Sin convicción en las primeras películas a concurso en Cannes, donde Clooney y Julia Roberts seducen a medias
- por © Carolina G.Guerrero (Cannes)-NOTICINE.com
No se puede decir que la carrera por la Palma de Oro haya arrancado con buen pie este jueves en Cannes. Mientras el interés de las cámaras se desplazaba fuera de la competencia, con la llegada de Jodie Foster como directora de "Money Monster", acompañada por sus encantadoras estrellas Julia Roberts y George Clooney, debutaron Francia y Rumanía, con dos películas carentes de autocontrol, en sentidos muy diferentes, "Rester vertical", de Alain Guiraudie, y "Sieranevada", de Cristi Puiu.
El Festival de Cannes suele ser cuidadoso a la hora de no contraprogramarse, especialmente cuando tiene un puñado de estrellas a las que arropar fuera de concurso. Así, este primer día de la competencia oficial las dos cintas sobre el papel carecían de interés mediático frente a la fuera de concurso "El maestro del dinero / Money Monster", que trajo consigo a sus dos glamourosos protagonistas, George Clooney y Julia Roberts, y a su directora Jodie Foster.
En la víspera de su lanzamiento comercial en Norteamérica, este viernes, esta cinta que critica a partes iguales la avaricia financiera y el periodismo-espectáculo, a través de la historia de un inversor arruinado que secuestra en directo al presentador estrella de la información financiera en un canal de cable, no ha generado demasiadas pasiones, tal vez por la en definitiva falta de agudeza o valentía a la hora de plantear una denuncia seria y profunda de los males sociales de estos tiempos. Por supuesto están ellos, Clooney como figura televisiva y Roberts como su productora, que ya no son muchachitos, pero siempre seductores y con una excelente química mutua, y Foster se defiende ante un texto, coescrito por Jamie Linden, Alan DiFiore y Jim Kouf, bastante conservador. Se deja ver, pero sí alguien esperaba un cine denuncia, que se cambie de sala.
Y en la competición, tampoco ha sido para montar una fiesta de esas que acaban cada jornada al borde del Mediterráneo con buen sabor de boca. A la rumana "Sieranevada" (Así, con una sola erre en su título original), de Cristi Puiu, se le puede achacar primordialmente su falta de medida. Es demasiado larga y sobre todo demasiado lenta, y es una pena, porque con mayor contención y rigor en la edición hubieran aflorado sus virtudes, que las tiene.
Se trata de la historia de un médico en la cuarentena que, a pocos días del atentado en París contra la revista satírica Charlie Hebdo, comparece en una reunión familiar en conmemoración del patriarca de la familia, fallecido un mes largo atrás. En el evento, claustrofóbicamente ubicado en el hogar familiar, empiezan a salir los trapos sucios, los reproches y las miserias acalladas durante años. Puiu, que ya dijimos carece del sentido de la concisión, emplea casi tres horas para esta encarnizada lucha, en la que se suceden interminables diálogos, algunos bien elaborados, y situaciones y personajes francamente desagradables. Le da tiempo casi a arreglar el mundo, porque de eso se trata, de mostrar de manera poco metafórica todas las paranoias de este siglo XXI empeñado en no enmendarle la plana al XX. Y para terminar, el título es puro despiste, nada que ver con la estación de esquí granadina. Todo pasa en un piso de Bucarest...
Sí encontramos metáforas, o intento de algo así, en la francesa "Rester vertical" (Quedarse vertical), donde el atrevimiento, la provocación y un cierto desmadre surrealista conviven en la historia de un cineasta (o guionista) que busca en el campo la inspiración perdida. Lejos de hallarla, sí se encuentra con una pastora, con la que tiene un hijo, al que acaba teniendo que cuidar él solito. Sexo explícito, hetero y homosexual, y hasta la sodomización por parte del susodicho cineasta de un anciano terminal (todo ello mostrado sin pudor) se unen a visiones oníricas y otras más tangibles en esta nueva propuesta del director francés Alain Guiraudie, que generó bastante revuelo con la intriga gay "El desconocido del lago / L'inconnu du lac", premiada hace tres años aquí en Un Certain Regard. Bastantes críticos franceses se han rendido a sus pies con esta "más creativa" (cuanto menos) propuesta, pero el resto se quedan con la anterior, más convencional quizás, pero sobre todo más creible.
