Festivales
Leonor Benedetto presentó su opera prima en Pinamar
15-XII-05
El actualmente en desarrollo Segundo Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, fue el lugar escogido por la actriz Leonor Benedetto para presentar en el país su opera prima "El buen destino", una película coral que se exhibió en el Festival de Cine de Montreal, razón por la cual fue seleccionada para integrar "Y el ganador es...", el apartado que funciona como una suerte de sección oficial que reúne a las cintas que han sido galardonadas o han participado en los festivales internacionales más relevantes a lo largo de este año y aspiran a llevarse los premios de este evento.
"El buen destino" se centra en un grupo de personas que tienen como punto de encuentro un bar venido a menos y el fantasma del desempleo acechándolos. A partir de esa premisa, se comienzan a desvelar las historias personales de cada personaje, los amores, desamores, ideales y sueños. Para esta primera incursión en el largometraje, Benedetto convocó a un reparto que tiene intérpretes solventes como Luis Luque o Gabriela Toscano y a una figura de la talla de Federico Luppi, repitiendo ese papel que ya se conoce al dedillo: un hombre nostálgico de ese pasado combativo y utópico, que busca transmitir sus ideas a generaciones más jóvenes.
En la conferencia de prensa de esta película, Benedetto explicó que tiene fascinación por los hombres, por su espíritu de lucha, lo cual puede explicar que los personajes masculinos sean muchísimo más simpáticos que los femeninos, estereotipados en la esposa ambiciosa, la joven snob o la comehombres. A ellas se agrega una misteriosa mujer -interpretada por Elvira Mínguez- que observa todos los acontecimientos que se suceden en el bar y solo interviene para aportar una reflexión inteligente, que quizá represente la voz de la directora y guionista.
La cinta, íntegramente rodada en San Luis, aún no tiene fecha de estreno confirmada y se dedicará a recorrer diferentes festivales internacionales.
Otro film de este apartado competitivo que se proyectó en calidad de primicia fue "Garúa", de Gustavo Corrado, la historia de un joven que decide tomar el lugar de un cantante de tangos al que mató. Con ritmo lento y la búsqueda de una estética particular, el director apuesta a un largometraje que se aleja de las aproximaciones al tango, olvidando el baile y haciendo de la propia película una historia que bien se podría convertir en canción.
El actualmente en desarrollo Segundo Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, fue el lugar escogido por la actriz Leonor Benedetto para presentar en el país su opera prima "El buen destino", una película coral que se exhibió en el Festival de Cine de Montreal, razón por la cual fue seleccionada para integrar "Y el ganador es...", el apartado que funciona como una suerte de sección oficial que reúne a las cintas que han sido galardonadas o han participado en los festivales internacionales más relevantes a lo largo de este año y aspiran a llevarse los premios de este evento.
"El buen destino" se centra en un grupo de personas que tienen como punto de encuentro un bar venido a menos y el fantasma del desempleo acechándolos. A partir de esa premisa, se comienzan a desvelar las historias personales de cada personaje, los amores, desamores, ideales y sueños. Para esta primera incursión en el largometraje, Benedetto convocó a un reparto que tiene intérpretes solventes como Luis Luque o Gabriela Toscano y a una figura de la talla de Federico Luppi, repitiendo ese papel que ya se conoce al dedillo: un hombre nostálgico de ese pasado combativo y utópico, que busca transmitir sus ideas a generaciones más jóvenes.
En la conferencia de prensa de esta película, Benedetto explicó que tiene fascinación por los hombres, por su espíritu de lucha, lo cual puede explicar que los personajes masculinos sean muchísimo más simpáticos que los femeninos, estereotipados en la esposa ambiciosa, la joven snob o la comehombres. A ellas se agrega una misteriosa mujer -interpretada por Elvira Mínguez- que observa todos los acontecimientos que se suceden en el bar y solo interviene para aportar una reflexión inteligente, que quizá represente la voz de la directora y guionista.
La cinta, íntegramente rodada en San Luis, aún no tiene fecha de estreno confirmada y se dedicará a recorrer diferentes festivales internacionales.
Otro film de este apartado competitivo que se proyectó en calidad de primicia fue "Garúa", de Gustavo Corrado, la historia de un joven que decide tomar el lugar de un cantante de tangos al que mató. Con ritmo lento y la búsqueda de una estética particular, el director apuesta a un largometraje que se aleja de las aproximaciones al tango, olvidando el baile y haciendo de la propia película una historia que bien se podría convertir en canción.
- © Cynthia M. García (Pinamar)-NOTICINE.com
Alicia Alonso presenta en el Festival de La Habana el DVD de "Giselle"
15-XII-05
En una de las conferencias de prensa más concurridas del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la diva de la danza cubana Alicia Alonso ha presentado este miércoles en La Habana el DVD "Giselle, la leyenda" que se basa en su coreografía e interpretaciones para la famosa obra de Adolphe Adam. A su lado estaba el presidente de la Fundación Autor, editora del doble album, Manuel Gutiérrez Aragón.
