Rodrigo Bellott habla sobre su nueva película, "Buey rojo sangre"

por © Corresponsal (Bolivia)-NOTICINE.com
Bellott y su nuevo film
Bellott y su nuevo film
Este 2020 el cineasta boliviano afincado en Estados Unidos Rodrigo Bellott estrenará en festivales y cines su nueva película, "Buey rojo sangre", film de terror ecológico que no deja de estar de lacerante actualidad, pese a haberse rodado en 2018, ya que habla de los incendios que asolan zonas naturales de América Latina. "Mis películas tienen tinte político", afirma el escritor y director cruceño.

El film sucede a "Tu me manques", elegido para representar al país en los Oscars y los Goyas, un drama familiar de aceptación de la homosexualidad, de amplia trayectoria. "Buey rojo sangre" o "Blood Red Ox", en inglés, cuenta la historia de Amir, un periodista libanés-estadounidense, quien junto a su novio Amat visita a su amiga ecologista, Amancaya, en la región boliviana de Tarija, amenazada por una compañía petrolera multinacional que quiere explotar la selva boliviana. La visita toma un giro extraño cuando Amat comienza a imaginar un buey rojo sangre en la casa.

"Está inspirada -detalla Rodrigo Bellott a La Razón- en un documental que vi de Gato Pino sobre la Fábrica del Agua, una fundación que nace de la necesidad de proteger y reforestar la amazonía tarijeña luego de los incendios de 2017. Me pareció un fondo muy necesario y propicio para explorar simbólicamente cómo descuidamos nuestra casa, nuestro cuerpo y nuestra salud mental hasta el punto que se destruye y ya no podemos defenderlos, el miedo es lo que nos hace reaccionar, aunque sea demasiado tarde, el miedo es lo que nos despierta. Por eso también la necesidad de recurrir al terror como género para explorar estos temas de manera lúdica. Al mismo tiempo, la película propone a una protagonista mujer que lucha por salvar los bosques de Tarija pero nadie la escucha y hasta la creen loca, y una pareja birracial gay de periodistas toma su invitación de hacer un reportaje para un periódico internacional, que muestre la verdad de los incendios al mundo".
El cineasta y especialista en casting añade que sus personajes no son casuales, porque "para mí es muy importante tener minorías como protagonistas y contar historias desde sus miradas. Al mismo tiempo, la película se rodó en 2018, sin imaginarnos lo que pasaría el 2019 cuando ningún organismo internacional nos prestaba atención, cuando se nos quemaba nuestra casa. Sin querer nos adelantamos a lo que pasó con el guion".

Aunque en su presentación en el reciente mercado argentino Ventana Sur se la catalogó como cinta de terror, Bellott cree que su nuevo film, como los anteriores, desde las historias o los géneros, trasciende al mensaje político: "Creo que desde mis primeros cortometrajes siempre tuvieron un tinte político y social. Y si cuentas las películas que menciono arriba, todo tiende a estar basado en historias reales. Pienso que al tener acceso a un medio masivo los cineastas y narradores audiovisuales tienen también un rol cívico, una responsabilidad y compromiso social con lo que reflejan. El cine es el espejo de un país y de una generación. El acto de pensar diferente y vivir fuera de los cánones de la tradición, la sociedad, lo aceptable y lo normal, es tremendamente político".

No obstante, matiza que su aproximación a la realidad boliviana está condicionada por su residencia fuera del país. "Vivo ya hace más de 20 años en Nueva York y aun así siempre regreso a Bolivia de una manera u otra, ya sea como productor o director de casting o como director. Siempre tengo un compromiso emocional, social con Bolivia. Escuché por ahí que uno no escoge las películas que hace sino que ellas te escogen y creo que es verdad. Las historias te hablan, te seducen, te atrapan, te obsesionan y la única manera que puedes deshacerte de esas historias es contándolas. Aun así, todo sale de la experiencia personal, de mis vivencias, de lo que me tocó vivir a mí, todas mis historias son de alguna manera autobiográficas pues salen de mi corazón, de mi estómago, de mis miedos, mis preocupaciones, mi dolor, y lo que me hace reír, lo que me hace feliz, y cómo veo el mundo. Por eso es que nunca me he atrevido a hablar del país con mayúscula o los grandes temas, porque apenas soy un artista visual y narrador, no tengo autoridad para hablar de nada que no sea mi propia vivencia personal y el trabajo de un cineasta es tan solo eso, según Robert Bresson: 'Ser el primero en mostrar el mundo como uno lo ve'", asegura a La Razón.

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