Crítica: "4 x 4", prisionero sobre ruedas
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Por Edurne Sarriegui
Mariano Cohn estrena su primer largometraje dirigido en solitario. "4 x 4" (2019), un thriller claustrofóbico e intenso, cuenta también con Gastón Duprat, el colaborador habitual en la dirección de Cohn (juntos dirigieron "El hombre de al lado" y "El ciudadano Ilustre"), pero esta vez desde la producción y la coescritura del guión.
Esta coproducción hispano-argentina versa sobre un tema cotidiano en el país austral: la inseguridad creciente y las reacciones que esto provoca en la ciudadanía. Un tema agrio y politizado que divide a la sociedad.
La cinta comienza con un primer acto, mostrando multitud de cámaras de seguridad, carteles, rejas y alambrados, quedando establecida de antemano la intención de auto-protegerse de una parte cada vez más importante de la ciudadanía. A continuación, un joven que transita por una calle solitaria, abre la puerta de una camioneta de alta gama y procede a robar una parte de ella con habilidad, comete un acto de vandalismo escatológico y procede a retirarse seguro de su impunidad.
En el segundo acto se encuentra el meollo de la cuestión que ocupará los siguientes sesenta minutos y que tendrá como protagonista a Ciro (Peter Lanzani), el ladrón encerrado en un vehículo blindado, polarizado e insonorizado, y a merced de su captor, el propietario de la camioneta.
Cohn aprovecha cada toma para transmitir una situación límite de encierro, dependencia y desesperación. El protagonista depende casi exclusivamente de su gestualidad para transmitir sus emociones ya que los diálogos están limitados a las llamadas telefónicas que su captor le hace con cuentagotas y en las que expresa sus motivaciones. El guion es un alarde de sentimientos retorcidos por parte de los dos personajes, uno lleno de resentimiento hacia la sociedad y otro ejerciendo la justicia por mano propia, actitud que nada tiene que ver con la legítima defensa. Lo peor del ser humano se ve reflejado en las conductas de ambos.
En el tercer acto tendrá lugar el desenlace del episodio, conoceremos el rostro del dueño del vehículo (Dady Brieva) y aparecerá un tercer personaje (Luis Brandoni) como mediador de la policía -tratando de poner un poco de cordura en tan dramática situación- y los vecinos pasan a participar tomando partido en la situación.
El principal mérito de la cinta es sostener el ritmo de thriller cuando la acción se desarrolla en un espacio tan reducido y los personajes son tan escasos. Para ello es fundamental el trabajo actoral de Peter Lanzani que se revela como uno de los actores más talentosos de su generación. Por otro lado, la fuerza del inicio se va perdiendo y termina de decaer cuando en el desenlace los diálogos redundan en explicaciones.
"4 x 4" está pensada para abrir la polémica según palabras de su director. Y ese objetivo lo logra con creces. A lo largo de su metraje, es seguro que los espectadores encontrarán motivos para identificarse o tomar partido por una u otra posición. Consigue sostener su ritmo y conquistar la atención, aunque en su final pierda un poco del despliegue cinematográfico que hace en su inicio.
Y de paso sus guionistas, Mariano Cohn y Gastón Duprat, no pierden la oportunidad de anunciar la segunda parte del que fuera su primer éxito, "El hombre de al lado", en la escenografía que pensaron para situar esta serie de eventos que compendian una situación que la política explota ampliamente pero que nunca se ocupa de solucionar desde ninguna de sus aristas.
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Mariano Cohn estrena su primer largometraje dirigido en solitario. "4 x 4" (2019), un thriller claustrofóbico e intenso, cuenta también con Gastón Duprat, el colaborador habitual en la dirección de Cohn (juntos dirigieron "El hombre de al lado" y "El ciudadano Ilustre"), pero esta vez desde la producción y la coescritura del guión.
Esta coproducción hispano-argentina versa sobre un tema cotidiano en el país austral: la inseguridad creciente y las reacciones que esto provoca en la ciudadanía. Un tema agrio y politizado que divide a la sociedad.
La cinta comienza con un primer acto, mostrando multitud de cámaras de seguridad, carteles, rejas y alambrados, quedando establecida de antemano la intención de auto-protegerse de una parte cada vez más importante de la ciudadanía. A continuación, un joven que transita por una calle solitaria, abre la puerta de una camioneta de alta gama y procede a robar una parte de ella con habilidad, comete un acto de vandalismo escatológico y procede a retirarse seguro de su impunidad.
En el segundo acto se encuentra el meollo de la cuestión que ocupará los siguientes sesenta minutos y que tendrá como protagonista a Ciro (Peter Lanzani), el ladrón encerrado en un vehículo blindado, polarizado e insonorizado, y a merced de su captor, el propietario de la camioneta.
Cohn aprovecha cada toma para transmitir una situación límite de encierro, dependencia y desesperación. El protagonista depende casi exclusivamente de su gestualidad para transmitir sus emociones ya que los diálogos están limitados a las llamadas telefónicas que su captor le hace con cuentagotas y en las que expresa sus motivaciones. El guion es un alarde de sentimientos retorcidos por parte de los dos personajes, uno lleno de resentimiento hacia la sociedad y otro ejerciendo la justicia por mano propia, actitud que nada tiene que ver con la legítima defensa. Lo peor del ser humano se ve reflejado en las conductas de ambos.
En el tercer acto tendrá lugar el desenlace del episodio, conoceremos el rostro del dueño del vehículo (Dady Brieva) y aparecerá un tercer personaje (Luis Brandoni) como mediador de la policía -tratando de poner un poco de cordura en tan dramática situación- y los vecinos pasan a participar tomando partido en la situación.
El principal mérito de la cinta es sostener el ritmo de thriller cuando la acción se desarrolla en un espacio tan reducido y los personajes son tan escasos. Para ello es fundamental el trabajo actoral de Peter Lanzani que se revela como uno de los actores más talentosos de su generación. Por otro lado, la fuerza del inicio se va perdiendo y termina de decaer cuando en el desenlace los diálogos redundan en explicaciones.
"4 x 4" está pensada para abrir la polémica según palabras de su director. Y ese objetivo lo logra con creces. A lo largo de su metraje, es seguro que los espectadores encontrarán motivos para identificarse o tomar partido por una u otra posición. Consigue sostener su ritmo y conquistar la atención, aunque en su final pierda un poco del despliegue cinematográfico que hace en su inicio.
Y de paso sus guionistas, Mariano Cohn y Gastón Duprat, no pierden la oportunidad de anunciar la segunda parte del que fuera su primer éxito, "El hombre de al lado", en la escenografía que pensaron para situar esta serie de eventos que compendian una situación que la política explota ampliamente pero que nunca se ocupa de solucionar desde ninguna de sus aristas.
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