Festivales

Berlín 06: Críticas al integrismo musulmán y católico como despedida al concurso
17-II-06
Dos estimables títulos -"Offside", del iraní Jafar Panahi, y "Requiem", del alemán Hans-Christian Schmid- han puesto este viernes punto final al apartado competitivo de la 56 edición del Festival Internacional de Berlín, donde el buen cine no ha brillado demasiado a menudo. Fuera de concurso, "Capote" cerró por su parte el capítulo de películas con estelar reparto que en vísperas de los Oscars siempre ha tenido este certamen.
La situación de la mujer en Irán y otros países teocráticos donde las normas del Corán (o más bien sus interpretaciones) se convierten en dogma con fuerza de ley civil puede resultar dramática, especialmente desde nuestra óptica laica, pero como nos enseñaron maestros como Chaplin, Wilder o Berlanga-Azcona, cualquier tragedia cotidiana puede tomarse con humor... y a la vez transformarse en subversiva.
Jafar Panahi, quien ya había tratado la marginación femenina en su país en previos trabajos, recurre ahora a la comedia para con "Offside" (Fuera de juego) plantear la absurdidad de la prohibición de que las mujeres asistan a los partidos de futbol. O quizás ello sea también sólo una metáfora de injusticias más graves.
A pesar de que el deporte rey esté en los estadios iraníes vedado a las féminas, existen equipos femeninos (que juegan con público femenino), y paradójicamente en los cines (donde como dice una de las chicas protagonistas "incluso la luz está apagada") sí puede haber público mixto. Tales contradicciones son caricaturizadas por Panahi a través de la historia, imaginamos que basada en situaciones reales, de varias muchachitas que se disfrazan de chicos para acudir a apoyar a la selección persa frente a la de Bahrain, en un encuentro clasificatorio para el mundial.
Muchas de ellas son detenidas por militares que más tarde las pondrán en manos de la "brigada del vicio". Su delito, intentar burlar las leyes islámicas, que "protegen" a las mujeres de las palabrotas de la enfervorizada masa masculina y de posibles excesos en la euforia. Encerradas entre unas vallas a la espalda del estadio, vigiladas por torpes soldados, esperan la llegada del autobús policial, mientras asistimos a jocosas situaciones.
"Offside", simpática cinta que aún no se sabe si podrá o no ser estrenada en Irán, brilla por su sencillez y por la delicadeza con la que "cuela" su mensaje sobre lo injusto y absurdo de una de tantas leyes islámicas que con la pretensión de proteger a la mujer la colocan en un plano inferior al del hombre y la segregan socialmente. No estamos ante un film totalmente redondo, quizás por el tono empleado, pero el público aplaudió y disfrutó en bastantes momentos.
Resulta muy curioso ver como una misma historia, el caso de la joven alemana Anneliese Michel, puede tener versiones tan diferentes en cine como "El exorcismo de Emily Rose" o esta "Requiem" que ha participado en el apartado competitivo de la Berlinale. No es que no se parezcan, es que son casi lo contrario una de otra. Mientras la producción de Hollywood apuesta abiertamente por el diablo en una pretensión de reeditar el éxito de "El exorcista", el alemán Hans-Christian Schmid tiene claro que el caso fue una simple situación psiquiátrica que acabó mal por el fanatismo cristiano de los padres y de la propia interesada.
Michaela Klingler (Sandra Hüller, a la que no nos extrañaría ver recoger el Oso de Plata a mejor actriz este sábado) es una joven que vive en una pequeña localidad, rodeada por su muy católica familia. Enferma de epilepsia en su infancia, se ve obligada a tomar a diario pastillas para controlar ese desequilibrio. A los 21 años consigue plaza en la universidad y así disfruta de una libertad de la que antes carecía. Con el agravante de una fuerte tensión que la enfrenta a su madre, la más integrista de la familia, quien siempre se opuso a que estudiara en una ciudad grande lejos de casa, Michaela empeora, escucha voces que nadie más oye y se cree abandonada por Dios. En lugar de recurrir a la medicina prefiere exponer sus problemas al cura de su iglesia, quien a su vez la pone en contacto con un sacerdote más joven. Cuando la muchacha se vuelve agresiva, deja de tomar las pastillas y se revuelve contra las oraciones y sus padres, éste último concluye que puede estar poseída, y le aplica una serie de ceremonias de exorcismo con su propio consentimiento y el apoyo de sus padres, a pesar de su extrema debilidad física.
En un estilo visual y narrativo realista pero algo frío que recuerda al "Dogma" nórdico, Schmid huye decididamente del efectismo. El suyo no es un film de terror, sino un trágico drama sobre los efectos perversos del fanatismo, que no es -o ha sido (la acción se desarrolla en los primeros 70)- sólo cosa del mundo musulmán. Especialmente a los alemanes les gustó, algo menos al resto de la audiencia.
Fuera de concurso, el favorito al Oscar Philip Seymour Hoffman ha traído a la Berlinale su multipremiada "Capote", una biografía crítica del célebre escritor y personaje social norteamericano Truman Capote dirigida por Bennett Miller que se centra en los años en los que, ya reconocido como novelista, se embarca en el seguimiento del crimen que daría lugar a su más célebre trabajo, "A sangre fría". Aunque al film le cuesta arrancar, poco a poco el guionista Dan Futterman va seduciéndonos con el embrujo de un personaje lleno de talento, genial, brillante, pero a la vez manipulador y repulsivo, egocéntrico hasta la extenuación, y finalmente autodestructivo por su incapacidad de dar y recibir cariño, amor o amistad. No hace falta repetir aquí lo que tantos antes han dicho sobre la excelencia en el trabajo de Hoffman, lo mejor de la película sin duda, aunque tampoco lo único bueno.
