El "paco" vuelve al cine argentino de la mano de Inés Oliveira, en "Baldío"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
La adicción a la peligrosa droga "paco", una especie de "crack" derivada de la pasta base de cocaína mezclada con ácido sulfúrico y queroseno, regresa al cine argentino de la mano de la cineasta Inés de Oliveira Cézar, en "Baldío", un drama basado en hechos reales, que protagonizaron la tristemente desaparecida actriz Mónica Galán, junto a Rafael Spregelburd y Nicolás Mateo. Su autora sostiene que con ella ha buscado "provocar un cambio en el paradigma desde el cual el cine suele contar a los adictos, a los marginales, a los locos".
Esta droga, extendida entre los sectores pobres por su relativo bajo costo, en específico, ya llegó al cine hace unos años en "Paco" (2010), de Diego Rafecas. Ahora, Oliveira elige el blanco y negro para narrar la historia de Brisa, una actriz que filma una película en medio de la preocupación por la adicción de su hijo al paco.
La cineasta, con la ayuda de su coguionista, elige contar el hecho desde el punto de vista de la madre del joven adicto. "Es el lado más oscuro de la historia. En general, son pocas las películas que abordan esa parte porque no es ni tan ruidosa ni tan espectacular, marcan un derrotero de incertidumbre, de impotencia, de no saber que es mucho más silencioso. Es otro tipo de proceso que el que hace un adicto o un loco que está desatado, por decirlo de alguna manera, que no tiene filtro. Y acá nos interesaba cómo interviene el entorno. Y el entorno lamentablemente no interviene ayudando a que esto se pueda encuadrar ni desde el punto de vista médico, terapéutico ni legal tampoco. Una persona que acompaña a un ser querido con una problemática así se encuentra muy sola porque el ser querido se encuentra fuera de sí y porque el entorno tampoco se quiere meter. Nadie se quiere hacer cargo de esos intratables", explica Oliveira a Página 12.
Partiendo de una experiencia real, en "Baldío", Inés de Oliveira ha intentado "reflejar millones de historias que son, de alguna manera, similares. También nos interesaba abordar otra realidad porque acá hay mucho prejuicio. Lamentablemente es increíble que a esta altura de la época en que vivimos los prejuicios sigan actuando de una manera totalmente retrógrada. Entonces, lo que nos interesaba era abordar justamente ese punto: cómo puede ser que al día de hoy ciertos prejuicios de la sociedad no permitan que estas afecciones se vuelvan algo tratable, que se pueda acompañar. Pero sobre todo lo que más me interesaba desde el cine era este cambio de paradigma porque no me interesaba contar la parte heroica de esta historia, sino acercarme a lo que es ese proceso. Y sin prejuicios ni tomas de valoración moral".
En su opinión el paco tiene como droga características propias: "No es igual a cualquier otra droga porque tiene particularidades muy excluyentes de las otras drogas y porque además tiene un poder de destrucción bastante mayor a muchas otras drogas medido en el tiempo: en el mismo tiempo en que una persona consume paco, el nivel de deterioro que tiene en relación al consumo asiduo de cualquier otra droga es mucho mayor. Y las manifestaciones o los estados que produce el consumo de paco no son equiparables a los que producen otras drogas. Tiene una capacidad adictiva muy fuerte. Además, el estado dura poco y éste es el problema. Dura minutos. Visto desde un punto de vista siempre se asoció el paco a los pobres. Eso no es tan así. Justamente, también nos interesaba eso porque en parte es un prejuicio".
Inés de Oliveira, que estrena su película esta semana en la Argentina, cree que ha evitado las moralejas fáciles o las críticas a las instituciones por su falta de ayuda para resolver el problema: "No es que dije: 'Voy a hacer una película para adoctrinar a las instituciones sobre lo que tienen que hacer'. No va por ese carril, pero sí era importante para mí hacer un diagnóstico. Digo: 'Esta es la problemática, esto es lo que hay y todo esto es lo que no hay'. Abre una pregunta: ¿Qué hacemos con esto? Por ejemplo, hicimos un preestreno en el Colegio de Abogados. Yo lo acepté porque me interesaba mucho escuchar el punto de vista de la gente que está con las leyes. Y fue muy interesante porque también fueron muchos psicoanalistas. La verdad es que, en un sentido, me fui muy contenta porque pensé: 'Acá se habló justamente de un montón de vacíos que hay en la sociedad, en las familias, en las terapéuticas. Hay agujeros'. Y la película está rodeando todo el tiempo ese agujero. Y abriendo una pregunta: ¿Cómo se pueden tratar estas problemáticas?".
