Crítica: "Clementina", sangre inusual con óptica femenina
- por © NOTICINE.com
Por Edurne Sarriegui
La argentina Jimena Monteoliva, con trayectoria en el lado de la producción cinematográfica, se pone en esta ocasión detrás de la cámara para dirigir su ópera prima como directora. Coescrita junto a Diego Fleischer, "Clementina" se presentó en la edición 2017 del festival "Buenos Aires Rojo Sangre" (en la que obtuvo dos premios) y llega ahora su estreno comercial.
Jimena Monteoliva elabora una historia de terror, crueldad y locura atravesada por un tema de candente actualidad como es la violencia de género.
Este drama tiene casi por única protagonista a Juana (Cecilia Cartasegna), una mujer maltratada por su marido que después de una brutal paliza pierde a su pequeña hija antes de nacer. De vuelta en su casa -en la que se encuentra sola, pues su marido huyó después del ataque- comienza a tener perturbadoras experiencias que le hacen pensar que hay alguien más ahí.
Con el acotado aporte de otros personajes, Juana tiene a su cargo la responsabilidad de transmitir el miedo y la fragilidad de la mujer sola mientras transita un momento de tan gran vulnerabilidad. La línea entre realidad y locura, vigilia y sueño, se vuelve borrosa para Juana y para el espectador.
Las reacciones de la protagonista están muy lejos de resultar racionales. La realizadora no trata de que entendamos a Juana. Se limita a exponer la psiquis trastornada del personaje. Para ello y contando con una producción limitada, es esencial el trabajo de la actriz Cecilia Cartasegna y el uso de la locación.
La vieja y destartalada casa que Juana y su marido tratan de mejorar es el mejor escenario para el comportamiento enfermizo de ambos y su ruinosa relación.
En su tercer acto, el film deja de lado las sutilezas psicológicas y da un paso definitivo hacia la locura más visceral y la violencia más explícita.
"Clementina" es una obra extraña e inusual. El retrato que hace de la locura puede resultar lento pero es efectivo. Su desenlace feroz puede parecer desmesurado pero es factible. Solo apto para cinéfilos amantes de lo sangriento y del cine de autor más personal.
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La argentina Jimena Monteoliva, con trayectoria en el lado de la producción cinematográfica, se pone en esta ocasión detrás de la cámara para dirigir su ópera prima como directora. Coescrita junto a Diego Fleischer, "Clementina" se presentó en la edición 2017 del festival "Buenos Aires Rojo Sangre" (en la que obtuvo dos premios) y llega ahora su estreno comercial.
Jimena Monteoliva elabora una historia de terror, crueldad y locura atravesada por un tema de candente actualidad como es la violencia de género.
Este drama tiene casi por única protagonista a Juana (Cecilia Cartasegna), una mujer maltratada por su marido que después de una brutal paliza pierde a su pequeña hija antes de nacer. De vuelta en su casa -en la que se encuentra sola, pues su marido huyó después del ataque- comienza a tener perturbadoras experiencias que le hacen pensar que hay alguien más ahí.
Con el acotado aporte de otros personajes, Juana tiene a su cargo la responsabilidad de transmitir el miedo y la fragilidad de la mujer sola mientras transita un momento de tan gran vulnerabilidad. La línea entre realidad y locura, vigilia y sueño, se vuelve borrosa para Juana y para el espectador.
Las reacciones de la protagonista están muy lejos de resultar racionales. La realizadora no trata de que entendamos a Juana. Se limita a exponer la psiquis trastornada del personaje. Para ello y contando con una producción limitada, es esencial el trabajo de la actriz Cecilia Cartasegna y el uso de la locación.
La vieja y destartalada casa que Juana y su marido tratan de mejorar es el mejor escenario para el comportamiento enfermizo de ambos y su ruinosa relación.
En su tercer acto, el film deja de lado las sutilezas psicológicas y da un paso definitivo hacia la locura más visceral y la violencia más explícita.
"Clementina" es una obra extraña e inusual. El retrato que hace de la locura puede resultar lento pero es efectivo. Su desenlace feroz puede parecer desmesurado pero es factible. Solo apto para cinéfilos amantes de lo sangriento y del cine de autor más personal.
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