Respecto del palmarés que no se conocerá hasta casi la noche aquí en Berlín, las apuestas están muy repartidas. Puede que de nuevo no coincidan las que más han gustado, o sea las cintas de Altman, Winterbottom o Lumet, con la decisión del jurado que preside Charlotte Rampling. Lo que está claro es que no hay mucho de donde sacar una lista decente de premios, y lo tendrán difícil.
Dos estimables títulos -"Offside", del iraní Jafar Panahi, y "Requiem", del alemán Hans-Christian Schmid- han puesto este viernes punto final al apartado competitivo de la 56 edición del Festival Internacional de Berlín, donde el buen cine no ha brillado demasiado a menudo. Fuera de concurso, "Capote" cerró por su parte el capítulo de películas con estelar reparto que en vísperas de los Oscars siempre ha tenido este certamen.
La situación de la mujer en Irán y otros países teocráticos donde las normas del Corán (o más bien sus interpretaciones) se convierten en dogma con fuerza de ley civil puede resultar dramática, especialmente desde nuestra óptica laica, pero como nos enseñaron maestros como Chaplin, Wilder o Berlanga-Azcona, cualquier tragedia cotidiana puede tomarse con humor... y a la vez transformarse en subversiva.
Jafar Panahi, quien ya había tratado la marginación femenina en su país en previos trabajos, recurre ahora a la comedia para con "Offside" (Fuera de juego) plantear la absurdidad de la prohibición de que las mujeres asistan a los partidos de futbol. O quizás ello sea también sólo una metáfora de injusticias más graves.
A pesar de que el deporte rey esté en los estadios iraníes vedado a las féminas, existen equipos femeninos (que juegan con público femenino), y paradójicamente en los cines (donde como dice una de las chicas protagonistas "incluso la luz está apagada") sí puede haber público mixto. Tales contradicciones son caricaturizadas por Panahi a través de la historia, imaginamos que basada en situaciones reales, de varias muchachitas que se disfrazan de chicos para acudir a apoyar a la selección persa frente a la de Bahrain, en un encuentro clasificatorio para el mundial.
Muchas de ellas son detenidas por militares que más tarde las pondrán en manos de la "brigada del vicio". Su delito, intentar burlar las leyes islámicas, que "protegen" a las mujeres de las palabrotas de la enfervorizada masa masculina y de posibles excesos en la euforia. Encerradas entre unas vallas a la espalda del estadio, vigiladas por torpes soldados, esperan la llegada del autobús policial, mientras asistimos a jocosas situaciones.
"Offside", simpática cinta que aún no se sabe si podrá o no ser estrenada en Irán, brilla por su sencillez y por la delicadeza con la que "cuela" su mensaje sobre lo injusto y absurdo de una de tantas leyes islámicas que con la pretensión de proteger a la mujer la colocan en un plano inferior al del hombre y la segregan socialmente. No estamos ante un film totalmente redondo, quizás por el tono empleado, pero el público aplaudió y disfrutó en bastantes momentos.
Resulta muy curioso ver como una misma historia, el caso de la joven alemana Anneliese Michel, puede tener versiones tan diferentes en cine como "El exorcismo de Emily Rose" o esta "Requiem" que ha participado en el apartado competitivo de la Berlinale. No es que no se parezcan, es que son casi lo contrario una de otra. Mientras la producción de Hollywood apuesta abiertamente por el diablo en una pretensión de reeditar el éxito de "El exorcista", el alemán Hans-Christian Schmid tiene claro que el caso fue una simple situación psiquiátrica que acabó mal por el fanatismo cristiano de los padres y de la propia interesada.
Michaela Klingler (Sandra Hüller, a la que no nos extrañaría ver recoger el Oso de Plata a mejor actriz este sábado) es una joven que vive en una pequeña localidad, rodeada por su muy católica familia. Enferma de epilepsia en su infancia, se ve obligada a tomar a diario pastillas para controlar ese desequilibrio. A los 21 años consigue plaza en la universidad y así disfruta de una libertad de la que antes carecía. Con el agravante de una fuerte tensión que la enfrenta a su madre, la más integrista de la familia, quien siempre se opuso a que estudiara en una ciudad grande lejos de casa, Michaela empeora, escucha voces que nadie más oye y se cree abandonada por Dios. En lugar de recurrir a la medicina prefiere exponer sus problemas al cura de su iglesia, quien a su vez la pone en contacto con un sacerdote más joven. Cuando la muchacha se vuelve agresiva, deja de tomar las pastillas y se revuelve contra las oraciones y sus padres, éste último concluye que puede estar poseída, y le aplica una serie de ceremonias de exorcismo con su propio consentimiento y el apoyo de sus padres, a pesar de su extrema debilidad física.
En un estilo visual y narrativo realista pero algo frío que recuerda al "Dogma" nórdico, Schmid huye decididamente del efectismo. El suyo no es un film de terror, sino un trágico drama sobre los efectos perversos del fanatismo, que no es -o ha sido (la acción se desarrolla en los primeros 70)- sólo cosa del mundo musulmán. Especialmente a los alemanes les gustó, algo menos al resto de la audiencia.
Fuera de concurso, el favorito al Oscar Philip Seymour Hoffman ha traído a la Berlinale su multipremiada "Capote", una biografía crítica del célebre escritor y personaje social norteamericano Truman Capote dirigida por Bennett Miller que se centra en los años en los que, ya reconocido como novelista, se embarca en el seguimiento del crimen que daría lugar a su más célebre trabajo, "A sangre fría". Aunque al film le cuesta arrancar, poco a poco el guionista Dan Futterman va seduciéndonos con el embrujo de un personaje lleno de talento, genial, brillante, pero a la vez manipulador y repulsivo, egocéntrico hasta la extenuación, y finalmente autodestructivo por su incapacidad de dar y recibir cariño, amor o amistad. No hace falta repetir aquí lo que tantos antes han dicho sobre la excelencia en el trabajo de Hoffman, lo mejor de la película sin duda, aunque tampoco lo único bueno.