El cineasta español destacó la satisfacción de su fundación, dependiente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), por editar el DVD, que con una duración próxima a los 285 minutos constituye no sólo un placer para los aficionados al arte de Alicia Alonso, sino también una ayuda de primera mano para los profesionales del ballet, ya que incluye amén de comentarios de la diva cubana toda una Clase Magistral.
"Alicia Alonso es muy querida en España, aparte de la admiración artística que se siente en todas partes del mundo por ella. Como persona también es un referente. Creo que de hecho se trata de una de las poquisimas personas que se salvan de la critica politica, ya que los elogios le llegan de toda la prensa española sin distinciones de colores ideológicos", aseguró Gutiérrez Aragón.
Por su parte, en un breve parlamento, la octogenaria directora del Ballet Nacional de Cuba agradeció con emoción a todas las personas que han hecho posible la edición de esta completa obra, entre ellas aparte de la Fundación el Instituto Cubano del Cine (ICAIC) y la TV de la mayor de las Antillas, que han facilitado imágenes exclusivas de representaciones del ballet, realizadas en 1963, 68, 78 y 80.
Sobre "Giselle", considerada la obra cumbre de la prima ballerina habanera, ésta ha dicho: "Nunca lo bailé igual. Unos días más alegre, otros con temor a la tragedia que se avecina al personaje. Todo dependía de mi propio estado de animo, pero cada representación fue única".
En una de las conferencias de prensa más concurridas del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la diva de la danza cubana Alicia Alonso ha presentado este miércoles en La Habana el DVD "Giselle, la leyenda" que se basa en su coreografía e interpretaciones para la famosa obra de Adolphe Adam. A su lado estaba el presidente de la Fundación Autor, editora del doble album, Manuel Gutiérrez Aragón.
El cineasta español destacó la satisfacción de su fundación, dependiente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), por editar el DVD, que con una duración próxima a los 285 minutos constituye no sólo un placer para los aficionados al arte de Alicia Alonso, sino también una ayuda de primera mano para los profesionales del ballet, ya que incluye amén de comentarios de la diva cubana toda una Clase Magistral.
"Alicia Alonso es muy querida en España, aparte de la admiración artística que se siente en todas partes del mundo por ella. Como persona también es un referente. Creo que de hecho se trata de una de las poquisimas personas que se salvan de la critica politica, ya que los elogios le llegan de toda la prensa española sin distinciones de colores ideológicos", aseguró Gutiérrez Aragón.
Por su parte, en un breve parlamento, la octogenaria directora del Ballet Nacional de Cuba agradeció con emoción a todas las personas que han hecho posible la edición de esta completa obra, entre ellas aparte de la Fundación el Instituto Cubano del Cine (ICAIC) y la TV de la mayor de las Antillas, que han facilitado imágenes exclusivas de representaciones del ballet, realizadas en 1963, 68, 78 y 80.
Sobre "Giselle", considerada la obra cumbre de la prima ballerina habanera, ésta ha dicho: "Nunca lo bailé igual. Unos días más alegre, otros con temor a la tragedia que se avecina al personaje. Todo dependía de mi propio estado de animo, pero cada representación fue única".
- © NOTICINE.com
Polémico Von Trier y otras resonancias del Festival habanero
15-XII-05
"Manderlay", segunda en la trilogía que el ex líder de Dogma 95, Lars von Trier, sobre Estados Unidos, generó como toda cinta polémica, reacciones diversas en el 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Von Trier esta vez retorna el espacio semantizado que convierte la escena teatral en un pueblo como sería representado en el propio cine, y que fue de las sorpresas en la primera, "Dogville". Retornan también los subconjuntos en las acciones actorales, la narración in off con aires librescos que deliberadamente emparienta también la puesta en pantalla no ya con el teatro que le pisa los talones, sino con la literatura, y como si fuera poco, la historia (ahora ubicada en la Alabama, años 30, en una plantación donde aún impera la esclavitud) re-comienza por donde acabó la otra, sólo que a Nicole Kidman la sustituye esta vez una sólo correcta Bryce Dallas Howard, sin brillos adicionales. Por mucho que deseemos leer una visión circunscrita a los Estados Unidos desde la pupila europeísta del danés, ni el médico chino salva esta segunda vuelta de una impronta racista de armas tomar. No es sólo que una América autosuficiente e inmadura no pudiera con el torrente africano, que de este modo tenía que responder violentamente a la fusta, sino que todo el guión destila una actitud peyorativa a esta raza que, ciertamente, no es la masa homogénea e informe que vieran otros (el “intolerante” Griffith, por ejemplo): faltaba más, en un artista con la sensibilidad y cultura de Von Trier.
