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El cine colombiano presenta "Al ritmo del agua", que se adentra en los dilemas personales y las luchas internas de sus personajes. Esta nueva obra recién estrenada emerge como una propuesta original, en torno al poco transitado mundo de la natación en Colombia, sino que también invita a la reflexión sobre la identidad y el propósito en medio de las adversidades.

Dirigida por Juan Felipe Bernal, la película nos sumerge en la vida de Paula, una nadadora profesional que se ve obligada a enfrentar una lesión en el hombro que la aparta del equipo nacional, desencadenando una serie de conflictos familiares y personales. La trama se adentra en su proceso de recuperación, marcado por el uso de esteroides para acelerar su retorno a la competición y la lucha contra los abusos emocionales de su madre, afectada por el alzhéimer, así como la ausencia de su padre.

El film, con una duración de poco más de dos horas, ofrece una narrativa profunda y conmovedora, que se apoya en las interpretaciones de su elenco encabezado por Carolina Olaya, Juliana Velásquez, Paola Duarte y Alfredo Aguilar. La dirección de fotografía a cargo de Andrés Botero contribuye a crear una atmósfera que complementa la intensidad emocional de la historia.



El camino hacia la realización de "Al ritmo del agua" estuvo marcado por varios desafíos, desde la autofinanciación hasta las dificultades surgidas a raíz de la pandemia de COVID-19. Según Bernal en una entrevista con El Tiempo, "fueron ocho años contracorriente", en los que la perseverancia y el compromiso del equipo fueron fundamentales para sacar adelante el proyecto.

Originario de Bogotá, Bernal encontró en esta película la oportunidad de explorar narrativas distintas a las habitualmente asociadas con el cine colombiano, optando por abordar las dificultades personales desde una perspectiva más íntima: "para mí era importante explorar ese otro tipo de violencias, para sacar del exterior y llevar al interior. Construir ese punto de vista. Es por eso que también está el alzhéimer como enfermedad, como aquella pérdida de los recuerdos, y creo que eso se conecta también con el país", explicó el director, resaltando la relevancia de temas como la enfermedad y la pérdida en la trama de la película.

También, destacó el desafío adicional que representó la distribución de la película, un aspecto que considera fundamental pero que pocas veces se aborda en la formación cinematográfica. "Cuando no tienes el dinero para pagarles a los humanos, sino el transporte o la comida para un rodaje de 38 días, se vuelve fundamental el amor del equipo a la película", reflexionó el director sobre las dificultades enfrentadas durante la producción, añadiendo: "la distribución también fue muy difícil porque eso no te lo enseñan. Te enseñan lo que hay en un rodaje, pero no cómo llevarla a las salas de cine y ha sido un reto muy grande".

Este proyecto cinematográfico ha sido reconocido con el premio al Mejor Guion Internacional en el Balneário Camboríu International Film Festival en Brasil, así como con participaciones destacadas en festivales como el Philadelphia Latino Film Festival, el Festival Internacional de Cine Luz del Desierto en Argentina o el Santander Festival Internacional de Cine Independiente en Colombia, entre otros.

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