Crítica: "El motoarrebatador", cine de autor entretenido, provocador y divertido
- por © NOTICINE.com
Por Edurne Sarriegui
Agustín Toscano estrena en su Argentina natal "El motoarrebatador" (2018), su primer trabajo en solitario que ya pasó por la última edición del Festival de Cannes. Anteriormente había dirigido a dúo con Ezequiel Radusky “Los dueños” (2013) con el que también transitaron por el festival galo. En este nuevo largometraje de coproducción uruguaya y argentina, Toscano se decanta de nuevo por el drama atravesado por un humor particular, que proviene más de las características de sus protagonistas que de las situaciones del guion.
Miguel (Sergio Prina), sin oficio ni beneficio conocido, vive en los márgenes de la sociedad sin terminar de decidirse por ser un delincuente a tiempo completo o dedicarse de a un trabajo estable y honrado. Dueño de una moto, la utiliza ocasionalmente para realizar robos a mujeres desprevenidas junto a su secuaz el Colorado (Daniel Elías). Un día asaltan a una mujer, Helena (Liliana Suárez) que se resiste más de lo esperado y termina internada en un hospital. Hay una parte de Miguel que todavía es capaz de ver la incorrección de sus acciones y, arrepentido, se acerca al para interesarse con ella. El hecho de que Helena esté afectada por una amnesia temporal propicia que se desarrolle entre ellos una relación casi familiar.
A partir de esta situación poco convencional, Agustín Toscano talla una historia de soledades y segundas oportunidades que comparten los protagonistas. Poniendo a Miguel y Helena en el centro de la historia nos hace conocer dos vidas que, por distintos motivos, están fuera de los parámetros de inclusión.
El realizador no da fechas exactas pero sitúa la acción durante una huelga policial que se dio en Tucumán durante el año 2013. Esto crea el entorno propicio para que se desarrollen los hechos de violencia social y saqueos que sirven como trasfondo para la historia principal.
La cinta tiene un color local muy definido tanto por las características y el lenguaje que utilizan los personajes como por el lugar donde se desarrolla. Pero sus protagonistas, ni totalmente buenos ni absolutamente malos, desarrollan una amplia gama de matices en su carácter y exhiben comportamientos de una universalidad indiscutible.
“El motoarrebatador”, con las actuaciones de Prina y Suárez como piedra basal y su historia brutal y tierna al mismo tiempo, resulta un logrado fruto del cine independiente argentino. Entretenida, provocadora y divertida, es una buena opción que nos entrega el cine nacional.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
Agustín Toscano estrena en su Argentina natal "El motoarrebatador" (2018), su primer trabajo en solitario que ya pasó por la última edición del Festival de Cannes. Anteriormente había dirigido a dúo con Ezequiel Radusky “Los dueños” (2013) con el que también transitaron por el festival galo. En este nuevo largometraje de coproducción uruguaya y argentina, Toscano se decanta de nuevo por el drama atravesado por un humor particular, que proviene más de las características de sus protagonistas que de las situaciones del guion.
Miguel (Sergio Prina), sin oficio ni beneficio conocido, vive en los márgenes de la sociedad sin terminar de decidirse por ser un delincuente a tiempo completo o dedicarse de a un trabajo estable y honrado. Dueño de una moto, la utiliza ocasionalmente para realizar robos a mujeres desprevenidas junto a su secuaz el Colorado (Daniel Elías). Un día asaltan a una mujer, Helena (Liliana Suárez) que se resiste más de lo esperado y termina internada en un hospital. Hay una parte de Miguel que todavía es capaz de ver la incorrección de sus acciones y, arrepentido, se acerca al para interesarse con ella. El hecho de que Helena esté afectada por una amnesia temporal propicia que se desarrolle entre ellos una relación casi familiar.
A partir de esta situación poco convencional, Agustín Toscano talla una historia de soledades y segundas oportunidades que comparten los protagonistas. Poniendo a Miguel y Helena en el centro de la historia nos hace conocer dos vidas que, por distintos motivos, están fuera de los parámetros de inclusión.
El realizador no da fechas exactas pero sitúa la acción durante una huelga policial que se dio en Tucumán durante el año 2013. Esto crea el entorno propicio para que se desarrollen los hechos de violencia social y saqueos que sirven como trasfondo para la historia principal.
La cinta tiene un color local muy definido tanto por las características y el lenguaje que utilizan los personajes como por el lugar donde se desarrolla. Pero sus protagonistas, ni totalmente buenos ni absolutamente malos, desarrollan una amplia gama de matices en su carácter y exhiben comportamientos de una universalidad indiscutible.
“El motoarrebatador”, con las actuaciones de Prina y Suárez como piedra basal y su historia brutal y tierna al mismo tiempo, resulta un logrado fruto del cine independiente argentino. Entretenida, provocadora y divertida, es una buena opción que nos entrega el cine nacional.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.