Con todo y su división sico-sociológica que uno de los patriarcas negros (nada menos que Morgan Freeman, conocido luchador por los derechos de los afroamericanos) realiza en el libro de las leyes del sitio, se ve al negro como un ser incapaz de la auto determinación, a quien no le va la democracia (aún cuando el director ironice también sobre la misma en aquella memorable escena de la primera votación) y el que, en definitiva, sólo es capaz de responder y actuar bajo la punta del látigo...esto no desmiente el hecho de encontrarnos ante otro sólido film, con un esmerado amarre de las situaciones, de soluciones fílmicas (con todo y los coqueteos teatrales del mismo) admirables: baste recordar ciertos dollys, encuadres y panorámicas y alternancias exquisitas entre planos que corresponden a la perfección con las curvas dramáticas, con las puntas de clímax en que los cierres de determinados capítulos alcanzan, y sobre todo, una labor interpretativa dentro de la coralidad dramática, admirable...pero vamos, que todo hay que decirlo, y por mucho que reafirme lo contrario con las imágenes de archivo del final (para mí, supérfluas), se le salió el Kukuxklan al admirado Lars von Trier.
Hablando del maestro, “20 centímetros”, otra de las popularísimas en este festival, es "Dancer in the dark" en clave frívola, porque este musical español de Ramón Salazar ("Hongos") sobre un travesti que sueña pasar a transgénero, utiliza el mismo recurso, acaso excesivo, de poblar de chispeantes coreografías la ruptura con la realidad, sólo que esta vez de manera involuntaria en el protagonista, encarnado admirablemente por una Mónica Cervera crecida respecto a la experiencia anterior del director ("Piedras", donde animaba con semejante virtuosismo una retrasada mental) para dárselas de vedette con todas las de la ley. La cinta, verdaderamente ingeniosa, fluida y simpática, algo que le aplica sobre todo su muy capaz actriz protagónica, se estira sin embargo innecesariamente, de ahí que muchos de esos clips internos sepan a relleno, por mucho que estén notablemente diseñados.
Lo último de Ventura Pons ("Morir (o no)", "Anita no pierde el tren", "Actrices"...) llamado "Amor idiota", casi le hace honor al título. El trayecto del extravagante buscando conquistar el amor de una mujer casada, activa en el negocio de las vallas publicitarias, resulta fatigoso, pesado, henchido de chistes que no funcionan y con actores en vano esforzados (incluyendo la sensual Cayetana Guillén Cuervo) en dar un mínimo de consistencia a sus papeles.
De otro “dogmático”, Thomas Vinterberg, es "Querida Wendy", en torno a una sociedad secreta con revólveres como núcleo, padece (y nosotros con ella) de una narración no sólo convencional sino morosa y cansina, de modo que es otro que abdica (para mal) de los mandamientos del importante movimiento fílmico.
Con éxito se desarrolla, en el 23 y 12, el ciclo con largometrajes alemanes de los años 20, aquella vanguardia que trató (y logró) una estética del movimiento, aún enfocados como estaban a la publicidad y la propaganda. Buena culpa de ello lo tiene su curador, el especialista argentino Ricardo Parodi, quien más que presentaciones a las tandas ofrece verdaderas clases magistrales sobre este decisivo período en la historia del cine.
"Manderlay", segunda en la trilogía que el ex líder de Dogma 95, Lars von Trier, sobre Estados Unidos, generó como toda cinta polémica, reacciones diversas en el 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Von Trier esta vez retorna el espacio semantizado que convierte la escena teatral en un pueblo como sería representado en el propio cine, y que fue de las sorpresas en la primera, "Dogville". Retornan también los subconjuntos en las acciones actorales, la narración in off con aires librescos que deliberadamente emparienta también la puesta en pantalla no ya con el teatro que le pisa los talones, sino con la literatura, y como si fuera poco, la historia (ahora ubicada en la Alabama, años 30, en una plantación donde aún impera la esclavitud) re-comienza por donde acabó la otra, sólo que a Nicole Kidman la sustituye esta vez una sólo correcta Bryce Dallas Howard, sin brillos adicionales. Por mucho que deseemos leer una visión circunscrita a los Estados Unidos desde la pupila europeísta del danés, ni el médico chino salva esta segunda vuelta de una impronta racista de armas tomar. No es sólo que una América autosuficiente e inmadura no pudiera con el torrente africano, que de este modo tenía que responder violentamente a la fusta, sino que todo el guión destila una actitud peyorativa a esta raza que, ciertamente, no es la masa homogénea e informe que vieran otros (el “intolerante” Griffith, por ejemplo): faltaba más, en un artista con la sensibilidad y cultura de Von Trier.