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
Esta droga, extendida entre los sectores pobres por su relativo bajo costo, en específico, ya llegó al cine hace unos años en "Paco" (2010), de Diego Rafecas. Ahora, Oliveira elige el blanco y negro para narrar la historia de Brisa, una actriz que filma una película en medio de la preocupación por la adicción de su hijo al paco.
La cineasta, con la ayuda de su coguionista, elige contar el hecho desde el punto de vista de la madre del joven adicto. "Es el lado más oscuro de la historia. En general, son pocas las películas que abordan esa parte porque no es ni tan ruidosa ni tan espectacular, marcan un derrotero de incertidumbre, de impotencia, de no saber que es mucho más silencioso. Es otro tipo de proceso que el que hace un adicto o un loco que está desatado, por decirlo de alguna manera, que no tiene filtro. Y acá nos interesaba cómo interviene el entorno. Y el entorno lamentablemente no interviene ayudando a que esto se pueda encuadrar ni desde el punto de vista médico, terapéutico ni legal tampoco. Una persona que acompaña a un ser querido con una problemática así se encuentra muy sola porque el ser querido se encuentra fuera de sí y porque el entorno tampoco se quiere meter. Nadie se quiere hacer cargo de esos intratables", explica Oliveira a Página 12.
Partiendo de una experiencia real, en "Baldío", Inés de Oliveira ha intentado "reflejar millones de historias que son, de alguna manera, similares. También nos interesaba abordar otra realidad porque acá hay mucho prejuicio. Lamentablemente es increíble que a esta altura de la época en que vivimos los prejuicios sigan actuando de una manera totalmente retrógrada. Entonces, lo que nos interesaba era abordar justamente ese punto: cómo puede ser que al día de hoy ciertos prejuicios de la sociedad no permitan que estas afecciones se vuelvan algo tratable, que se pueda acompañar. Pero sobre todo lo que más me interesaba desde el cine era este cambio de paradigma porque no me interesaba contar la parte heroica de esta historia, sino acercarme a lo que es ese proceso. Y sin prejuicios ni tomas de valoración moral".
En su opinión el paco tiene como droga características propias: "No es igual a cualquier otra droga porque tiene particularidades muy excluyentes de las otras drogas y porque además tiene un poder de destrucción bastante mayor a muchas otras drogas medido en el tiempo: en el mismo tiempo en que una persona consume paco, el nivel de deterioro que tiene en relación al consumo asiduo de cualquier otra droga es mucho mayor. Y las manifestaciones o los estados que produce el consumo de paco no son equiparables a los que producen otras drogas. Tiene una capacidad adictiva muy fuerte. Además, el estado dura poco y éste es el problema. Dura minutos. Visto desde un punto de vista siempre se asoció el paco a los pobres. Eso no es tan así. Justamente, también nos interesaba eso porque en parte es un prejuicio".
Inés de Oliveira, que estrena su película esta semana en la Argentina, cree que ha evitado las moralejas fáciles o las críticas a las instituciones por su falta de ayuda para resolver el problema: "No es que dije: 'Voy a hacer una película para adoctrinar a las instituciones sobre lo que tienen que hacer'. No va por ese carril, pero sí era importante para mí hacer un diagnóstico. Digo: 'Esta es la problemática, esto es lo que hay y todo esto es lo que no hay'. Abre una pregunta: ¿Qué hacemos con esto? Por ejemplo, hicimos un preestreno en el Colegio de Abogados. Yo lo acepté porque me interesaba mucho escuchar el punto de vista de la gente que está con las leyes. Y fue muy interesante porque también fueron muchos psicoanalistas. La verdad es que, en un sentido, me fui muy contenta porque pensé: 'Acá se habló justamente de un montón de vacíos que hay en la sociedad, en las familias, en las terapéuticas. Hay agujeros'. Y la película está rodeando todo el tiempo ese agujero. Y abriendo una pregunta: ¿Cómo se pueden tratar estas problemáticas?".
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.