Natalia Oreiro estrena "La mujer de la fila": "No estamos haciendo entretenimiento, contamos una historia real"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com

La estrella uruguaya Natalia Oreiro vuelve a la cartelera argentina con "La mujer de la fila", colaborando de nuevo con Benjamín Avila ("Infancia clandestina") para contar la etapa más dura en la vida de Andrea Casamento, una mujer cuyo hijo fue detenido y que se convirtió en figura clave en el activismo y la defensa de los derechos de las personas privadas de la libertad. Fundó la Asociación Civil de Familiares Detenidos (ACIFAD), la primera organización de su tipo en Argentina, y se incorporó como delegada al Comité de la ONU para la Prevención de la Tortura. "La película está basada en hechos reales, es la historia de una mujer con tres hijos, el mayor de los cuales, de 18 años, es apresado y todo lo que ella creía que en su vida no podía suceder, el típico 'eso a mí no me va a pasar, yo ahí no me meto, eso no lo quiero ver', le termina sucediendo".
"La mujer de la fila" relata el derrumbe del mundo de Andrea. Oreiro encarna su transformación, de una persona ajena a ese universo carcelario a una luchadora incansable que dedica sus días a demostrar la inocencia de su hijo. Se enfrenta a la burocracia judicial, al abuso dentro de la prisión y a sus propios prejuicios iniciales.
El proyecto, que se estrena este jueves 4 de septiembre antes de llegar a Netflix, se distinguió por un compromiso inusual con la veracidad. La propia Andrea Casamento guió el proceso. Pero fue más allá. Las mujeres reales de la ACIFAD, aquellas que conocen la fila por experiencia propia, no solo fueron consultadas, sino que se convirtieron en parte fundamental del elenco.
"Todas las mujeres que son parte de la película son casos reales y son ellas mismas quienes se interpretan", detalla Oreiro a Canal de la Ciudad. "Ellas forman parte de ACIFAD, que es esta agrupación civil, y todos los martes se juntan para acompañarse, para proyectar estrategias y obvio que antes de comenzar a rodar la película fui a visitarlas varias veces, las escuché". Para la actriz, esta participación fue crucial: "Eso fue maravilloso y le da a la película un color diferente y creo que se retroalimenta. De alguna manera ellas se sienten parte, visibilizadas con su problemática y su temática y para nosotros era fundamental la verdad de lo que estábamos contando".
El rodaje buscó esa verdad incómoda. La filmación se realizó en la Cárcel de Ezeiza, un lugar donde nunca antes se había permitido filmar. "Fue la primera película que se rodó en la cárcel de Ezeiza, porque antes se había rodado en las de mujeres, pero en la de hombres nunca", confirma la actriz. Esa decisión implicó sumergirse en una energía densa y compleja. "Hay que ir con mucho respeto, con mucho cuidado, estar en ejes. Fueron jornadas duras, la energía de allí es una energía difícil, hay mucho sufrimiento. También hay mucha convivencia entre los policías y los presos, se conocen".
Ese respeto por la realidad que retratan es lo que define el espíritu del proyecto. Oreiro lo deja claro al reflexionar sobre la experiencia: "No estamos haciendo entretenimiento, estamos contando parte de una historia real". La película no elude los prejuicios sociales que deben cargar estas mujeres, una condena paralela a la de sus familiares detrás de las rejas. "No solo cumplen la condena los que están privados de libertad, sino también los que están afuera. Porque ellas a veces perdían el trabajo o no podían decir en su trabajo que tenían un familiar preso por miedo a perderlo. Su familia también la juzga. ¿Qué habrás hecho? ¿Qué mala madre fuiste? ¿Por qué tu hijo terminó preso?".
Para Natalia Oreiro, encarnar a Andrea Casamento fue un proceso movilizador. Destaca "cómo transformó una tragedia que le tocó vivir en algo luminoso, porque finalmente junto a todas estas mujeres logra ser una ONG, que lo que trata es de acompañar a las mujeres o a las familiares que tengan a alguien privado de libertad". La historia de Andrea, llena de giros inesperados que parecen sacados de un guion pero son rigurosamente ciertos, es el corazón de una película que aspira, sobre todo, a hacer visible la realidad de esas miles de mujeres que, en silencio y con paciencia infinita, forman cada día la fila.
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"La mujer de la fila" relata el derrumbe del mundo de Andrea. Oreiro encarna su transformación, de una persona ajena a ese universo carcelario a una luchadora incansable que dedica sus días a demostrar la inocencia de su hijo. Se enfrenta a la burocracia judicial, al abuso dentro de la prisión y a sus propios prejuicios iniciales.
El proyecto, que se estrena este jueves 4 de septiembre antes de llegar a Netflix, se distinguió por un compromiso inusual con la veracidad. La propia Andrea Casamento guió el proceso. Pero fue más allá. Las mujeres reales de la ACIFAD, aquellas que conocen la fila por experiencia propia, no solo fueron consultadas, sino que se convirtieron en parte fundamental del elenco.
"Todas las mujeres que son parte de la película son casos reales y son ellas mismas quienes se interpretan", detalla Oreiro a Canal de la Ciudad. "Ellas forman parte de ACIFAD, que es esta agrupación civil, y todos los martes se juntan para acompañarse, para proyectar estrategias y obvio que antes de comenzar a rodar la película fui a visitarlas varias veces, las escuché". Para la actriz, esta participación fue crucial: "Eso fue maravilloso y le da a la película un color diferente y creo que se retroalimenta. De alguna manera ellas se sienten parte, visibilizadas con su problemática y su temática y para nosotros era fundamental la verdad de lo que estábamos contando".
El rodaje buscó esa verdad incómoda. La filmación se realizó en la Cárcel de Ezeiza, un lugar donde nunca antes se había permitido filmar. "Fue la primera película que se rodó en la cárcel de Ezeiza, porque antes se había rodado en las de mujeres, pero en la de hombres nunca", confirma la actriz. Esa decisión implicó sumergirse en una energía densa y compleja. "Hay que ir con mucho respeto, con mucho cuidado, estar en ejes. Fueron jornadas duras, la energía de allí es una energía difícil, hay mucho sufrimiento. También hay mucha convivencia entre los policías y los presos, se conocen".
Ese respeto por la realidad que retratan es lo que define el espíritu del proyecto. Oreiro lo deja claro al reflexionar sobre la experiencia: "No estamos haciendo entretenimiento, estamos contando parte de una historia real". La película no elude los prejuicios sociales que deben cargar estas mujeres, una condena paralela a la de sus familiares detrás de las rejas. "No solo cumplen la condena los que están privados de libertad, sino también los que están afuera. Porque ellas a veces perdían el trabajo o no podían decir en su trabajo que tenían un familiar preso por miedo a perderlo. Su familia también la juzga. ¿Qué habrás hecho? ¿Qué mala madre fuiste? ¿Por qué tu hijo terminó preso?".
Para Natalia Oreiro, encarnar a Andrea Casamento fue un proceso movilizador. Destaca "cómo transformó una tragedia que le tocó vivir en algo luminoso, porque finalmente junto a todas estas mujeres logra ser una ONG, que lo que trata es de acompañar a las mujeres o a las familiares que tengan a alguien privado de libertad". La historia de Andrea, llena de giros inesperados que parecen sacados de un guion pero son rigurosamente ciertos, es el corazón de una película que aspira, sobre todo, a hacer visible la realidad de esas miles de mujeres que, en silencio y con paciencia infinita, forman cada día la fila.
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