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El Festival de Cannes suele ser cuidadoso a la hora de no contraprogramarse, especialmente cuando tiene un puñado de estrellas a las que arropar fuera de concurso. Así, este primer día de la competencia oficial las dos cintas sobre el papel carecían de interés mediático frente a la fuera de concurso "El maestro del dinero / Money Monster", que trajo consigo a sus dos glamourosos protagonistas, George Clooney y Julia Roberts, y a su directora Jodie Foster.
En la víspera de su lanzamiento comercial en Norteamérica, este viernes, esta cinta que critica a partes iguales la avaricia financiera y el periodismo-espectáculo, a través de la historia de un inversor arruinado que secuestra en directo al presentador estrella de la información financiera en un canal de cable, no ha generado demasiadas pasiones, tal vez por la en definitiva falta de agudeza o valentía a la hora de plantear una denuncia seria y profunda de los males sociales de estos tiempos. Por supuesto están ellos, Clooney como figura televisiva y Roberts como su productora, que ya no son muchachitos, pero siempre seductores y con una excelente química mutua, y Foster se defiende ante un texto, coescrito por Jamie Linden, Alan DiFiore y Jim Kouf, bastante conservador. Se deja ver, pero sí alguien esperaba un cine denuncia, que se cambie de sala.
Y en la competición, tampoco ha sido para montar una fiesta de esas que acaban cada jornada al borde del Mediterráneo con buen sabor de boca. A la rumana "Sieranevada" (Así, con una sola erre en su título original), de Cristi Puiu, se le puede achacar primordialmente su falta de medida. Es demasiado larga y sobre todo demasiado lenta, y es una pena, porque con mayor contención y rigor en la edición hubieran aflorado sus virtudes, que las tiene.
Se trata de la historia de un médico en la cuarentena que, a pocos días del atentado en París contra la revista satírica Charlie Hebdo, comparece en una reunión familiar en conmemoración del patriarca de la familia, fallecido un mes largo atrás. En el evento, claustrofóbicamente ubicado en el hogar familiar, empiezan a salir los trapos sucios, los reproches y las miserias acalladas durante años. Puiu, que ya dijimos carece del sentido de la concisión, emplea casi tres horas para esta encarnizada lucha, en la que se suceden interminables diálogos, algunos bien elaborados, y situaciones y personajes francamente desagradables. Le da tiempo casi a arreglar el mundo, porque de eso se trata, de mostrar de manera poco metafórica todas las paranoias de este siglo XXI empeñado en no enmendarle la plana al XX. Y para terminar, el título es puro despiste, nada que ver con la estación de esquí granadina. Todo pasa en un piso de Bucarest...
Sí encontramos metáforas, o intento de algo así, en la francesa "Rester vertical" (Quedarse vertical), donde el atrevimiento, la provocación y un cierto desmadre surrealista conviven en la historia de un cineasta (o guionista) que busca en el campo la inspiración perdida. Lejos de hallarla, sí se encuentra con una pastora, con la que tiene un hijo, al que acaba teniendo que cuidar él solito. Sexo explícito, hetero y homosexual, y hasta la sodomización por parte del susodicho cineasta de un anciano terminal (todo ello mostrado sin pudor) se unen a visiones oníricas y otras más tangibles en esta nueva propuesta del director francés Alain Guiraudie, que generó bastante revuelo con la intriga gay "El desconocido del lago / L'inconnu du lac", premiada hace tres años aquí en Un Certain Regard. Bastantes críticos franceses se han rendido a sus pies con esta "más creativa" (cuanto menos) propuesta, pero el resto se quedan con la anterior, más convencional quizás, pero sobre todo más creible.
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