Crítica: "Los adioses", la pasión y ardor de Rosario Castellanos
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Por Miguel Ravelo
"Los adioses" (2017), de Natalia Beristáin, recibió en el recientemente clausurado Festival Internacional de Cine de Morelia el Premio del Público al mejor Largometraje de Ficción Mexicano y la Mención Especial para Mejor Actriz de Largometraje Mexicano, la cual recayó en la gran Karina Gidi, quien interpreta a la escritora mexicana Rosario Castellanos.
Beristáin volvía al luego de que su película "No quiero dormir sola", resultara la ganadora en la categoría Largometraje Mexicano de Ficción dentro de la décima edición del Festival, recibiendo además varias nominaciones al Ariel, entre ellas la de mejor película. En esta ocasión, la directora decidió aproximarse a la vida de Castellanos, una de las más importantes figuras dentro de las letras mexicanas, afrontando los múltiples retos que supone la realización de un largometraje basado en la vida de un personaje histórico.
Con guion de María Renée Prudencio y Javier Peñalosa, "Los adioses" evita con fortuna volver a los acontecimientos más repasados de la vida de su protagonista. Con una visión elegante y comprometida que no decae durante toda la película, Beristáin decide acertadamente delimitar la historia de su personaje y crear, antes que un documento informativo, una cautivadora historia de amor. La historia de una mujer apasionada y fascinante.
Teniendo como línea principal la relación de Castellanos con Ricardo Guerra, la directora desarrolla dos momentos esenciales en la vida de la autora: su juventud en la universidad, interpretada por Tessa Ia, y su posterior etapa adulta, encarnada por Karina Gidi. Ambas actrices realizan un trabajo notable. Si bien el tiempo dedicado a la etapa juvenil es menor, Tessa Ia consigue reflejar el encanto y vigor del personaje, así como la forma en que fue construyéndose el carácter apasionado de la mujer que más tarde conoceremos de la mano de la muy valiosa actuación de Gidi.
En el plano masculino el asunto no desmejora. Guerra, el profesor de filosofía que será la pareja de Castellanos durante varios episodios de su vida, está interpretado por Pedro de Tavira y, en su etapa adulta, por Daniel Giménez Cacho. Es entre Gidi y Giménez Cacho que Beristáin consigue algunas de sus mejores secuencias. La pasión y el ardor retratado entre ellos es notable; la aproximación a las relaciones amorosas a través de la vida de la autora y los altibajos en su historia en pareja consiguen dotar de una humanidad y cercanía hacia los personajes no tan común de encontrar en este tipo de películas.
La película se desenvuelve con naturalidad y es destacable el trabajo de edición de Miguel Schverdfinger, quien desarrolla de forma paralela la etapa juvenil y adulta de la escritora. La estructura propuesta logra darle nuevos matices a la historia, mostrando cómo momentos en la vida de la Rosario joven tendrán un eco fundamental dentro de su etapa adulta. El personaje evoluciona satisfactoriamente, y Beristáin jamás teme mostrar a Castellanos como una mujer apasionada, pero llena de temores y dudas; que rechaza el papel impuesto por la sociedad, pero al mismo tiempo va construyéndose una voz, cimentando sus ideales dentro de una entorno que insistirá en excluirla. El balance entre la vida personal y la obra de la autora es siempre adecuado, y se vuelve imposible excluir a uno del otro. Tal como llega un momento en que no podemos entender a Castellanos sin Guerra ni a Guerra sin Castellanos, por más complicada que vaya volviéndose su relación.
Con una dirección firme y sutil, Beristáin consiguió reflejar su amor por el personaje y al mismo tiempo brindar una historia cautivadora, extraordinariamente interpretada y que consigue, además, invitar a descubrir y redescubrir la obra de la artista. Reflejar que detrás de la respetada figura, siempre existió la mujer que se enfrentó a lo que toda una sociedad marcaba como un destino inevitable, logrando una voz fundamental dentro del feminismo que aún sigue haciendo eco. "Los adioses" fue una de las más gratas experiencias dentro de la selección oficial del Festival, una película que muestra en su directora a una de las más interesantes voces dentro del panorama cinematográfico nacional.
