba para la web de AISGE que "cuando me propusieron dirigir La vida sin Sara Amat sabía que me la ofrecían por mi trayectoria en la dirección de actores jóvenes. Quise que los niños elegidos para la película formasen una pandilla de verdad, que la interpretación fuera auténtica. Nunca tuvieron el guion. Llegaron al texto a través de improvisaciones de las escenas escritas. Compartían objetivos y antecedentes con los personajes, y eso fue suficiente para desarrollar las secuencias".
Añadía la realizadora que, "Pep, el personaje de Biel, es un chico tranquilo, tímido. Desde hace dos años le gusta mucho Sara Amat, y cuando la chica se esconde en su habitación esa experiencia lo cambiará para siempre. En cuanto a Sara, el rol de María, es un niña inteligente que sabe jugar sus cartas pero que no controla sus emociones, las tiene miedo y por eso se refugia en los libros".
La catalana define la historia como "un caleidoscopio de aquellos veranos en el pueblo de los años ochenta. Veranos de los primeros cigarrillos, del descubrimiento del sexo, de hacerse mayor a escondidas y entre mentiras". Además, contó que "recuerdo muy bien esa época. Por eso me rodeé de un equipo que por entonces tenía la misma edad que nuestros protagonistas. En este sentido pusimos en común una reserva de memoria compartida que llenó de verdad los escenarios, el vestuario y el sonido de los ochenta".
En El Periódico, Laura Jou y Maite Sanchez, dejaban ver algunas de las intimidades de la película, por ejemplo, de la convocatoria de casting a la que se presentaron 20 000 niños. "Como los actores de la serie 'Merlí' son alumnos míos les pedí que colgasen en Instagram la convocatoria del casting y, como tienen miles de seguidores, enseguida recibimos unas 20 000 solicitudes lo que nos fue muy bien (excepto para los directores del casting, claro). Ya sé qué tipo de actores tienen las agencias y las escuelas de teatro y no quería niños que actuasen, quería niños muy auténticos porque creía que los podría dirigir como quisiera. Entiendo que un director convencional esté más seguro con un niño con experiencia, pero como, justamente, me dedico a esto me daba igual que no la tuvieran", explicaba Jou.
Sobre la previa al rodaje contaba que "Antes de rodar los niños se fueron con su entrenador a una casa de colonias en medio del campo donde dormían, comían, se explicaban secretos y jugaban. Lo hacían todo juntos, pero no tenían el guion, se lo di el último día de rodaje".
En cuento a los protagonistas, "el entrenador Isaac Alcaide se encargaba más del niño y yo, de la niña. Teníamos unos códigos de transparencia emocional, cosas que les habían pasado en la vida nos servían para la película. Curiosamente, teníamos un historial muy parecido entre María y yo y esto fue muy bonito porque confió mucho en mí. Yo había vivido lo mismo que ella, esta necesidad de ser diferente, de no sentirse como las otras, de reafirmarse en sus ideas… esto nos unió mucho. Y Biel también se unió mucho a Isaac y encontraron múltiples paralelismos. Cuando trabajas a fondo, como nosotros, has de entrar en la vida personal de los chicos, hacer puentes. Les decía: esta escena es como cuando le dijiste aquello a tu tía o como cuando te enfadaste con tus padres".
Incluso hablo sobre los besos: "Biel nos confesó que nunca había besado a nadie y sabía que en la película habría besos y nos pusimos a practicar el juego del morreo. Todos se morrearon con todos. Unos estaban más contentos, otros más tímidos, pero era la manera de que, cuando lo tuvieran que hacer en el rodaje, fuera como una habilidad más". O de una escena en la que Biel tenía que fingir un orgasmo: "Me parecía muy fuerte que un niño de 13 años tuviera que representarlo. No le quería dar esa responsabilidad y pensé que el frío provocaría una reacción muy similar. La manera de hacerlo fue ponerle un cubo con hielo para que introdujera los pies en ese momento… y funcionó".
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Laura Jou es directora, pero también actriz en series catalanas como "Plats bruts", "El cor de la ciutat" o "Arròs covat". Aunque la mayoría de su éxito en el medio cinematográfico deriva de haberse dedicado a formar a niños para ser actores para películas como "Pa negre" e "Incierta gloria", de Agustí Villaronga, "Eva" de Kike Maíllo o "Lo imposible" y "Un monstruo viene a verme" de Juan Antonio Bayona. Como directora, en 2015, su corto "No me quites" consiguió ser premiad en el Festival de Málaga y nominado al Goya.