Con todo y su división sico-sociológica que uno de los patriarcas negros (nada menos que Morgan Freeman, conocido luchador por los derechos de los afroamericanos) realiza en el libro de las leyes del sitio, se ve al negro como un ser incapaz de la auto determinación, a quien no le va la democracia (aún cuando el director ironice también sobre la misma en aquella memorable escena de la primera votación) y el que, en definitiva, sólo es capaz de responder y actuar bajo la punta del látigo...esto no desmiente el hecho de encontrarnos ante otro sólido film, con un esmerado amarre de las situaciones, de soluciones fílmicas (con todo y los coqueteos teatrales del mismo) admirables: baste recordar ciertos dollys, encuadres y panorámicas y alternancias exquisitas entre planos que corresponden a la perfección con las curvas dramáticas, con las puntas de clímax en que los cierres de determinados capítulos alcanzan, y sobre todo, una labor interpretativa dentro de la coralidad dramática, admirable...pero vamos, que todo hay que decirlo, y por mucho que reafirme lo contrario con las imágenes de archivo del final (para mí, supérfluas), se le salió el Kukuxklan al admirado Lars von Trier.
Hablando del maestro, “20 centímetros”, otra de las popularísimas en este festival, es "Dancer in the dark" en clave frívola, porque este musical español de Ramón Salazar ("Hongos") sobre un travesti que sueña pasar a transgénero, utiliza el mismo recurso, acaso excesivo, de poblar de chispeantes coreografías la ruptura con la realidad, sólo que esta vez de manera involuntaria en el protagonista, encarnado admirablemente por una Mónica Cervera crecida respecto a la experiencia anterior del director ("Piedras", donde animaba con semejante virtuosismo una retrasada mental) para dárselas de vedette con todas las de la ley. La cinta, verdaderamente ingeniosa, fluida y simpática, algo que le aplica sobre todo su muy capaz actriz protagónica, se estira sin embargo innecesariamente, de ahí que muchos de esos clips internos sepan a relleno, por mucho que estén notablemente diseñados.
Lo último de Ventura Pons ("Morir (o no)", "Anita no pierde el tren", "Actrices"...) llamado "Amor idiota", casi le hace honor al título. El trayecto del extravagante buscando conquistar el amor de una mujer casada, activa en el negocio de las vallas publicitarias, resulta fatigoso, pesado, henchido de chistes que no funcionan y con actores en vano esforzados (incluyendo la sensual Cayetana Guillén Cuervo) en dar un mínimo de consistencia a sus papeles.
De otro “dogmático”, Thomas Vinterberg, es "Querida Wendy", en torno a una sociedad secreta con revólveres como núcleo, padece (y nosotros con ella) de una narración no sólo convencional sino morosa y cansina, de modo que es otro que abdica (para mal) de los mandamientos del importante movimiento fílmico.
Con éxito se desarrolla, en el 23 y 12, el ciclo con largometrajes alemanes de los años 20, aquella vanguardia que trató (y logró) una estética del movimiento, aún enfocados como estaban a la publicidad y la propaganda. Buena culpa de ello lo tiene su curador, el especialista argentino Ricardo Parodi, quien más que presentaciones a las tandas ofrece verdaderas clases magistrales sobre este decisivo período en la historia del cine.
- © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
Desde la Habana, "Crónicas" festivaleras
14-XII-05
La competencia aumenta dentro del XXVII Festival habanero, y una de las cintas que con más posibilidades aspira a alguno de los corales es “Crónicas”, segunda del ecuatoriano Sebastián Cordero, muy superior en todo sentido a su inicial “Ratas, ratones, rateros”.
La trayectoria e identidad de un despiadado serial killer de niños es lo de menos, sí acaso un pretexto para aterrizar en su verdadero tema: la manipulación televisual, algo que no por muy tratado en el cine (recordemos por ejemplo, “El cuarto poder”, de Gavras) resulta menos interesante. Esta vez, el equipo que encabeza el popular Manolo Bonilla (John Leguizamo) convierte, a su pesar y sin darse cuenta, al dual violador y asesino (donde convive la eterna pareja de Jekyll y Mr.Hyde) en un verdadero héroe para la veleidosa población de un humilde paraje rural).
La manera en que se insertan ambos casos, la relación entre el periodista y el presunto asesino (cuya identidad está revelada desde el inicio, pero hábilmente escamoteada) los bien desarrollados entresijos de la anécdota desde un guión impecable, el dosificado suspense y las actuaciones (donde al actor de origen latino se suman la española Leonor Watling y el mexicano Damián Alcázar, verdadera estrella del film) demuestran que Cordero ha arreciado su mano directriz, afinado su pluma y crecido integralmente como cineasta.
