Crítica: "Todas las pecas del mundo", comedia adolescente que voltea los estereotipos
- por © Correcamara.com-NOTICINE.com
Por Frida Jasso
"Todas las pecas del mundo" es la opera prima del director Yibran Asuad, quien ha hecho su carrera dentro del cine mexicano como editor de largometrajes (entre ellos "Güeros" y "Museo" ambos dirigidos por Alonso Ruizpalacios, quien por cierto hace un breve papel y su apellido también lo lleva uno de los personajes secundarios). "Todas las pecas del mundo" está basada en un guión de Javier Peñalosa y Gibrán Portela, y es un relato sobre el paso de la infancia a la adolescencia, lo que se conoce como el subgénero "coming of age".
Los espectadores que esperan ver una película donde luzca de inicio a fin Loreto Peralta, estrella infantil de "No se aceptan devoluciones", tendrán que esperar otra ocasión, pues "Todas las pecas del mundo" en realidad no se centra en su personaje, quien aparece menos de lo que hace creer la publicidad de la película.
El film está centrado en un chico de secundaria, José Miguel (Hanssel Casillas), quien ingresa a una nueva escuela a medio ciclo escolar, debido a que el trabajo de su padre implica constantes cambios de ciudad. En su nueva escuela, José Miguel se enamora de la niña más popular, Cristina (Loreto Peralta), pero el novio de ella, Kenji (Luis de la Rosa), resulta un molesto obstáculo para conquistarla, por lo que decide competir contra él en un torneo de futbol y, además, entre los dos apuestan que el que gane se quedará con la chica.
Dentro del panorama del cine mexicano, de vez en cuando se producen algunos films que se acercan al universo de los adolescentes, como la emblemática "Y tu mamá también" (Alfonso Cuarón, 2000), "Temporada de patos" (Fernando Eimcke, 2004), o más recientemente "Sopladora de hojas" (Alejandro Iglesias, 2015), entre otras. La propuesta de "Todas las pecas del mundo" está situada en 1994 y permite conocer algunos conflictos adolescentes representados en la historia de José Miguel: los cambios volátiles en el humor; los cambios físicos del cuerpo y también los psicológicos; los cambios hormonales y el despertar a la sexualidad; las relaciones difíciles con los padres; la fragilidad de la autoestima y el ego.
Estos cambios se representan en la cinta de distintas maneras. En una de las escenas iniciales, por ejemplo, el protagonista tira a la basura la lonchera infantil que su madre le hace llevar a la escuela y que es motivo de burla de sus compañeros. También, el personaje tiene súbitos cambios de humor, como se refleja en la relación que tiene con su madre y, especialmente, con su padre.
Otra de las nociones que explora la película es la necesidad adolescente de tener un sentido de pertenencia para afianzar su identidad y contrarrestar sus constantes inseguridades. El adolescente de esta película busca autoafirmarse a partir de las personas con quienes pasa tiempo, las que en teoría reflejan intereses y creencias similares. Pero por otro lado, José Miguel no puede sustraerse de su egoísmo y narcisimo, típico de su edad.
Otro de los aspectos peculiares de la trama, es que el protagonista es un inventor o, al menos, pretende serlo. Sus invenciones las pone al servicio de su obsesión (la de conquistar a la chica de sus sueños), aunque fracasa tanto en un aspecto como en el otro.
Como ya se mencionó, la historia se sitúa en 1994 y la recreación de época es solvente aunque discreta. A nivel narrativo, la ubicación en ese año permite relacionar lo que sucede a José Miguel y su esfuerzo por enamorar a Cristina con los juegos de la selección mexicana de futbol durante el Mundial de Estados Unidos, además de algunas elementos que tienen un significado especial, como los cassetes y la música.