Respecto del palmarés que no se conocerá hasta casi la noche aquí en Berlín, las apuestas están muy repartidas. Puede que de nuevo no coincidan las que más han gustado, o sea las cintas de Altman, Winterbottom o Lumet, con la decisión del jurado que preside Charlotte Rampling. Lo que está claro es que no hay mucho de donde sacar una lista decente de premios, y lo tendrán difícil.
- © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com /Fotos: Reuters

Berlín 06: Una lección de humanidad y cine por el octogenario Sidney Lumet
16-II-06
A los 81 años, concursó sin complejos Sidney Lumet, autor de inolvidables películas como "Doce hombres sin piedad", "Serpico", "Tarde de perros", "Network, un mundo implacable" o "Veredicto final", en la Sección Oficial de la 56 Berlinale, este jueves, provocando risas y aplausos. Su "Find me guilty" (Declárenme culpable) es un relato irónico y humano del más largo proceso contra una familia mafiosa en la historia de los Estados unidos, con un inesperado Vin Diesel como protagonista. Otra cinta de tribunales, la francesa "L'ivresse du pouvoir", de Chabrol, y la occidentalizada cinta china "Isabella" resultaron menos convincentes en este concurso que va llegando a su fin.
A pesar de haber sido "Find me guilty" una de las cintas que mejor sabor de boca han dejado en esta edición del certamen aleman, de lograr el difícil objetivo de hacernos simpatizar con una familia entera de peligrosos mafiosos, y de revelar a Vin Diesel como algo más que un saco de músculos, tal vez sea un film demasiado ortodoxo, convencional y "hollywoodiense" para merecer la atención que merecería del jurado este sábado.
Para títular un comentario exclusivo sobre esta cinta basada en hechos reales con la que regresa a la gran pantalla Lumet, a sus 81 años, seis después de su último trabajo cinematográfico, "Gloria", podríamos usar el dicho andaluz: "To er mundo e güeño". Tras casi dos años encerrados a diario en una sala de audiencia, se produce una extraña familiaridad humana entre acusados, letrados de la defensa, jurado y juez, del que sólo queda fuera el "malo", que no es otro que el fiscal.
Enfrente, el "bueno" de esta película es un mafioso narcotraficante llamado Giacomo "Jackie" DiNorscio, quien tras ser condenado a 30 años por posesión de un cargamento de cocaína, tiene una oportunidad de salvación si a cambio condena a otros miembros de su "familia", los Lucchese, un trato que no acepta de ninguna manera por fidelidad a los suyos. Cuando la veintena de mafiosos -entre ellos el propio DiNorscio- comparecen ante el tribunal por una larga serie de cargos, "Jackie", decepcionado por su abogado anterior, decide prescindir de él y hacer uso de su derecho constitucional a la propia defensa.
El proceso, que duró 21 meses a finales de la década de los 80, arranca con DiNorscio decidido a transmitir su sentido del humor a la sala, calificándose no de gangster, sino de "gagster" (chistoso). Sus peculiares métodos y su lenguaje barriobajero, unidos a una natural simpatía e inteligencia van a ser decisivos en crear un clima especial casi "fraternal" en el juicio, que batió un record de duración en la historia de la Justicia norteamericana.
Lumet, autor del guión al lado de T.J. Mancini y Robert J. McCrea, se declara fascinado por los contrastes de su personaje central, "uno de los más salvajes de mi carrera, con un amplio dossier criminal, y paradojicamente capaz de concitar nuestra simpatía y de emocionarnos".
Divertida y entrañable, "Find me guilty" es una producción independiente y aún inédita en Estados Unidos, capaz de seducir a un amplio público y por tanto menos "experimental" que muchas de las cintas que aquí se proyectan.
Un juicio muy diferente es el que nos propone otro veterano, esta vez francés, Claude Chabrol, con "L’ivresse du pouvoir" (La borrachera del poder), en el que una ambiciosa jueza (Isabelle Huppert) lleva a los tribunales a los directivos de una empresa controlada por el Estado, implicados en casos de soborno y corrupción. Libremente inspirada por la "affaire ELF", la nueva colaboración entre Chabrol y su actriz fetiche sufre de una excesiva verborrea, en la que ocasionalmente hay también humor e ironía, sin que por ello se prescinda de una trama conyugal casi melodramática entre la fría jueza y su esposo, que se siente marginado en las prioridades de su ya famosa mujer.
Sin embargo, da la sensación de que el conocido superviviente de la "Nouvelle vague" no acaba de tomarse en serio su propia historia (varios personajes tienen apellidos que son claros juegos de palabras sobre sus personalidades), y a pesar de la sucesión de diálogos no termina de definir a su personaje central, cuyas motivaciones el espectador no acaba teniendo muy claras.
Para terminar la apretada jornada del jueves, una cinta oriental, aunque muy "occidentalizada", "Isabella", la historia de un policía de la colonia portuguesa de Macao que en visperas de la devolución a China conoce a una muchacha con la que se acuesta, y que resulta ser su ignorada hija. División de opiniones en la sala...
A los 81 años, concursó sin complejos Sidney Lumet, autor de inolvidables películas como "Doce hombres sin piedad", "Serpico", "Tarde de perros", "Network, un mundo implacable" o "Veredicto final", en la Sección Oficial de la 56 Berlinale, este jueves, provocando risas y aplausos. Su "Find me guilty" (Declárenme culpable) es un relato irónico y humano del más largo proceso contra una familia mafiosa en la historia de los Estados unidos, con un inesperado Vin Diesel como protagonista. Otra cinta de tribunales, la francesa "L'ivresse du pouvoir", de Chabrol, y la occidentalizada cinta china "Isabella" resultaron menos convincentes en este concurso que va llegando a su fin.