Presente en el festival, Alcázar participó de los pases iniciales de éste y otra de sus cintas en concurso: “Las vueltas del citrillo”, donde también estuvo el director de esta última, Felipe Cazals (“Canoa”) pero lamentablemente, no corre ni remotamente la suerte de la anterior. Declaró su realizador que era un film sobre “las almas en pena en este mundo, que no son los muertos sino los vivos”; a los pocos minutos de proyección se comprobó que los únicos penantes eran los espectadores de este insufrible dramón ambientado en otra aldea pero en el México del XIX, donde todo el mundo está siempre ebrio y donde la historia, imitando el título, da vueltas y vueltas sin encontrar la punta del conflicto.
De Brasil, compite en óperas primas “Cidade baixa”, de Sergio Machado, que vuelve al trillado ítem del triángulo amoroso (dos amigos que luchan por una misma mujer) ahora en un submundo de marginalidad de un pueblecito costero. El director resuelve admirablemente tanto la ambientación, cuidada hasta el detalle, como el trabajo de planos o la dirección actoral, donde consiguen esmerados desempeños los tres protagonistas. He aquí un gráfico ejemplo de cómo no hay temas reiterados sino notables tratamientos.
También de ese país recibimos gratamente “Jogo subterraneo”, de Roberto Gervitz, sobre un hombre que trata de encontrar en el metro de Sao Paulo la mujer que el destino le ha asignado. Incorporándose a las indetenibles llegadas y salidas de la dinámica terminal, el personaje encuentra a varias féminas para descubrir en determinado momento que su juego es parte de otros, mientras se introduce (y nosotros con él) en varias de esas vidas que encuentra. A veces la obra extravía su rumbo y se empantana algo, sobre todo por las reiteraciones que el propio juego emblemático implica, pero se trata de una pieza madura, donde hallamos una inspiradora banda sonora (el prota es pianista de un bar) donde a la música de Villa Lobo y otros, se unen los ruidos del metro, la calle y los lugares que visita la historia deviniendo auténtico personaje , encuadres audaces que van con las torceduras de la trama y un par de estimables desempeños actorales.
La competencia dentro del XXVII festival arrecia en sus últimos días, donde las expectativas crecen y disminuyen las posibilidades de abarcar lo más posible dentro de tanta propuesta.
La competencia aumenta dentro del XXVII Festival habanero, y una de las cintas que con más posibilidades aspira a alguno de los corales es “Crónicas”, segunda del ecuatoriano Sebastián Cordero, muy superior en todo sentido a su inicial “Ratas, ratones, rateros”.
La trayectoria e identidad de un despiadado serial killer de niños es lo de menos, sí acaso un pretexto para aterrizar en su verdadero tema: la manipulación televisual, algo que no por muy tratado en el cine (recordemos por ejemplo, “El cuarto poder”, de Gavras) resulta menos interesante. Esta vez, el equipo que encabeza el popular Manolo Bonilla (John Leguizamo) convierte, a su pesar y sin darse cuenta, al dual violador y asesino (donde convive la eterna pareja de Jekyll y Mr.Hyde) en un verdadero héroe para la veleidosa población de un humilde paraje rural).
La manera en que se insertan ambos casos, la relación entre el periodista y el presunto asesino (cuya identidad está revelada desde el inicio, pero hábilmente escamoteada) los bien desarrollados entresijos de la anécdota desde un guión impecable, el dosificado suspense y las actuaciones (donde al actor de origen latino se suman la española Leonor Watling y el mexicano Damián Alcázar, verdadera estrella del film) demuestran que Cordero ha arreciado su mano directriz, afinado su pluma y crecido integralmente como cineasta.
Presente en el festival, Alcázar participó de los pases iniciales de éste y otra de sus cintas en concurso: “Las vueltas del citrillo”, donde también estuvo el director de esta última, Felipe Cazals (“Canoa”) pero lamentablemente, no corre ni remotamente la suerte de la anterior. Declaró su realizador que era un film sobre “las almas en pena en este mundo, que no son los muertos sino los vivos”; a los pocos minutos de proyección se comprobó que los únicos penantes eran los espectadores de este insufrible dramón ambientado en otra aldea pero en el México del XIX, donde todo el mundo está siempre ebrio y donde la historia, imitando el título, da vueltas y vueltas sin encontrar la punta del conflicto.
De Brasil, compite en óperas primas “Cidade baixa”, de Sergio Machado, que vuelve al trillado ítem del triángulo amoroso (dos amigos que luchan por una misma mujer) ahora en un submundo de marginalidad de un pueblecito costero. El director resuelve admirablemente tanto la ambientación, cuidada hasta el detalle, como el trabajo de planos o la dirección actoral, donde consiguen esmerados desempeños los tres protagonistas. He aquí un gráfico ejemplo de cómo no hay temas reiterados sino notables tratamientos.
