Alejandra Márquez Abella escribe sobre "El norte sobre el vacío", disponible en Amazon Prime
- por © TWP / NOTICINE.com
Por Alejandra Márquez Abella *
No quería hacer otra película de narcos, no quería que me vieran hacerla. Cuando el guion de "El norte sobre el vacío" llegó a mi vida se llamaba "Noreste" y era una película que concentraba sus energías en la anécdota de Don Reynaldo, un hombre adinerado del estado de Nuevo León, México, y en la crónica de la autodefensa heroica de "su" tierra.
Ese guion lo había escrito el también director y productor Gabriel Nuncio y, según recuerda él, después de leerlo la primera vez, le dije "lo odio, quiero hacerlo". Lo odié porque todo lo nuevo, todo lo que es tan ajeno siempre cuesta. Por mi mente pasó también la crítica de mis pares; podía escuchar sus argumentos sobre la representación de la violencia impuesta por el crimen organizado, tema por demás trillado, por demás doloroso en México. Por eso tampoco quería hacer una película del narco.
Después de varios meses de intensa colaboración, la anécdota real que había inspirado a Nuncio fue perdiendo fuerza y decidimos empezar a tratarla como lo que era: la trama arquetípica de un western, en la que un hombre defiende su tierra de un enemigo que lo acecha. Pero hacer una película de este género me llevó a más preguntas: ¿La tierra de este hombre es su tierra? ¿De quién es la tierra? ¿De quien la compra, la hereda, la trabaja o la roba? ¿Es acaso de los seres vivos que la habitan… o de nadie? La tierra ya estaba ahí antes de que el hombre se proclamara su dueño y estará después, cuando el hombre se haya convertido en las partículas que lo componen.
Sobre estas preguntas gira la trama de "El norte sobre el vacío": un territorio que es propiedad de un hombre adinerado, un reconocido cazador en declive que ve amenazada esa tierra que es su patrimonio y el legado de su padre que quiere dejar a sus hijas pero, en particular, a su hijo. Sin embargo, son sus trabajadores quienes verdaderamente cuidan de este y hay quien desea quitárselos de manera peligrosa. Es la médula de una fábula arraigada pero llevada a una situación repetida en el México actual, como la ocurrida en 2010 con Alejo Garza Tamez, un viejo cazador que falleció al enfrentarse al cártel de Los Zetas que intentaron adueñarse de su tierra en Tamaulipas.
Decir cosas por medio del lenguaje cinematográfico implica conocer sus posibilidades, desconfiar de la serie de codificaciones que vienen cargadas previamente en los mundos que decidimos filmar. Esa fue la intención de esta película.
En sus comienzos, el western tenía más forma de documental, se constituía de imágenes que capturaban a vaqueros haciendo acrobacias sobre caballos o con sus herramientas de trabajo. Este género es responsable en buena medida de la masculinidad moderna, de que los hombres quieran parecerse a ese vaquero imperturbable, valiente, endurecido, preocupado por su comunidad pero irremediablemente expulsado de ella. En "El norte sobre el vacío", Don Rey encarna a ese vaquero, pero irónicamente resulta ser víctima de esa misma violencia que hombres como él han desencadenado.
La expectativa del espectador del western clásico era un elemento con el que se podía jugar y crear una historia aristotélica. En esta trama, la carga ideológica del western se usa para hacer una observación sobre el patriarcado, ese sistema opresivo donde el hombre es el centro y la medida de todo, aquí habita el ser violento, macho, clasista, racista y mantiene un sentido colonialista de apropiación sobre la tierra (tan propagado y normalizado por este mismo género, precisamente).
En ese sentido contrario, decidimos conformar nuestro equipo de producción encabezado principalmente por mujeres y buscamos locaciones auténticas. La película habría sido otra si no hubiéramos ido a poner nuestras existencias a merced de la inclemencia del clima árido, la vegetación, la fauna y el contexto social del noreste de México, donde se desarrolla originalmente la historia. Para tener un retrato completo sobre las diferentes experiencias que nos componen como país, hace falta romper con la centralización rampante del cine. Este es un discurso que repite hasta el cansancio Paloma Petra, actriz de la ciudad de Monterrey que interpreta a Rosa en la cinta.
Conocí a Paloma por su trabajo en "La paloma y el lobo" y fue un flechazo de esos que eliminan las audiciones de los procesos. El personaje de Rosa estaba pensado para "robarle" el protagonismo de la película a Don Reynaldo, interpretado por Gerardo Trejoluna, a quien encontré no por su importantísima trayectoria teatral sino más bien en un "rabbit hole" de videos de YouTube. El resto del elenco, los enormes Dolores Heredia, Francisco Barreiro, Mayra Hermosillo, Raúl Briones, Juan Daniel García Treviño, Mariana Villegas y Marco García también fueron encuentros intuitivos o corazonadas afortunadas.
"El norte sobre el vacío" (ahora disponible en Amazon Prime Video) fue una labor colectiva en condiciones extremas; un ejercicio de liderazgo feminista de todas nuestras cabezas de equipo; la construcción de una familia que no tiene territorio sino que viaja errante en un imaginario carro de payasos. Y así como nos puede hacer reír en momentos, al final pretende conducirnos a una reflexión más compleja sobre la violencia, el territorio y la masculinidad.
(*) Ya disponible en la plataforma de Amazon, "El norte sobre el vacío" es el tercer largometraje de la mexicana Alejandra Márquez Abella. Se estrenó en la Berlinale del pasado febrero y ganó tres premios en el reciente Festival de Morelia.