A pesar de haber sido "Find me guilty" una de las cintas que mejor sabor de boca han dejado en esta edición del certamen aleman, de lograr el difícil objetivo de hacernos simpatizar con una familia entera de peligrosos mafiosos, y de revelar a Vin Diesel como algo más que un saco de músculos, tal vez sea un film demasiado ortodoxo, convencional y "hollywoodiense" para merecer la atención que merecería del jurado este sábado.
Para títular un comentario exclusivo sobre esta cinta basada en hechos reales con la que regresa a la gran pantalla Lumet, a sus 81 años, seis después de su último trabajo cinematográfico, "Gloria", podríamos usar el dicho andaluz: "To er mundo e güeño". Tras casi dos años encerrados a diario en una sala de audiencia, se produce una extraña familiaridad humana entre acusados, letrados de la defensa, jurado y juez, del que sólo queda fuera el "malo", que no es otro que el fiscal.
Enfrente, el "bueno" de esta película es un mafioso narcotraficante llamado Giacomo "Jackie" DiNorscio, quien tras ser condenado a 30 años por posesión de un cargamento de cocaína, tiene una oportunidad de salvación si a cambio condena a otros miembros de su "familia", los Lucchese, un trato que no acepta de ninguna manera por fidelidad a los suyos. Cuando la veintena de mafiosos -entre ellos el propio DiNorscio- comparecen ante el tribunal por una larga serie de cargos, "Jackie", decepcionado por su abogado anterior, decide prescindir de él y hacer uso de su derecho constitucional a la propia defensa.
El proceso, que duró 21 meses a finales de la década de los 80, arranca con DiNorscio decidido a transmitir su sentido del humor a la sala, calificándose no de gangster, sino de "gagster" (chistoso). Sus peculiares métodos y su lenguaje barriobajero, unidos a una natural simpatía e inteligencia van a ser decisivos en crear un clima especial casi "fraternal" en el juicio, que batió un record de duración en la historia de la Justicia norteamericana.
Lumet, autor del guión al lado de T.J. Mancini y Robert J. McCrea, se declara fascinado por los contrastes de su personaje central, "uno de los más salvajes de mi carrera, con un amplio dossier criminal, y paradojicamente capaz de concitar nuestra simpatía y de emocionarnos".
Divertida y entrañable, "Find me guilty" es una producción independiente y aún inédita en Estados Unidos, capaz de seducir a un amplio público y por tanto menos "experimental" que muchas de las cintas que aquí se proyectan.
Un juicio muy diferente es el que nos propone otro veterano, esta vez francés, Claude Chabrol, con "L’ivresse du pouvoir" (La borrachera del poder), en el que una ambiciosa jueza (Isabelle Huppert) lleva a los tribunales a los directivos de una empresa controlada por el Estado, implicados en casos de soborno y corrupción. Libremente inspirada por la "affaire ELF", la nueva colaboración entre Chabrol y su actriz fetiche sufre de una excesiva verborrea, en la que ocasionalmente hay también humor e ironía, sin que por ello se prescinda de una trama conyugal casi melodramática entre la fría jueza y su esposo, que se siente marginado en las prioridades de su ya famosa mujer.
Sin embargo, da la sensación de que el conocido superviviente de la "Nouvelle vague" no acaba de tomarse en serio su propia historia (varios personajes tienen apellidos que son claros juegos de palabras sobre sus personalidades), y a pesar de la sucesión de diálogos no termina de definir a su personaje central, cuyas motivaciones el espectador no acaba teniendo muy claras.
Para terminar la apretada jornada del jueves, una cinta oriental, aunque muy "occidentalizada", "Isabella", la historia de un policía de la colonia portuguesa de Macao que en visperas de la devolución a China conoce a una muchacha con la que se acuesta, y que resulta ser su ignorada hija. División de opiniones en la sala...
- © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com

Berlín 06: Miércoles de dolor, con Heath Ledger, de las verdes praderas al infierno de la heroina
15-II-06
La muerte y el dolor han sido denominador común de las tres cintas presentadas a concurso este miércoles en el 56 Festival Internacional de Cine de Berlín, por lo demás divergentes en cuanto a sus resultados en pantalla. Con frecuencia "glamouroso", ya sea por la Venecia de los canales o las praderas del Oeste, el australiano Heath Ledger ha aceptado el difícil papel de un poeta toxicómano, enamorado de una no menos atractiva "yonqui" en "Candy", la cinta que más expectación despertó en la jornada, precisamente por la presencia de su protagonista, aunque sólo contentara a medias. También se proyectaron la italiana "Romanzo criminale", de Michele Placido, comercial pero interesante, y la alemana "Sehnsucht", de Valeska Grisebach, pesada como la vida en un deprimido pueblo de la ex RDA.
De vaquero "gay" a poeta toxicómano y heterosexual, el australiano Heath Ledger aporta un nuevo y complejo personaje a su ecléctica carrera que combina productos de grandes estudios con cintas más intimistas como la de Ang Lee o ahora la de su compatriota Neil Armfield, un hombre de amplia experiencia teatral que hace sus primeros pasos en la gran pantalla. Con estos orígenes, no es raro que fundamente su film en los personajes y los actores que los incorporan. Ambos son rubios y "Sexys", pero a Armfield no le tiembla el pulso para mostrar los más sórdidos aspectos de su adicción.
"Candy" es la historia de un amor al límite condicionado por la droga. Candy y Dan, son una pareja casi perfecta: jóvenes, atractivos y con talento artístico, ella pintora y el poeta. Pero aparte de esa sensibilidad, ambos tienen algo más en común, la heroína. Lo que empieza siendo una experimentación se convierte en una irrefrenable adicción que les sumerge en el abismo. Ya no viven más que para sus dosis. Candy empieza a prostituirse para conseguir dinero, y Dan no se opone. Incluso ambos se casan. Porque a pesar de todo, su amor sigue siendo aún más fuerte que el poder de la droga... hasta el día en que ella toca fondo y busca ayuda en una clínica de desintoxicación. La trama no es demasiado original, pero permite a Ledger un cambio de registro y "exhibir por primera vez en 8 años mi acento australiano", según ha dicho.