También de ese país recibimos gratamente “Jogo subterraneo”, de Roberto Gervitz, sobre un hombre que trata de encontrar en el metro de Sao Paulo la mujer que el destino le ha asignado. Incorporándose a las indetenibles llegadas y salidas de la dinámica terminal, el personaje encuentra a varias féminas para descubrir en determinado momento que su juego es parte de otros, mientras se introduce (y nosotros con él) en varias de esas vidas que encuentra. A veces la obra extravía su rumbo y se empantana algo, sobre todo por las reiteraciones que el propio juego emblemático implica, pero se trata de una pieza madura, donde hallamos una inspiradora banda sonora (el prota es pianista de un bar) donde a la música de Villa Lobo y otros, se unen los ruidos del metro, la calle y los lugares que visita la historia deviniendo auténtico personaje , encuadres audaces que van con las torceduras de la trama y un par de estimables desempeños actorales.
La competencia dentro del XXVII festival arrecia en sus últimos días, donde las expectativas crecen y disminuyen las posibilidades de abarcar lo más posible dentro de tanta propuesta.
- © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
Festival de la Habana: más allá de América Latina
13-XII-05
La 27 edición del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana sigue regalando a sus muchos cinéfilos sorpresas gratas y...no tanto. Lo primero a señalar es la buena cantidad de desperfectos que están sufriendo algunas salas del proyecto 23 (incluyendo la sede principal de las exhibiciones, el Chaplin) pero a su vez, debe señalarse que los servicios técnicos del Festival actúan rápido y eficazmente, de manera que a las pocas horas se están solucionando los problemas, lo cual, eso sí, no excluye deficiencias en las proyecciones de varios cines (como el Yara o el Riviera).
Mas, entrando en lo propiamente esencial, los films, paneemos por algunas de las obras no competitivas. Tal como se esperaba, "Reinas", de la muestra española, resultó un acontecimiento. En un Riviera atestado desde mucho antes de la hora señalada para el estreno (algo que el personal del cine manejó a la perfección) uno de los actores de la cinta, Gustavo Salmerón declaró su satisfacción cada vez que se encuentra en nuestro país, y elogió esta cinta que celebra una de las grandes libertades civiles conquistadas por su país, Europa y el mundo entero en los últimos tiempos: el reconocimiento del derecho inalienable de los homosexuales a unirse legalmente. La primera boda de este tipo en España, como ya se ha dicho punto de partida de la cinta, permite al siempre exitoso Manuel Gómez Pereira ("Todos los hombres sois iguales") armar una de esas comedias de situaciones a las que tanto sabe: con muchos personajes, un guión repleto de accidentes que esta vez juega magistralmente con el tiempo y el espacio, un ritmo más que fluido indetenible y un equipo de actores todos estrellas, en la que uno se la pasa divertido todo el tiempo sin que deje de reflexionar un poco en torno a la complejidad de las relaciones humanas, concretamente en este caso, entre hijos y padres (sobre todo madres...y suegras) y dentro de las parejas con sus singularidades...claro que las verdaderas reinas aquí son ese cuarteto de primeras actrices que se “roban” literalmente el show: Verónica Forqué, Carmen Maura, Mercedes Sampietro y muy particularmente, la incalculable argentina Betiana Blum.
El cine suizo abrió muy en alto con "Tout un hiver sans feu" (Todo un invierno sin calor) de Grez Zglinski, que focaliza la soledad, el desarraigo y la ausencia desde dos conflictos: el de un matrimonio que ha perdido en un incendio a su hijita y el de unos refugiados del kosovo, particularmente una joven cuyo marido desapareció en la guerra de los Balcanes: estos destinos se entrecruzan, arrojando una película que, desmintiendo su título, aporta calidez en su sondeo por los sentimientos; cinta cuyo mérito mayor es el rejuego que efectúa con la ambigüedad de los mismos, para lo cual se apoya en una superlativa fotografía, justamente a base de claroscuros y estudiados contrastes, una eficaz banda sonora y actuaciones memorables...esas que también se encuentran en otra de ese país: "Cuando llegue mi hombre" (en realidad, en el original: Mi príncipe azul), de Oliver Paulus y Stefan Hillebrand, sobre todo en el caso de la actriz protagónica (Isolde Fischer) que encarna a una mujer, doméstica de oficio, capaz de viajar a la remota adana tratando de encontrar a un turco que conoció en Alemania y al cual no le une más que una ligera amistad. Manejando con admirable tino ese paso que media entre lo sublime y lo ridículo, el director arma un trayecto con visos tragicómicos donde la principal virtud es el equilibrio y la resolución de ambos registros, vehiculando una interesante reflexión en torno a los sueños y el tópico del “hombre ideal”.
Decepcionante, sin embargo, resultó la esperada "Nine Lives", de Rodrigo García ("Cosas que diría con sólo mirarla ") que tanto entusiasmo acarreara con su estimada ópera prima, sobre todo porque esta vez, fragmentando las historias, y focalizando más los detalles que los conjuntos, el colombiano no logra evitar que la trivialidad y en ocasiones, la banalidad, se apodere de casi todo el trayecto, aunque haya que extrapolar un par de episodios (como el del supermercado, o el que cierra el film) y varias actuaciones encomiables, como las siempre perfectas Holly Hunter o Glenn Close.
"Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera", del célebre sudcoreano Kim Ki-duk, es el equivalente fílmico de una “novela de aprendizaje” donde, con mínimo de diálogo, se equiparan los ciclos de la naturaleza a los del ser humano, muy a tono con la filosofía oriental, dentro de un verdadero poema fílmico, de esos donde la poesía no se busca o impone, sino que brota de la propia diégesis, apoyada en un trabajo fotográfico y musical absolutamente impecable, adjetivo éste que puede aplicarse al film todo.
"Malas temporadas", del español Manuel Martín Cuenca, es una pieza coral con notable densidad dramática, interrelacionando historias cuyos personajes tienen sus propios conflictos pero se insertan de un modo u otro en los ajenos. A pesar de los encontronazos que tienen todos con la vida, a la vez se las ingenian para salir adelante. Puede que le sobre tiempo, pero el director arma una narración sólida, con distinguido montaje y unas soberanas actuaciones, donde brilla nuestro paisano Eman Xor Oña ("Bailando chachachá") junto a los hispanos Nathalie Poza, Leonor Waltling y Javier Cámara.
Muchos autógrafos firmó el joven actor Pierre Chatagny a su salida del cine donde se exhibía la suiza Garçon stupide, de Lionel Baier, el trayecto de un muchacho desorientado que busca dar sentido a su vida, pero más errático que el protagonista es la propia película, que inicia muy bien, con una fibra narrativa (echando mano a la pantalla dividida, el relato in off y el plano oculto, entre otros acertados recursos) que después extravía, empantanándose en situaciones forzadas y poco convincentes. Pretenciosa y desinflada, en fin, donde acaso lo único sobresaliente es el propio Chatagny.
"Frágil", que inauguró oficialmente la Muestra española del amigo Juanma Bajo Ulloa ("La madre muerta"), su nuevo film, tras casi una década alejado de la cámara, acarreó reacciones bien diversas: para unos es un desastre absoluto, para otros, una hermosa parodia de las telenovelas y el cine rosa. El crítico se sitúa en un justo medio, pues si bien considera queda por debajo de sus anteriores experiencias, reconoce que este cuento de hadas impugna con fuerzas a quienes viven “en las nubes” en detrimento de una realidad que se les viene encima, además de hacerlo a los entresijos monstruosos del sistema de estrellas y las fábricas de sueños, y de contar con actuaciones femeninas (la protagónica Muriel comandando) de primera.
Muy pronto, desde esta página, nuevos comentarios sobre el Festival de cine: noticia perenne en la Habana cultural, del 6 al 16 de este mes.
La 27 edición del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana sigue regalando a sus muchos cinéfilos sorpresas gratas y...no tanto. Lo primero a señalar es la buena cantidad de desperfectos que están sufriendo algunas salas del proyecto 23 (incluyendo la sede principal de las exhibiciones, el Chaplin) pero a su vez, debe señalarse que los servicios técnicos del Festival actúan rápido y eficazmente, de manera que a las pocas horas se están solucionando los problemas, lo cual, eso sí, no excluye deficiencias en las proyecciones de varios cines (como el Yara o el Riviera).
Mas, entrando en lo propiamente esencial, los films, paneemos por algunas de las obras no competitivas. Tal como se esperaba, "Reinas", de la muestra española, resultó un acontecimiento. En un Riviera atestado desde mucho antes de la hora señalada para el estreno (algo que el personal del cine manejó a la perfección) uno de los actores de la cinta, Gustavo Salmerón declaró su satisfacción cada vez que se encuentra en nuestro país, y elogió esta cinta que celebra una de las grandes libertades civiles conquistadas por su país, Europa y el mundo entero en los últimos tiempos: el reconocimiento del derecho inalienable de los homosexuales a unirse legalmente. La primera boda de este tipo en España, como ya se ha dicho punto de partida de la cinta, permite al siempre exitoso Manuel Gómez Pereira ("Todos los hombres sois iguales") armar una de esas comedias de situaciones a las que tanto sabe: con muchos personajes, un guión repleto de accidentes que esta vez juega magistralmente con el tiempo y el espacio, un ritmo más que fluido indetenible y un equipo de actores todos estrellas, en la que uno se la pasa divertido todo el tiempo sin que deje de reflexionar un poco en torno a la complejidad de las relaciones humanas, concretamente en este caso, entre hijos y padres (sobre todo madres...y suegras) y dentro de las parejas con sus singularidades...claro que las verdaderas reinas aquí son ese cuarteto de primeras actrices que se “roban” literalmente el show: Verónica Forqué, Carmen Maura, Mercedes Sampietro y muy particularmente, la incalculable argentina Betiana Blum.
