Hablamos con Gabriel Drak, galardonado como mejor director latinoamericano en Málaga

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Gabriel Drak
El uruguayo Gabriel Drak se cansó un día de pintar la vida de color de rosa en los comerciales que dirigía, para pasar a retratar el mundo real, y eligió un marco con el que todos podemos identificarnos: una familia. "La culpa del cordero", su opera prima, lleva cerca de un año viajando por el mundo y ahora acaba de obtener en la sección Territorio Latinoamericano del español Festival de Málaga el premio a la mejor realización. Hablamos en exclusiva con él sobre su nueva carrera.

- Resúmanos lo que cuenta en "La culpa del cordero"...
Es la historia de una familia, que vive en aparente armonía, en buena situación económica, cuyos padres deciden reunir a sus hijos en un asado familiar, a comer un cordero, para darles una noticia. En el transcurrir de ese almuerzo tanto los padres como los cuatro hijos y el yerno van a convivir y van a sacar sus trapitos al sol, van a mostrar qué otras cosas hay bajo esa superficie.

- La familia es una institución dual, que puede ser un infierno o la mejor tabla de salvación en nuestras vidas...
Todos tenemos la condena y la gloria de tener una familia. Es en mi opinión también la cuna de las mejores historias, de acuerdo a mi visión.

- ¿Y por qué eligió precisamente esta temática? Suele ser habitual que los cineastas publicitarios se dirijan más a un cine comercialmente visual, sobre todo en el mundo anglosajón.
Creo que más que nada, como director de cine publicitario, lo que estuve durante muchos años fue describiendo a la familia ideal, una familia plástica, irreal, frente a la cámara, y una de las cosas que más llevó a hacer esta película es justamente eso, una familia que no tiene nada de ideal. La saturación de haber contado tantas historias sobre familias ideales es lo que me hizo irme a algo real, con sus bemoles...

- ¿Cómo se sintió usted filmando "La culpa del cordero" comparativamente como cuando filma comerciales?

Comerciales ya no hago más, por suerte. Mi idea es dedicarme exclusivamente a los largos de ficción. Me sentí mucho más relajado que haciendo publicidad, porque cuando la haces plasmas la visión de otro, y cuando uno trabaja con su propio material y se siente seguro sobre él, las cosas cambian. Las exigencias fueron de todas formas mayores en la parte económica, porque el presupuesto estaba muy acotado, casi inexistente. El rodaje se hizo con menos de 40 000 dólares, así que hubo que acotar mucho el tiempo, se rodó en 14 días. Hicimos las cosas con otros tiempos, pero así y todo se aprovecharon mucho mejor que haciendo un comercial.

- ¿En los festivales por donde ya pasó su película, las respuestas del público variaron?

No, lo común que yo he visto hasta ahora es que es una película que le gusta al público, que en varios festivales siempre ha estado finalista para el premio del público... Como que tiene buena acogida de la gente, y creo que eso obedece a que no es un cine que busque el apoyo de la crítica, de la industria o del mundillo cinematográfico, sino que la idea es llegar al público. Esa era mi intención.

- ¿Y en Uruguay qué tal le fue?
Fue una de las tres o cuatro más vistas del año pasado, cuando se estrenó en mayo de 2012. Ahora se estrenó en Argentina y ha sido vendida y espera estreno en otros siete países.

- Llama la atención la pujanza y variedad del cine en un país tan chico como es Uruguay...

Sí... En realidad lo que sucede en Uruguay es que no creo que haya un cine uruguayo, sino un montón de uruguayos que hacen cine. Pienso que hay 10, 12 o 15 películas que se hacen al año y todas tienen su circuito de festivales, creo que eso nos sitúa frente a Hollywood en una buena situación, pero no hay un cine uruguayo, ni siquiera temáticamente, por más que mucha gente que emparenta a muchas películas, sino uruguayos que hacen cine, porque por más que ahora haya mecanismos que antes no había sigue siendo casi imposible hacer cine sin el apoyo del Estado, y la disponibilidad de medios del Estado es muy limitada. Se reparte en muy pocas películas. Creo que todo eso se junta para que haya una variedad de propuestas que se está empezando a abrir ahora, recién ahora se está esperando a hacer más cine de género y a buscar otras formas de contar, de narrar.

- ¿Algún proyecto en perspectiva?

Tengo varios. Estoy en desarrollo de dos, uno es una película de género, una mezcla entre "thriller" y comedia negra, que se llama "Los últimos románticos", como título tentativo, y la otra es mucho más intimista, se llama "Kosher", y es la historia de un rabino no muy convencional.