"Romanzo criminale" (Novela criminal) repasa la historia de Italia desde los 60, cuando una banda de delincuentes juveniles periféricos es detenida por robar un coche y atropellar un policía, hasta finales de los años 80, con la paulatina degradación y muerte de todos sus integrantes, convertidos para entonces en el grupo delictivo más poderoso de la capital romana gracias a su control en la venta de la heroína. Tras de sí han dejado no sólo un reguero de cadáveres hasta alcanzar ese honor, sino también ventajosas relaciones con la mafia siciliana y con oscuros poderes del estado que "protegen" el sistema por encima de leyes.
En una larga adaptación de más de dos horas de la novela homónima de Giancarlo De Cataldo, el actor convertido en cineasta Michele Placido dibuja de manera irregular, a veces con brillo digno de las grandes cintas de gangsters pero con ocasionales peligrosas cesiones a la comercialidad (canciones de éxito en décadas pasadas que tapizan la cinta sin mucha razón de ser, salvo la de vender discos con ellas) la historia de un país donde el delito y la corrupción no son siempre combatidos de forma unánime por la Justicia, la Policía y los poderes fácticos. Así, se relaciona a anóninas fuerzas de poder con la resolución cruenta del secuestro de Aldo Moro o el atentado de la estación ferroviaria de Bolonia.
El reparto coral es convincente, aunque aquí encontremos un nuevo guiño al éxito comercial (la Warner italiana coproduce el film) con la presencia de atractivos actores de ambos sexos, como Kim Rossi Stuart, Anna Mouglalis o Stefano Accorsi. Lo que no ha logrado Placido es extractar algo más su historia, y la sucesión de crímenes, intrigas, pasiones y luchas por el poder se hace a ratos pesada. Sin embargo, posiblemente el sector más "integrista" de la crítica opinará que dejando aparte sus referencias políticas, "Romanzo criminale" es por su convencionalismo indigna de estar compitiendo con cine "de autor" como por ejemplo la argentina "El custodio".
El "pestiño" de este miércoles ha venido del país anfitrión, con el drama triangular "Sehnsucht", de Valeska Grisebach, sobre una pareja en la treintena, residente en un pueblo de la ex RDA no lejos de Berlín, que se conoció en la infancia y de la amistad pasó al amor, siendo inseparables. En un viaje relacionado con su actividad paralela como bombero voluntario, el mecánico conoce en una noche loca berlinesa a otra mujer, de la que se enamora sin por ello dejar de amar a su pareja de toda la vida. Grisebach pretende hacer un retrato realista y casi documental de una generación rural alemana del Este (hizo una investigación cámara de video en mano para conocer el modo de vida en esas pequeñas localidades), pero lo que consigue es un plúmbeo melodrama que aburre hasta a las ovejas, a pesar de no llegar ni a la hora y media de metraje. Hubo amplia desbandada.
La muerte y el dolor han sido denominador común de las tres cintas presentadas a concurso este miércoles en el 56 Festival Internacional de Cine de Berlín, por lo demás divergentes en cuanto a sus resultados en pantalla. Con frecuencia "glamouroso", ya sea por la Venecia de los canales o las praderas del Oeste, el australiano Heath Ledger ha aceptado el difícil papel de un poeta toxicómano, enamorado de una no menos atractiva "yonqui" en "Candy", la cinta que más expectación despertó en la jornada, precisamente por la presencia de su protagonista, aunque sólo contentara a medias. También se proyectaron la italiana "Romanzo criminale", de Michele Placido, comercial pero interesante, y la alemana "Sehnsucht", de Valeska Grisebach, pesada como la vida en un deprimido pueblo de la ex RDA.
De vaquero "gay" a poeta toxicómano y heterosexual, el australiano Heath Ledger aporta un nuevo y complejo personaje a su ecléctica carrera que combina productos de grandes estudios con cintas más intimistas como la de Ang Lee o ahora la de su compatriota Neil Armfield, un hombre de amplia experiencia teatral que hace sus primeros pasos en la gran pantalla. Con estos orígenes, no es raro que fundamente su film en los personajes y los actores que los incorporan. Ambos son rubios y "Sexys", pero a Armfield no le tiembla el pulso para mostrar los más sórdidos aspectos de su adicción.
"Candy" es la historia de un amor al límite condicionado por la droga. Candy y Dan, son una pareja casi perfecta: jóvenes, atractivos y con talento artístico, ella pintora y el poeta. Pero aparte de esa sensibilidad, ambos tienen algo más en común, la heroína. Lo que empieza siendo una experimentación se convierte en una irrefrenable adicción que les sumerge en el abismo. Ya no viven más que para sus dosis. Candy empieza a prostituirse para conseguir dinero, y Dan no se opone. Incluso ambos se casan. Porque a pesar de todo, su amor sigue siendo aún más fuerte que el poder de la droga... hasta el día en que ella toca fondo y busca ayuda en una clínica de desintoxicación. La trama no es demasiado original, pero permite a Ledger un cambio de registro y "exhibir por primera vez en 8 años mi acento australiano", según ha dicho.
"Romanzo criminale" (Novela criminal) repasa la historia de Italia desde los 60, cuando una banda de delincuentes juveniles periféricos es detenida por robar un coche y atropellar un policía, hasta finales de los años 80, con la paulatina degradación y muerte de todos sus integrantes, convertidos para entonces en el grupo delictivo más poderoso de la capital romana gracias a su control en la venta de la heroína. Tras de sí han dejado no sólo un reguero de cadáveres hasta alcanzar ese honor, sino también ventajosas relaciones con la mafia siciliana y con oscuros poderes del estado que "protegen" el sistema por encima de leyes.