La historia se sitúa en los años ochenta y relata el amor adolescente. Pep, un chico de 13 años está enamorado de una chica del pueblo de sus abuelos, Sara Amat. Una noche de verano Sara desaparece sin dejar rastro. Al cabo de unas horas, Pep se la encuentra escondida en su habitación. La joven le explica que ha huido de casa y le pide quedarse con él.
Su directora, Laura Jou, explicaba para la web de AISGE que "cuando me propusieron dirigir La vida sin Sara Amat sabía que me la ofrecían por mi trayectoria en la dirección de actores jóvenes. Quise que los niños elegidos para la película formasen una pandilla de verdad, que la interpretación fuera auténtica. Nunca tuvieron el guion. Llegaron al texto a través de improvisaciones de las escenas escritas. Compartían objetivos y antecedentes con los personajes, y eso fue suficiente para desarrollar las secuencias".
Añadía la realizadora que, "Pep, el personaje de Biel, es un chico tranquilo, tímido. Desde hace dos años le gusta mucho Sara Amat, y cuando la chica se esconde en su habitación esa experiencia lo cambiará para siempre. En cuanto a Sara, el rol de María, es un niña inteligente que sabe jugar sus cartas pero que no controla sus emociones, las tiene miedo y por eso se refugia en los libros".
La catalana define la historia como "un caleidoscopio de aquellos veranos en el pueblo de los años ochenta. Veranos de los primeros cigarrillos, del descubrimiento del sexo, de hacerse mayor a escondidas y entre mentiras". Además, contó que "recuerdo muy bien esa época. Por eso me rodeé de un equipo que por entonces tenía la misma edad que nuestros protagonistas. En este sentido pusimos en común una reserva de memoria compartida que llenó de verdad los escenarios, el vestuario y el sonido de los ochenta".
En El Periódico, Laura Jou y Maite Sanchez, dejaban ver algunas de las intimidades de la película, por ejemplo, de la convocatoria de casting a la que se presentaron 20 000 niños. "Como los actores de la serie 'Merlí' son alumnos míos les pedí que colgasen en Instagram la convocatoria del casting y, como tienen miles de seguidores, enseguida recibimos unas 20 000 solicitudes lo que nos fue muy bien (excepto para los directores del casting, claro). Ya sé qué tipo de actores tienen las agencias y las escuelas de teatro y no quería niños que actuasen, quería niños muy auténticos porque creía que los podría dirigir como quisiera. Entiendo que un director convencional esté más seguro con un niño con experiencia, pero como, justamente, me dedico a esto me daba igual que no la tuvieran", explicaba Jou.
Sobre la previa al rodaje contaba que "Antes de rodar los niños se fueron con su entrenador a una casa de colonias en medio del campo donde dormían, comían, se explicaban secretos y jugaban. Lo hacían todo juntos, pero no tenían el guion, se lo di el último día de rodaje".
En cuento a los protagonistas, "el entrenador Isaac Alcaide se encargaba más del niño y yo, de la niña. Teníamos unos códigos de transparencia emocional, cosas que les habían pasado en la vida nos servían para la película. Curiosamente, teníamos un historial muy parecido entre María y yo y esto fue muy bonito porque confió mucho en mí. Yo había vivido lo mismo que ella, esta necesidad de ser diferente, de no sentirse como las otras, de reafirmarse en sus ideas… esto nos unió mucho. Y Biel también se unió mucho a Isaac y encontraron múltiples paralelismos. Cuando trabajas a fondo, como nosotros, has de entrar en la vida personal de los chicos, hacer puentes. Les decía: esta escena es como cuando le dijiste aquello a tu tía o como cuando te enfadaste con tus padres".
Incluso hablo sobre los besos: "Biel nos confesó que nunca había besado a nadie y sabía que en la película habría besos y nos pusimos a practicar el juego del morreo. Todos se morrearon con todos. Unos estaban más contentos, otros más tímidos, pero era la manera de que, cuando lo tuvieran que hacer en el rodaje, fuera como una habilidad más". O de una escena en la que Biel tenía que fingir un orgasmo: "Me parecía muy fuerte que un niño de 13 años tuviera que representarlo. No le quería dar esa responsabilidad y pensé que el frío provocaría una reacción muy similar. La manera de hacerlo fue ponerle un cubo con hielo para que introdujera los pies en ese momento… y funcionó".
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