Crítica: "Bruja", Erica Rivas sobreviviendo a la superficialidad
- por © NOTICINE.com
Por Edurne Sarriegui
El argentino Marcelo Páez Cubells estrena su tercer largometraje. Después de dirigir y escribir "Omisión" (2013) y "Baires" (2015), llega "Bruja", un trhiller fantástico en la que el realizador está acompañado por Matías Caruso ("Mayhem") como guionista.
Selena (Erica Rivas) vive en algún remoto lugar de Argentina y es la bruja del pueblo. Su condición o su fama -que ha acompañado a las mujeres de su familia por varias generaciones- le causa más problemas que ventajas aunque ella se cuida muy bien de no afectar a los demás con su magia. El rechazo de sus vecinos es general y además vive pobremente de los productos de su pequeña granja en las afueras. A su condición de "rara" se suma el hecho de que es madre soltera de Belén (Miranda de la Serna) y desde la escuela de su hija surgen dudas sobre su capacidad para hacerse cargo correctamente de ella. Si a esto le sumamos que Belén es una adolescente con toda la rebeldía de su edad, no podemos imaginar una vida más complicada para Selena.
Pero las dificultades pueden aumentar mucho más cuando al pueblo llega gente que la fina intuición de Selena cataloga como sospechosa, mientras pasan desapercibidos para el resto de los vecinos. El acercamiento a las chicas del pueblo de un joven atractivo y simpático no tiene otro objetivo que captarlas para la trata y prostitución.
Cuando Selena se da cuenta de que solo cuenta son su magia para recuperar a su hija surgen de su interior, con toda la furia, sus poderes.
En "Bruja" conviven dos mundos y su interacción chirría.
Por un lado, la historia de captación y trata de personas resulta superficial y manida, cayendo en todos los clichés que el cine nunca se cansa de retratar: crueldad, sometimiento, connivencia por parte de la policía y acuerdos con políticos corruptos que no solo avalan sino que son parte de un entramado inhumano y delictivo.
Por otro lado el mundo de la brujería autóctona, poco tratado en el cine argentino y que en esta ocasión encuentra en Erica Rivas una excelente intérprete, capaz de expresar todo el espectro de sentimientos que transita Selena y hacerlos creíbles: del miedo al coraje, del sometimiento al dominio, de la duda a la certeza, de la fragilidad a la fortaleza. Todo eso transmite la protagonista con la ductilidad que caracteriza a la actriz.
El resto de los personajes está compuesto por una sobreactuada antagonista, que pasa de victima a victimaria e interpreta Leticia Brédice, y una serie de secundarios (Pablo Rago, Juan Grandinetti, Fabián Arenillas, Rita Cortese) que no pasan de cumplir un rol funcional a la historia sin que ninguno de ellos tenga relevancia.
"Bruja" resulta un fallido intento que desperdicia un recurso cercano al realismo mágico -poco utilizado en el cine nacional- con el tratamiento de un tema candente como la trata de personas tomado de una manera superficial y llena de ideas repetidas y lugares comunes.
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El argentino Marcelo Páez Cubells estrena su tercer largometraje. Después de dirigir y escribir "Omisión" (2013) y "Baires" (2015), llega "Bruja", un trhiller fantástico en la que el realizador está acompañado por Matías Caruso ("Mayhem") como guionista.
Selena (Erica Rivas) vive en algún remoto lugar de Argentina y es la bruja del pueblo. Su condición o su fama -que ha acompañado a las mujeres de su familia por varias generaciones- le causa más problemas que ventajas aunque ella se cuida muy bien de no afectar a los demás con su magia. El rechazo de sus vecinos es general y además vive pobremente de los productos de su pequeña granja en las afueras. A su condición de "rara" se suma el hecho de que es madre soltera de Belén (Miranda de la Serna) y desde la escuela de su hija surgen dudas sobre su capacidad para hacerse cargo correctamente de ella. Si a esto le sumamos que Belén es una adolescente con toda la rebeldía de su edad, no podemos imaginar una vida más complicada para Selena.
Pero las dificultades pueden aumentar mucho más cuando al pueblo llega gente que la fina intuición de Selena cataloga como sospechosa, mientras pasan desapercibidos para el resto de los vecinos. El acercamiento a las chicas del pueblo de un joven atractivo y simpático no tiene otro objetivo que captarlas para la trata y prostitución.
Cuando Selena se da cuenta de que solo cuenta son su magia para recuperar a su hija surgen de su interior, con toda la furia, sus poderes.
En "Bruja" conviven dos mundos y su interacción chirría.
Por un lado, la historia de captación y trata de personas resulta superficial y manida, cayendo en todos los clichés que el cine nunca se cansa de retratar: crueldad, sometimiento, connivencia por parte de la policía y acuerdos con políticos corruptos que no solo avalan sino que son parte de un entramado inhumano y delictivo.
Por otro lado el mundo de la brujería autóctona, poco tratado en el cine argentino y que en esta ocasión encuentra en Erica Rivas una excelente intérprete, capaz de expresar todo el espectro de sentimientos que transita Selena y hacerlos creíbles: del miedo al coraje, del sometimiento al dominio, de la duda a la certeza, de la fragilidad a la fortaleza. Todo eso transmite la protagonista con la ductilidad que caracteriza a la actriz.
El resto de los personajes está compuesto por una sobreactuada antagonista, que pasa de victima a victimaria e interpreta Leticia Brédice, y una serie de secundarios (Pablo Rago, Juan Grandinetti, Fabián Arenillas, Rita Cortese) que no pasan de cumplir un rol funcional a la historia sin que ninguno de ellos tenga relevancia.
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