En una larga adaptación de más de dos horas de la novela homónima de Giancarlo De Cataldo, el actor convertido en cineasta Michele Placido dibuja de manera irregular, a veces con brillo digno de las grandes cintas de gangsters pero con ocasionales peligrosas cesiones a la comercialidad (canciones de éxito en décadas pasadas que tapizan la cinta sin mucha razón de ser, salvo la de vender discos con ellas) la historia de un país donde el delito y la corrupción no son siempre combatidos de forma unánime por la Justicia, la Policía y los poderes fácticos. Así, se relaciona a anóninas fuerzas de poder con la resolución cruenta del secuestro de Aldo Moro o el atentado de la estación ferroviaria de Bolonia.
El reparto coral es convincente, aunque aquí encontremos un nuevo guiño al éxito comercial (la Warner italiana coproduce el film) con la presencia de atractivos actores de ambos sexos, como Kim Rossi Stuart, Anna Mouglalis o Stefano Accorsi. Lo que no ha logrado Placido es extractar algo más su historia, y la sucesión de crímenes, intrigas, pasiones y luchas por el poder se hace a ratos pesada. Sin embargo, posiblemente el sector más "integrista" de la crítica opinará que dejando aparte sus referencias políticas, "Romanzo criminale" es por su convencionalismo indigna de estar compitiendo con cine "de autor" como por ejemplo la argentina "El custodio".
El "pestiño" de este miércoles ha venido del país anfitrión, con el drama triangular "Sehnsucht", de Valeska Grisebach, sobre una pareja en la treintena, residente en un pueblo de la ex RDA no lejos de Berlín, que se conoció en la infancia y de la amistad pasó al amor, siendo inseparables. En un viaje relacionado con su actividad paralela como bombero voluntario, el mecánico conoce en una noche loca berlinesa a otra mujer, de la que se enamora sin por ello dejar de amar a su pareja de toda la vida. Grisebach pretende hacer un retrato realista y casi documental de una generación rural alemana del Este (hizo una investigación cámara de video en mano para conocer el modo de vida en esas pequeñas localidades), pero lo que consigue es un plúmbeo melodrama que aburre hasta a las ovejas, a pesar de no llegar ni a la hora y media de metraje. Hubo amplia desbandada.
- © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com

Berlín 06: Winterbotton despierta una masiva adhesión a su alegato contra Guantanamo
14-II-06
El mismo día en que se filtraba el informe de un grupo de expertos por encargo de la ONU en el que se solicita el cierre de la prisión ilegal en el enclave norteamericano de Guantánamo (Cuba), el realizador británico Michael Winterbotton, de diversa pero valiente carrera, estrenaba mundialmente en Berlín "The road to Guantanamo", la primera cinta que trata sobre una historia real relacionada con ese lugar donde no rige ninguna ley y los presuntos radicales islámicos permanecen detenidos sin juicio. La enorme expectación despertada por el film no quedó defraudada por este docudrama, ni por su posterior rueda de prensa, en la que el cineasta compartió protagonismo con dos de los auténticos musulmanes británicos que fueron detenidos en Afganistán y cuya experiencia narra en imágenes.
La participación en el concurso de la 56 Berlinale de "The road to Guantanamo" opacó la presencia de las otras dos cintas del día, la oscura y surrealista cinta tailandesa "Invisible Waves" y el drama de emigración y amor iraní "Zemestan".
"¿Que si puede escandalizar en Estados Unidos mi película? No es antiamericana. Me consta que mucha gente en Estados Unidos está contra el campo de Guantánamo, pero lo que realmente debería escandalizar en todas partes es que esa prisión siga en pie y con más de 500 personas dentro sin esperanza de juicio ni conocimiento de los cargos que se tienen contra ellos", decía Winterbottom ante una sala de ruedas de prensa llena hasta la bandera.
Una y otra vez, el prolífico director británico repetía que este film no es sobre Guantánamo "en abstracto", sino sobre la experiencia real de tres musulmanes ingleses que pasaron allí demasiados meses tras haber sido detenidos en Afganistán, y hasta que las presiones del gobierno de Su Majestad lograron su liberación.
La cinta, que mezcla reconstrucción con actores de la aventura vivida con imágenes de archivo y declaraciones a cámara de los supervivientes del campo, arranca cuando en 2001 la madre de un joven emigrante paquistaní en Gran Bretaña le encuentra esposa en su país, y éste debe recurrir a sus más próximos amigos como testigos del enlace. Hasta allí viajan, pero antes de la ceremonia deciden hace un poco de turismo, y desde Karaji, tras acudir a una mezquita en la que el imán solicita voluntarios para ir a ayudar a sus "hermanos" en Afganistán, se lanzan a la aventura, encontrándose con los bombardeos norteamericanos y el caos. Ante la realidad de los hechos, deciden regresar a Paquistán, pero antes tres de ellos son primero detenidos e interrogados y luego enviados a Guantánamo. Del cuarto nada más se supo.
A Winterbottom no le duelen prendas para reconocer que su visión no es aséptica y desde que conoció el caso de estos jóvenes compatriotas que pasaron por el infierno de Guantánamo quiso hablar con ellos y hacer la película. "Sólo un sistema increíblemente perverso es capaz de imaginar un centro de internamiento para personas que no saben de qué se les acusa, no tienen derechos y -para más ironía- en la puerta de uno de esos campos pueden leer que quienes les tienen encarcelados son "defensores de la libertad", aseguraba Winterbottom.
El responsable de films tan diferentes como "I want you", "El perdón", "Code 46" o "9 songs / Nueve orgasmos" recibió aplausos tanto tras la proyección como a su llegada a la sala de ruedas de prensa, y algunos periodistas apoyaron sus frases con nuevas palmas.
