Juan Pablo Dibitonto, ante el estreno de "Magalí"
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
La opera prima del argentino Juan Pablo Dibitonto "Magalí (2019), protagonizada por Eva Bianco y Cristian Nieva, narra el encuentro entre una mujer y su hijo en medio de las alturas jujeñas. En ese reencuentro ambos comenzarán a transformarse, mientras la fábula folklórica los atravesará y les devolverá su identidad y vínculo. Ganadora de varios premios en el 5 Festival Internacional de Cine de las Alturas (Mención ACCA, Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina y mejor actriz para Bianco), la película llega a las salas y nuestros compañeros de EscribiendoCine hablaron con su director.
- ¿Cómo surge la historia de "Magalí"?
Surge básicamente cuando me mudo a Salta por un tema familiar, tenía ganas de escribir y quería explorar las fronteras del mundo andino. Empecé editando películas, de amigos de Bolivia, primero iba en avión, luego se cortó, y lo hacía de manera terrestre y ahí vi ese borramiento de las fronteras. Le presenté el proyecto a Sandra Gugliotta, lo presentó a Ibermedia, ganamos y luego convoqué a Daniela Seggiaro, salteña, porque mi conocimiento andino estaba limitado por mi origen porteño, y hubiese demandado más tiempo el desarrollo. Con la plata de Ibermedia nos fuimos a la frontera, analizando eso, los vínculos, cómo se transforman en las migraciones. En el medio me separé, hubo un tema de revinculación con mis hijos, que se tomó para la historia.
- No está presente el estigma del carnaval jujeño y sí cuestiones asociadas a representaciones distintas ¿por qué?
Queríamos que no fuesen subrayados, pensando también en las voces que hablarían, llama la atención el carnaval y la ceremonia de la Pachamama, pero no queríamos vincularnos de una manera "turística", no queríamos hacer eso, teníamos algunas referencias de películas de aquello que no queríamos hacer, la película de Daniela, "Nosilatiaj, la belleza", era referencia, pero teníamos otras de aquello que no queríamos hacer. Trabajamos en eso mucho y en la elección de los actores, para evitar que las tonadas sean forzadas. Cuando fuimos a filmar, hacíamos scouting, cerrábamos locaciones, y Eva Bianco también, con respecto a la tonada. Y esto puntualmente con Eva, porque el resto de los actores son jujeños, igualmente ella viene de Buenos Aires, entonces cierta tonada está permitida. Cuando se fuerza la tonada queda muy evidente para los lugareños, y eso generaría distancia.
- ¿Por qué la fábula como punto de partida?
Cuando hicimos el viaje con Daniela y mi equipo, hicimos una investigación sobre los pumas, que se los conoce como león o gato, y detectamos muchas fábulas y nos gustó relacionar el puma con la línea de luz que vienen de las momias ancestrales, me había enamorado de eso pero Daniela lo quiso despegar, por eso está la fantasía y la fábula que se transmite ancestralmente, algo que los pueblos lo tienen muy presente. Pequeños detalles de los que nos fuimos agarrando, con puntos de realidad, que incorporarlos. Los ficcionamos para no faltar el respeto a las tradiciones que son ancestrales.
- La película habla de la precariedad laboral, de la crisis, pero sin subrayar, ¿fue difícil?
Hay mucho mérito del guion, pero me parece que en las películas hay cosas latentes en la sociedad, que no se piensan, sí imaginamos la precariedad de una enfermera que vive en una pensión y no puede ni siquiera dejarle a alguien al perro, no imaginé hablar específicamente de la crisis.
- ¿Facilitó el rodaje en lugares naturales?
Sí, facilitó, y además ayudó el no tener, por ejemplo, señal, rodamos en Casa Quemada, y la comunicación con el pueblo era sólo por alguien que iba o venía. El equipo estaba allí cien por ciento para la película, en Buenos Aires cuando decía corte estábamos todos pendientes del Whatsapp, de la selfie, un exceso de comunicación del equipo, allá no había que pedirle al equipo que no se comunicara entre sí, porque era imposible. En la puna además no podés correr, porque te apunas, nos pasó los primeros días, hubo que ir a otro ritmo, cuidarnos.
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- ¿Cómo surge la historia de "Magalí"?
Surge básicamente cuando me mudo a Salta por un tema familiar, tenía ganas de escribir y quería explorar las fronteras del mundo andino. Empecé editando películas, de amigos de Bolivia, primero iba en avión, luego se cortó, y lo hacía de manera terrestre y ahí vi ese borramiento de las fronteras. Le presenté el proyecto a Sandra Gugliotta, lo presentó a Ibermedia, ganamos y luego convoqué a Daniela Seggiaro, salteña, porque mi conocimiento andino estaba limitado por mi origen porteño, y hubiese demandado más tiempo el desarrollo. Con la plata de Ibermedia nos fuimos a la frontera, analizando eso, los vínculos, cómo se transforman en las migraciones. En el medio me separé, hubo un tema de revinculación con mis hijos, que se tomó para la historia.
- No está presente el estigma del carnaval jujeño y sí cuestiones asociadas a representaciones distintas ¿por qué?
Queríamos que no fuesen subrayados, pensando también en las voces que hablarían, llama la atención el carnaval y la ceremonia de la Pachamama, pero no queríamos vincularnos de una manera "turística", no queríamos hacer eso, teníamos algunas referencias de películas de aquello que no queríamos hacer, la película de Daniela, "Nosilatiaj, la belleza", era referencia, pero teníamos otras de aquello que no queríamos hacer. Trabajamos en eso mucho y en la elección de los actores, para evitar que las tonadas sean forzadas. Cuando fuimos a filmar, hacíamos scouting, cerrábamos locaciones, y Eva Bianco también, con respecto a la tonada. Y esto puntualmente con Eva, porque el resto de los actores son jujeños, igualmente ella viene de Buenos Aires, entonces cierta tonada está permitida. Cuando se fuerza la tonada queda muy evidente para los lugareños, y eso generaría distancia.
- ¿Por qué la fábula como punto de partida?
Cuando hicimos el viaje con Daniela y mi equipo, hicimos una investigación sobre los pumas, que se los conoce como león o gato, y detectamos muchas fábulas y nos gustó relacionar el puma con la línea de luz que vienen de las momias ancestrales, me había enamorado de eso pero Daniela lo quiso despegar, por eso está la fantasía y la fábula que se transmite ancestralmente, algo que los pueblos lo tienen muy presente. Pequeños detalles de los que nos fuimos agarrando, con puntos de realidad, que incorporarlos. Los ficcionamos para no faltar el respeto a las tradiciones que son ancestrales.
- La película habla de la precariedad laboral, de la crisis, pero sin subrayar, ¿fue difícil?
Hay mucho mérito del guion, pero me parece que en las películas hay cosas latentes en la sociedad, que no se piensan, sí imaginamos la precariedad de una enfermera que vive en una pensión y no puede ni siquiera dejarle a alguien al perro, no imaginé hablar específicamente de la crisis.
- ¿Facilitó el rodaje en lugares naturales?
Sí, facilitó, y además ayudó el no tener, por ejemplo, señal, rodamos en Casa Quemada, y la comunicación con el pueblo era sólo por alguien que iba o venía. El equipo estaba allí cien por ciento para la película, en Buenos Aires cuando decía corte estábamos todos pendientes del Whatsapp, de la selfie, un exceso de comunicación del equipo, allá no había que pedirle al equipo que no se comunicara entre sí, porque era imposible. En la puna además no podés correr, porque te apunas, nos pasó los primeros días, hubo que ir a otro ritmo, cuidarnos.
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