Hablamos con Icíar Bollaín sobre el estreno en San Sebastián de "Maixabel"
- por © Carolina G. Guerrero / N.Medina (San Sebastián)-NOTICINE.com
La directora española Icíar Bollaín concursó en San Sebastián con su nueva película, "Maixabel". Siempre atenta a las relaciones humanas y sus disfunciones, vuelve la también actriz a inspirarse en una historia real, esta vez la de Maixabel Lasa, viuda del político Juan María Jaúregui asesinado por la organización terrorista vasca ETA, quien con el tiempo accedió a escuchar el arrepentimiento de quien disparó a su marido, interpretados respectivamente por Blanca Portillo y Luis Tosar.
- ¿Esta película ha sido lo más difícil que ha hecho hasta ahora?
No lo había pensado en esos términos, era muy difícil eso seguro, cada película por una razón o por otra tiene sus complicaciones. Lo que tenía esta es que estamos hablando de gente real y de cosas muy dolorosas, eso era lo más difícil, tratarlo con mucho respeto y cuidado.
- Llamaba la atención la tensión y silencio absoluto en la sala, ¿qué piensa de ello?
A la gente de aquí (el País Vasco) le tiene que remover todo porque le están contando su historia y es terrorífica. La película habla de muchas cosas, pero creo que hay una idea que queda muy clara y es lo devastador de la violencia, como daña a las víctimas, como echa a perder vidas para nada, también las de ellos porque son vidas perdidas hasta que se reinserten, como daña a la sociedad en la que se da, lo envenena todo y no conduce a nada. Yo creo que es algo que sabemos, para mi todo lo que dicen los hombres que aparecen en la película acerca de ETA es demoledor, esa arbitrariedad con la que mataban, esa banalidad, te ponen delante de algo que se ha vivido e impacta.
- ¿Cómo surgió llevar a cabo este proyecto?
Nos lo propusieron los productores, era una idea que tenían Koldo Zuazua y Juan Moreno desde hace mucho tiempo. Llevaban años detrás de contar esta historia de los encuentros y a mí me resonó mucho porque había leído sobre ellos, unas entrevistas que hicieron a las victimas que me impactaron mucho. A Isa (Campo, la coguionista) entiendo que también, porque nos lo propusieron juntas y las dos nos venimos de cabeza a conocer a Maixabel.
- ¿Qué fue lo más difícil en el rodaje?
Por una parte, contarlo con verdad y por otra contarlo con austeridad, con respeto, con contención. No hacer de esto una apología del dolor, había que tratarlo con cuidado
- ¿Cómo se ha sentido rodando en los escenarios reales?
Es una maravilla, primero porque todo el escenario lo está contando, por ejemplo, pudimos grabar en la casa de Nanclares que está cerrada desde hace 10 años y era donde habían vivido ellos. Era muy impresionante porque estaba la zona común de su modulo y estaban sus nombres con las tareas, era historia aquello y ahí rodamos. El equipo es de aquí, la mayoría de los actores también y todo eso contribuye porque aportan cosas que han vivido, que conocen y que saben. Al final yo soy de fuera y aunque me he empapado y he tratado de acercarme mucho a todo, ellos te cuentan muchas cosas.
- ¿Cómo ha sentido la acogida de la película aquí?
Muy buena y por parte de la gente de aquí muy potente, casi catártico, lo dice el productor que es un espejo a las cosas que han pasado. Pero es un encuentro positivo para las víctimas, muy reparador y también es una celebración de lo que somos capaces de hacer, como a pesar de todo, uno, reconocer el daño causado y la otra de sentarse a escucharlo y yo creo que eso es inspirador. Tiene mucha carga de tristeza la historia, pero creo que también tiene una cosa muy positiva. Me hace mucha ilusión porque es muy difícil. Blanca (Portillo) hizo una inversión total, no pretendía hacer acento euskera porque hubiera sido ridículo, pero si intentó no despegarse con el acento madrileño que ella tiene. Ella es como una esponja, se succionó de Maixabel y sobretodo hizo una inversión emocional en el personaje y Luis también. Son muy valientes, es muy difícil intentar meterse en esa piel y darlo todo como lo dan ellos, no se esconden. Hay otros actores que se protegen y ellos no.