Cinematográficamente, Winterbottom, que ha co-dirigido el film al lado del joven Mat Whitecross, ha montado una primera parte muy ágil, para alcanzar un ritmo normal cuando lo que parecían unas vacaciones se convierten en pesadilla. Aunque obviamente no le tiembla el pulso para exponer con detalle las condiciones de vida de los prisioneros, huye de cualquier efectismo. Algunos periodistas han sugerido que no hay dudas sobre quienes son los buenos y quienes los malos, e incluso un informador norteamericano se confesaba chocado de ver a sus "muchachos de uniforme" convertidos en un ejército de fascistas al frente de un campo de concentración, pero otros consideramos que incluso pudo ir mucho más lejos. No olvidemos que el informe arriba citado habla claramente de torturas y abusos dentro del campo, y que hay noticias fidedignas sobre otros centros ilegales de interrogatorios que han funcionado en diversos países, entre ellos varios europeos.
Es evidente que el cineasta británico -al que no le tiembla el pulso a la hora ya sea de denunciar el conflicto balcánico como el drama de la emigración, o ser sexualmente explícito por encima de las normas al uso- ha dado un "campanazo" en Berlín, y no sería raro volverle a ver en el palmarés el próximo sábado 18.
En la lucha por los Osos, participaron este martes otras dos cintas. La coproducción entre Holanda, Tailandia y Hong Kong, "Invisible waves" (Olas invisibles), de Pen-ek Ratanaruang, es un "thriller" opresivo, lento, oscuro y a la postre surrealista sobre un asesino a sueldo que mata a su amante y huye convirtiéndose a su vez en pieza de caza para criminales contratados por el marido de su víctima, que no es otro que su propio jefe.
También sin ninguna premura se desarrolla el drama iraní de Rafi Pitts "Zemestan" (En invierno), una deprimente historia de emigración en un pueblo en los confines de Irán. Un hombre que ha sido despedido, ante la imposibilidad de encontrar trabajo decide marcharse lejos, dejando tras de sí a su esposa y su hija, que nunca más recibirán noticias de él. Al cabo del tiempo, otro hombre en busca de empleo llega al lugar y se interesa por la bella mujer que un día fue casada...
El mismo día en que se filtraba el informe de un grupo de expertos por encargo de la ONU en el que se solicita el cierre de la prisión ilegal en el enclave norteamericano de Guantánamo (Cuba), el realizador británico Michael Winterbotton, de diversa pero valiente carrera, estrenaba mundialmente en Berlín "The road to Guantanamo", la primera cinta que trata sobre una historia real relacionada con ese lugar donde no rige ninguna ley y los presuntos radicales islámicos permanecen detenidos sin juicio. La enorme expectación despertada por el film no quedó defraudada por este docudrama, ni por su posterior rueda de prensa, en la que el cineasta compartió protagonismo con dos de los auténticos musulmanes británicos que fueron detenidos en Afganistán y cuya experiencia narra en imágenes.
La participación en el concurso de la 56 Berlinale de "The road to Guantanamo" opacó la presencia de las otras dos cintas del día, la oscura y surrealista cinta tailandesa "Invisible Waves" y el drama de emigración y amor iraní "Zemestan".
"¿Que si puede escandalizar en Estados Unidos mi película? No es antiamericana. Me consta que mucha gente en Estados Unidos está contra el campo de Guantánamo, pero lo que realmente debería escandalizar en todas partes es que esa prisión siga en pie y con más de 500 personas dentro sin esperanza de juicio ni conocimiento de los cargos que se tienen contra ellos", decía Winterbottom ante una sala de ruedas de prensa llena hasta la bandera.
Una y otra vez, el prolífico director británico repetía que este film no es sobre Guantánamo "en abstracto", sino sobre la experiencia real de tres musulmanes ingleses que pasaron allí demasiados meses tras haber sido detenidos en Afganistán, y hasta que las presiones del gobierno de Su Majestad lograron su liberación.
La cinta, que mezcla reconstrucción con actores de la aventura vivida con imágenes de archivo y declaraciones a cámara de los supervivientes del campo, arranca cuando en 2001 la madre de un joven emigrante paquistaní en Gran Bretaña le encuentra esposa en su país, y éste debe recurrir a sus más próximos amigos como testigos del enlace. Hasta allí viajan, pero antes de la ceremonia deciden hace un poco de turismo, y desde Karaji, tras acudir a una mezquita en la que el imán solicita voluntarios para ir a ayudar a sus "hermanos" en Afganistán, se lanzan a la aventura, encontrándose con los bombardeos norteamericanos y el caos. Ante la realidad de los hechos, deciden regresar a Paquistán, pero antes tres de ellos son primero detenidos e interrogados y luego enviados a Guantánamo. Del cuarto nada más se supo.
A Winterbottom no le duelen prendas para reconocer que su visión no es aséptica y desde que conoció el caso de estos jóvenes compatriotas que pasaron por el infierno de Guantánamo quiso hablar con ellos y hacer la película. "Sólo un sistema increíblemente perverso es capaz de imaginar un centro de internamiento para personas que no saben de qué se les acusa, no tienen derechos y -para más ironía- en la puerta de uno de esos campos pueden leer que quienes les tienen encarcelados son "defensores de la libertad", aseguraba Winterbottom.
El responsable de films tan diferentes como "I want you", "El perdón", "Code 46" o "9 songs / Nueve orgasmos" recibió aplausos tanto tras la proyección como a su llegada a la sala de ruedas de prensa, y algunos periodistas apoyaron sus frases con nuevas palmas.
Cinematográficamente, Winterbottom, que ha co-dirigido el film al lado del joven Mat Whitecross, ha montado una primera parte muy ágil, para alcanzar un ritmo normal cuando lo que parecían unas vacaciones se convierten en pesadilla. Aunque obviamente no le tiembla el pulso para exponer con detalle las condiciones de vida de los prisioneros, huye de cualquier efectismo. Algunos periodistas han sugerido que no hay dudas sobre quienes son los buenos y quienes los malos, e incluso un informador norteamericano se confesaba chocado de ver a sus "muchachos de uniforme" convertidos en un ejército de fascistas al frente de un campo de concentración, pero otros consideramos que incluso pudo ir mucho más lejos. No olvidemos que el informe arriba citado habla claramente de torturas y abusos dentro del campo, y que hay noticias fidedignas sobre otros centros ilegales de interrogatorios que han funcionado en diversos países, entre ellos varios europeos.