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"Los adioses" (2017), de Natalia Beristáin, recibió en el recientemente clausurado Festival Internacional de Cine de Morelia el Premio del Público al mejor Largometraje de Ficción Mexicano y la Mención Especial para Mejor Actriz de Largometraje Mexicano, la cual recayó en la gran Karina Gidi, quien interpreta a la escritora mexicana Rosario Castellanos.
Beristáin volvía al luego de que su película "No quiero dormir sola", resultara la ganadora en la categoría Largometraje Mexicano de Ficción dentro de la décima edición del Festival, recibiendo además varias nominaciones al Ariel, entre ellas la de mejor película. En esta ocasión, la directora decidió aproximarse a la vida de Castellanos, una de las más importantes figuras dentro de las letras mexicanas, afrontando los múltiples retos que supone la realización de un largometraje basado en la vida de un personaje histórico.
Con guion de María Renée Prudencio y Javier Peñalosa, "Los adioses" evita con fortuna volver a los acontecimientos más repasados de la vida de su protagonista. Con una visión elegante y comprometida que no decae durante toda la película, Beristáin decide acertadamente delimitar la historia de su personaje y crear, antes que un documento informativo, una cautivadora historia de amor. La historia de una mujer apasionada y fascinante.
Teniendo como línea principal la relación de Castellanos con Ricardo Guerra, la directora desarrolla dos momentos esenciales en la vida de la autora: su juventud en la universidad, interpretada por Tessa Ia, y su posterior etapa adulta, encarnada por Karina Gidi. Ambas actrices realizan un trabajo notable. Si bien el tiempo dedicado a la etapa juvenil es menor, Tessa Ia consigue reflejar el encanto y vigor del personaje, así como la forma en que fue construyéndose el carácter apasionado de la mujer que más tarde conoceremos de la mano de la muy valiosa actuación de Gidi.
En el plano masculino el asunto no desmejora. Guerra, el profesor de filosofía que será la pareja de Castellanos durante varios episodios de su vida, está interpretado por Pedro de Tavira y, en su etapa adulta, por Daniel Giménez Cacho. Es entre Gidi y Giménez Cacho que Beristáin consigue algunas de sus mejores secuencias. La pasión y el ardor retratado entre ellos es notable; la aproximación a las relaciones amorosas a través de la vida de la autora y los altibajos en su historia en pareja consiguen dotar de una humanidad y cercanía hacia los personajes no tan común de encontrar en este tipo de películas.
La película se desenvuelve con naturalidad y es destacable el trabajo de edición de Miguel Schverdfinger, quien desarrolla de forma paralela la etapa juvenil y adulta de la escritora. La estructura propuesta logra darle nuevos matices a la historia, mostrando cómo momentos en la vida de la Rosario joven tendrán un eco fundamental dentro de su etapa adulta. El personaje evoluciona satisfactoriamente, y Beristáin jamás teme mostrar a Castellanos como una mujer apasionada, pero llena de temores y dudas; que rechaza el papel impuesto por la sociedad, pero al mismo tiempo va construyéndose una voz, cimentando sus ideales dentro de una entorno que insistirá en excluirla. El balance entre la vida personal y la obra de la autora es siempre adecuado, y se vuelve imposible excluir a uno del otro. Tal como llega un momento en que no podemos entender a Castellanos sin Guerra ni a Guerra sin Castellanos, por más complicada que vaya volviéndose su relación.
Con una dirección firme y sutil, Beristáin consiguió reflejar su amor por el personaje y al mismo tiempo brindar una historia cautivadora, extraordinariamente interpretada y que consigue, además, invitar a descubrir y redescubrir la obra de la artista. Reflejar que detrás de la respetada figura, siempre existió la mujer que se enfrentó a lo que toda una sociedad marcaba como un destino inevitable, logrando una voz fundamental dentro del feminismo que aún sigue haciendo eco. "Los adioses" fue una de las más gratas experiencias dentro de la selección oficial del Festival, una película que muestra en su directora a una de las más interesantes voces dentro del panorama cinematográfico nacional.
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