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No quería hacer otra película de narcos, no quería que me vieran hacerla. Cuando el guion de "El norte sobre el vacío" llegó a mi vida se llamaba "Noreste" y era una película que concentraba sus energías en la anécdota de Don Reynaldo, un hombre adinerado del estado de Nuevo León, México, y en la crónica de la autodefensa heroica de "su" tierra.
Ese guion lo había escrito el también director y productor Gabriel Nuncio y, según recuerda él, después de leerlo la primera vez, le dije "lo odio, quiero hacerlo". Lo odié porque todo lo nuevo, todo lo que es tan ajeno siempre cuesta. Por mi mente pasó también la crítica de mis pares; podía escuchar sus argumentos sobre la representación de la violencia impuesta por el crimen organizado, tema por demás trillado, por demás doloroso en México. Por eso tampoco quería hacer una película del narco.
Después de varios meses de intensa colaboración, la anécdota real que había inspirado a Nuncio fue perdiendo fuerza y decidimos empezar a tratarla como lo que era: la trama arquetípica de un western, en la que un hombre defiende su tierra de un enemigo que lo acecha. Pero hacer una película de este género me llevó a más preguntas: ¿La tierra de este hombre es su tierra? ¿De quién es la tierra? ¿De quien la compra, la hereda, la trabaja o la roba? ¿Es acaso de los seres vivos que la habitan… o de nadie? La tierra ya estaba ahí antes de que el hombre se proclamara su dueño y estará después, cuando el hombre se haya convertido en las partículas que lo componen.
Sobre estas preguntas gira la trama de "El norte sobre el vacío": un territorio que es propiedad de un hombre adinerado, un reconocido cazador en declive que ve amenazada esa tierra que es su patrimonio y el legado de su padre que quiere dejar a sus hijas pero, en particular, a su hijo. Sin embargo, son sus trabajadores quienes verdaderamente cuidan de este y hay quien desea quitárselos de manera peligrosa. Es la médula de una fábula arraigada pero llevada a una situación repetida en el México actual, como la ocurrida en 2010 con Alejo Garza Tamez, un viejo cazador que falleció al enfrentarse al cártel de Los Zetas que intentaron adueñarse de su tierra en Tamaulipas.
Decir cosas por medio del lenguaje cinematográfico implica conocer sus posibilidades, desconfiar de la serie de codificaciones que vienen cargadas previamente en los mundos que decidimos filmar. Esa fue la intención de esta película.
En sus comienzos, el western tenía más forma de documental, se constituía de imágenes que capturaban a vaqueros haciendo acrobacias sobre caballos o con sus herramientas de trabajo. Este género es responsable en buena medida de la masculinidad moderna, de que los hombres quieran parecerse a ese vaquero imperturbable, valiente, endurecido, preocupado por su comunidad pero irremediablemente expulsado de ella. En "El norte sobre el vacío", Don Rey encarna a ese vaquero, pero irónicamente resulta ser víctima de esa misma violencia que hombres como él han desencadenado.
La expectativa del espectador del western clásico era un elemento con el que se podía jugar y crear una historia aristotélica. En esta trama, la carga ideológica del western se usa para hacer una observación sobre el patriarcado, ese sistema opresivo donde el hombre es el centro y la medida de todo, aquí habita el ser violento, macho, clasista, racista y mantiene un sentido colonialista de apropiación sobre la tierra (tan propagado y normalizado por este mismo género, precisamente).
En ese sentido contrario, decidimos conformar nuestro equipo de producción encabezado principalmente por mujeres y buscamos locaciones auténticas. La película habría sido otra si no hubiéramos ido a poner nuestras existencias a merced de la inclemencia del clima árido, la vegetación, la fauna y el contexto social del noreste de México, donde se desarrolla originalmente la historia. Para tener un retrato completo sobre las diferentes experiencias que nos componen como país, hace falta romper con la centralización rampante del cine. Este es un discurso que repite hasta el cansancio Paloma Petra, actriz de la ciudad de Monterrey que interpreta a Rosa en la cinta.
Conocí a Paloma por su trabajo en "La paloma y el lobo" y fue un flechazo de esos que eliminan las audiciones de los procesos. El personaje de Rosa estaba pensado para "robarle" el protagonismo de la película a Don Reynaldo, interpretado por Gerardo Trejoluna, a quien encontré no por su importantísima trayectoria teatral sino más bien en un "rabbit hole" de videos de YouTube. El resto del elenco, los enormes Dolores Heredia, Francisco Barreiro, Mayra Hermosillo, Raúl Briones, Juan Daniel García Treviño, Mariana Villegas y Marco García también fueron encuentros intuitivos o corazonadas afortunadas.
"El norte sobre el vacío" (ahora disponible en Amazon Prime Video) fue una labor colectiva en condiciones extremas; un ejercicio de liderazgo feminista de todas nuestras cabezas de equipo; la construcción de una familia que no tiene territorio sino que viaja errante en un imaginario carro de payasos. Y así como nos puede hacer reír en momentos, al final pretende conducirnos a una reflexión más compleja sobre la violencia, el territorio y la masculinidad.
(*) Ya disponible en la plataforma de Amazon, "El norte sobre el vacío" es el tercer largometraje de la mexicana Alejandra Márquez Abella. Se estrenó en la Berlinale del pasado febrero y ganó tres premios en el reciente Festival de Morelia.
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