Es evidente que el cineasta británico -al que no le tiembla el pulso a la hora ya sea de denunciar el conflicto balcánico como el drama de la emigración, o ser sexualmente explícito por encima de las normas al uso- ha dado un "campanazo" en Berlín, y no sería raro volverle a ver en el palmarés el próximo sábado 18.
En la lucha por los Osos, participaron este martes otras dos cintas. La coproducción entre Holanda, Tailandia y Hong Kong, "Invisible waves" (Olas invisibles), de Pen-ek Ratanaruang, es un "thriller" opresivo, lento, oscuro y a la postre surrealista sobre un asesino a sueldo que mata a su amante y huye convirtiéndose a su vez en pieza de caza para criminales contratados por el marido de su víctima, que no es otro que su propio jefe.
También sin ninguna premura se desarrolla el drama iraní de Rafi Pitts "Zemestan" (En invierno), una deprimente historia de emigración en un pueblo en los confines de Irán. Un hombre que ha sido despedido, ante la imposibilidad de encontrar trabajo decide marcharse lejos, dejando tras de sí a su esposa y su hija, que nunca más recibirán noticias de él. Al cabo del tiempo, otro hombre en busca de empleo llega al lugar y se interesa por la bella mujer que un día fue casada...
- © J.A. (Berlín)-NOTICINE.com

Festivales de América: Visitas internacionales para Mar del Plata, final para el Nuevo Festival de Montreal, homenaje a Armendáriz en Guadalajara
14-II-06
- Al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata siempre se lo ha acusado de la falta de figuras contemporáneas del cine, una ausencia que intentó cubrir con estrellas añejas. Pues este año sus detractores no podrán quejarse, ya que el certamen argentino, único que posee categoría "A" en América, contará con la presencia de actores de la talla de Susan Sarandon, Tim Robbins y Juliette Binoche, y directores como Michael Winterbottom. Estos son los primeros nombre de ilustres visitantes que ha facilitado la organización, que además indicó que su competencia oficial contará con el nuevo trabajo del reconocido cineasta coreano Kim Ki-duk, "The Bow". Dentro de los representantes locales en la sección oficial competitiva hasta el momento se ha confirmado la participación de "El método", de Marcelo Piñeyro. El 21 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se desarrollará del 9 al 19 de marzo.
- La competencia y la fría respuesta por parte del público han provocado que después de tan solo una edición, el Nuevo Festival de Cine de Montreal se viera forzado a cerrar sus puertas. Por medio de un comunicado, el responsable del certamen, Alain Simard, anunció el final de este espacio nacido con la ambición de convertirse en uno de los grandes festivales del mundo. De acuerdo a Simard, la competencia directa que representa el Festival du nouveau cinema y su negativa a fusionarse y dar origen a un gran festival internacional que contara con el apoyo de la industria y el gobierno, marcó su rápida clausura. Según se informó tiempo atrás el festival dejó un déficit de 850.000 dólares.
- Pedro Armendáriz será objeto del homenaje que a su figura y trayectoria rendirá a lo largo de su XXI edición el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El actor recogerá el homenaje del cine mexicano durante una ceremonia a celebrar el próximo 27 de marzo. Dentro del ciclo al Mayahuel de Plata, durante los días de festival se proyectarán largometrajes que ha protagonizado como "La ley de Herodes" (1999), "Cadena perpetua" (1979) o "Cinco mil dólares de recompensa" (1974). El certamen también será el marco en el que se presentará el libro que sobre la figura del astro mexicano ha elaborado Gerardo de la Torre con el título Pedro hijo de Pedro.
- Al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata siempre se lo ha acusado de la falta de figuras contemporáneas del cine, una ausencia que intentó cubrir con estrellas añejas. Pues este año sus detractores no podrán quejarse, ya que el certamen argentino, único que posee categoría "A" en América, contará con la presencia de actores de la talla de Susan Sarandon, Tim Robbins y Juliette Binoche, y directores como Michael Winterbottom. Estos son los primeros nombre de ilustres visitantes que ha facilitado la organización, que además indicó que su competencia oficial contará con el nuevo trabajo del reconocido cineasta coreano Kim Ki-duk, "The Bow". Dentro de los representantes locales en la sección oficial competitiva hasta el momento se ha confirmado la participación de "El método", de Marcelo Piñeyro. El 21 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se desarrollará del 9 al 19 de marzo.
- La competencia y la fría respuesta por parte del público han provocado que después de tan solo una edición, el Nuevo Festival de Cine de Montreal se viera forzado a cerrar sus puertas. Por medio de un comunicado, el responsable del certamen, Alain Simard, anunció el final de este espacio nacido con la ambición de convertirse en uno de los grandes festivales del mundo. De acuerdo a Simard, la competencia directa que representa el Festival du nouveau cinema y su negativa a fusionarse y dar origen a un gran festival internacional que contara con el apoyo de la industria y el gobierno, marcó su rápida clausura. Según se informó tiempo atrás el festival dejó un déficit de 850.000 dólares.
- Pedro Armendáriz será objeto del homenaje que a su figura y trayectoria rendirá a lo largo de su XXI edición el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El actor recogerá el homenaje del cine mexicano durante una ceremonia a celebrar el próximo 27 de marzo. Dentro del ciclo al Mayahuel de Plata, durante los días de festival se proyectarán largometrajes que ha protagonizado como "La ley de Herodes" (1999), "Cadena perpetua" (1979) o "Cinco mil dólares de recompensa" (1974). El certamen también será el marco en el que se presentará el libro que sobre la figura del astro mexicano ha elaborado Gerardo de la Torre con el título Pedro hijo de Pedro.
- © Redacción-NOTICINE.com