El cine suizo abrió muy en alto con "Tout un hiver sans feu" (Todo un invierno sin calor) de Grez Zglinski, que focaliza la soledad, el desarraigo y la ausencia desde dos conflictos: el de un matrimonio que ha perdido en un incendio a su hijita y el de unos refugiados del kosovo, particularmente una joven cuyo marido desapareció en la guerra de los Balcanes: estos destinos se entrecruzan, arrojando una película que, desmintiendo su título, aporta calidez en su sondeo por los sentimientos; cinta cuyo mérito mayor es el rejuego que efectúa con la ambigüedad de los mismos, para lo cual se apoya en una superlativa fotografía, justamente a base de claroscuros y estudiados contrastes, una eficaz banda sonora y actuaciones memorables...esas que también se encuentran en otra de ese país: "Cuando llegue mi hombre" (en realidad, en el original: Mi príncipe azul), de Oliver Paulus y Stefan Hillebrand, sobre todo en el caso de la actriz protagónica (Isolde Fischer) que encarna a una mujer, doméstica de oficio, capaz de viajar a la remota adana tratando de encontrar a un turco que conoció en Alemania y al cual no le une más que una ligera amistad. Manejando con admirable tino ese paso que media entre lo sublime y lo ridículo, el director arma un trayecto con visos tragicómicos donde la principal virtud es el equilibrio y la resolución de ambos registros, vehiculando una interesante reflexión en torno a los sueños y el tópico del “hombre ideal”.
Decepcionante, sin embargo, resultó la esperada "Nine Lives", de Rodrigo García ("Cosas que diría con sólo mirarla ") que tanto entusiasmo acarreara con su estimada ópera prima, sobre todo porque esta vez, fragmentando las historias, y focalizando más los detalles que los conjuntos, el colombiano no logra evitar que la trivialidad y en ocasiones, la banalidad, se apodere de casi todo el trayecto, aunque haya que extrapolar un par de episodios (como el del supermercado, o el que cierra el film) y varias actuaciones encomiables, como las siempre perfectas Holly Hunter o Glenn Close.
"Primavera, verano, otoño, invierno...y primavera", del célebre sudcoreano Kim Ki-duk, es el equivalente fílmico de una “novela de aprendizaje” donde, con mínimo de diálogo, se equiparan los ciclos de la naturaleza a los del ser humano, muy a tono con la filosofía oriental, dentro de un verdadero poema fílmico, de esos donde la poesía no se busca o impone, sino que brota de la propia diégesis, apoyada en un trabajo fotográfico y musical absolutamente impecable, adjetivo éste que puede aplicarse al film todo.
"Malas temporadas", del español Manuel Martín Cuenca, es una pieza coral con notable densidad dramática, interrelacionando historias cuyos personajes tienen sus propios conflictos pero se insertan de un modo u otro en los ajenos. A pesar de los encontronazos que tienen todos con la vida, a la vez se las ingenian para salir adelante. Puede que le sobre tiempo, pero el director arma una narración sólida, con distinguido montaje y unas soberanas actuaciones, donde brilla nuestro paisano Eman Xor Oña ("Bailando chachachá") junto a los hispanos Nathalie Poza, Leonor Waltling y Javier Cámara.
Muchos autógrafos firmó el joven actor Pierre Chatagny a su salida del cine donde se exhibía la suiza Garçon stupide, de Lionel Baier, el trayecto de un muchacho desorientado que busca dar sentido a su vida, pero más errático que el protagonista es la propia película, que inicia muy bien, con una fibra narrativa (echando mano a la pantalla dividida, el relato in off y el plano oculto, entre otros acertados recursos) que después extravía, empantanándose en situaciones forzadas y poco convincentes. Pretenciosa y desinflada, en fin, donde acaso lo único sobresaliente es el propio Chatagny.
"Frágil", que inauguró oficialmente la Muestra española del amigo Juanma Bajo Ulloa ("La madre muerta"), su nuevo film, tras casi una década alejado de la cámara, acarreó reacciones bien diversas: para unos es un desastre absoluto, para otros, una hermosa parodia de las telenovelas y el cine rosa. El crítico se sitúa en un justo medio, pues si bien considera queda por debajo de sus anteriores experiencias, reconoce que este cuento de hadas impugna con fuerzas a quienes viven “en las nubes” en detrimento de una realidad que se les viene encima, además de hacerlo a los entresijos monstruosos del sistema de estrellas y las fábricas de sueños, y de contar con actuaciones femeninas (la protagónica Muriel comandando) de primera.
Muy pronto, desde esta página, nuevos comentarios sobre el Festival de cine: noticia perenne en la Habana cultural, del 6 al 16 de este mes.
- © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com