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- ¿Esta película ha sido lo más difícil que ha hecho hasta ahora?
No lo había pensado en esos términos, era muy difícil eso seguro, cada película por una razón o por otra tiene sus complicaciones. Lo que tenía esta es que estamos hablando de gente real y de cosas muy dolorosas, eso era lo más difícil, tratarlo con mucho respeto y cuidado.
- Llamaba la atención la tensión y silencio absoluto en la sala, ¿qué piensa de ello?
A la gente de aquí (el País Vasco) le tiene que remover todo porque le están contando su historia y es terrorífica. La película habla de muchas cosas, pero creo que hay una idea que queda muy clara y es lo devastador de la violencia, como daña a las víctimas, como echa a perder vidas para nada, también las de ellos porque son vidas perdidas hasta que se reinserten, como daña a la sociedad en la que se da, lo envenena todo y no conduce a nada. Yo creo que es algo que sabemos, para mi todo lo que dicen los hombres que aparecen en la película acerca de ETA es demoledor, esa arbitrariedad con la que mataban, esa banalidad, te ponen delante de algo que se ha vivido e impacta.
- ¿Cómo surgió llevar a cabo este proyecto?
Nos lo propusieron los productores, era una idea que tenían Koldo Zuazua y Juan Moreno desde hace mucho tiempo. Llevaban años detrás de contar esta historia de los encuentros y a mí me resonó mucho porque había leído sobre ellos, unas entrevistas que hicieron a las victimas que me impactaron mucho. A Isa (Campo, la coguionista) entiendo que también, porque nos lo propusieron juntas y las dos nos venimos de cabeza a conocer a Maixabel.
- ¿Qué fue lo más difícil en el rodaje?
Por una parte, contarlo con verdad y por otra contarlo con austeridad, con respeto, con contención. No hacer de esto una apología del dolor, había que tratarlo con cuidado
- ¿Cómo se ha sentido rodando en los escenarios reales?
Es una maravilla, primero porque todo el escenario lo está contando, por ejemplo, pudimos grabar en la casa de Nanclares que está cerrada desde hace 10 años y era donde habían vivido ellos. Era muy impresionante porque estaba la zona común de su modulo y estaban sus nombres con las tareas, era historia aquello y ahí rodamos. El equipo es de aquí, la mayoría de los actores también y todo eso contribuye porque aportan cosas que han vivido, que conocen y que saben. Al final yo soy de fuera y aunque me he empapado y he tratado de acercarme mucho a todo, ellos te cuentan muchas cosas.
- ¿Cómo ha sentido la acogida de la película aquí?
Muy buena y por parte de la gente de aquí muy potente, casi catártico, lo dice el productor que es un espejo a las cosas que han pasado. Pero es un encuentro positivo para las víctimas, muy reparador y también es una celebración de lo que somos capaces de hacer, como a pesar de todo, uno, reconocer el daño causado y la otra de sentarse a escucharlo y yo creo que eso es inspirador. Tiene mucha carga de tristeza la historia, pero creo que también tiene una cosa muy positiva. Me hace mucha ilusión porque es muy difícil. Blanca (Portillo) hizo una inversión total, no pretendía hacer acento euskera porque hubiera sido ridículo, pero si intentó no despegarse con el acento madrileño que ella tiene. Ella es como una esponja, se succionó de Maixabel y sobretodo hizo una inversión emocional en el personaje y Luis también. Son muy valientes, es muy difícil intentar meterse en esa piel y darlo todo como lo dan ellos, no se esconden. Hay otros actores que se protegen y ellos no.
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