Asimismo, hay que observar a los personajes secundarios, algunos de los cuales aportan otras texturas sobre esta historia juvenil, como Malo (Alejandro Flores), un fósil de los que todos se aprovechan, y especialmente Liliana (Andrea Sutton), mejor amiga del protagonista y quien permite ver un reflejo del mundo adolescente desde la perspectiva femenina. En general, tanto los protagonistas como los secundarios, cumplen con actuaciones equilibradas y convincentes.
Vale la pena ver "Todas las pecas del mundo" y se notarán aspectos que le dan la vuelta a los estereotipos que suele tener la comedia juvenil convencional.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
"Todas las pecas del mundo" es la opera prima del director Yibran Asuad, quien ha hecho su carrera dentro del cine mexicano como editor de largometrajes (entre ellos "Güeros" y "Museo" ambos dirigidos por Alonso Ruizpalacios, quien por cierto hace un breve papel y su apellido también lo lleva uno de los personajes secundarios). "Todas las pecas del mundo" está basada en un guión de Javier Peñalosa y Gibrán Portela, y es un relato sobre el paso de la infancia a la adolescencia, lo que se conoce como el subgénero "coming of age".
Los espectadores que esperan ver una película donde luzca de inicio a fin Loreto Peralta, estrella infantil de "No se aceptan devoluciones", tendrán que esperar otra ocasión, pues "Todas las pecas del mundo" en realidad no se centra en su personaje, quien aparece menos de lo que hace creer la publicidad de la película.
El film está centrado en un chico de secundaria, José Miguel (Hanssel Casillas), quien ingresa a una nueva escuela a medio ciclo escolar, debido a que el trabajo de su padre implica constantes cambios de ciudad. En su nueva escuela, José Miguel se enamora de la niña más popular, Cristina (Loreto Peralta), pero el novio de ella, Kenji (Luis de la Rosa), resulta un molesto obstáculo para conquistarla, por lo que decide competir contra él en un torneo de futbol y, además, entre los dos apuestan que el que gane se quedará con la chica.
Dentro del panorama del cine mexicano, de vez en cuando se producen algunos films que se acercan al universo de los adolescentes, como la emblemática "Y tu mamá también" (Alfonso Cuarón, 2000), "Temporada de patos" (Fernando Eimcke, 2004), o más recientemente "Sopladora de hojas" (Alejandro Iglesias, 2015), entre otras. La propuesta de "Todas las pecas del mundo" está situada en 1994 y permite conocer algunos conflictos adolescentes representados en la historia de José Miguel: los cambios volátiles en el humor; los cambios físicos del cuerpo y también los psicológicos; los cambios hormonales y el despertar a la sexualidad; las relaciones difíciles con los padres; la fragilidad de la autoestima y el ego.
Estos cambios se representan en la cinta de distintas maneras. En una de las escenas iniciales, por ejemplo, el protagonista tira a la basura la lonchera infantil que su madre le hace llevar a la escuela y que es motivo de burla de sus compañeros. También, el personaje tiene súbitos cambios de humor, como se refleja en la relación que tiene con su madre y, especialmente, con su padre.
Otra de las nociones que explora la película es la necesidad adolescente de tener un sentido de pertenencia para afianzar su identidad y contrarrestar sus constantes inseguridades. El adolescente de esta película busca autoafirmarse a partir de las personas con quienes pasa tiempo, las que en teoría reflejan intereses y creencias similares. Pero por otro lado, José Miguel no puede sustraerse de su egoísmo y narcisimo, típico de su edad.
Otro de los aspectos peculiares de la trama, es que el protagonista es un inventor o, al menos, pretende serlo. Sus invenciones las pone al servicio de su obsesión (la de conquistar a la chica de sus sueños), aunque fracasa tanto en un aspecto como en el otro.
Como ya se mencionó, la historia se sitúa en 1994 y la recreación de época es solvente aunque discreta. A nivel narrativo, la ubicación en ese año permite relacionar lo que sucede a José Miguel y su esfuerzo por enamorar a Cristina con los juegos de la selección mexicana de futbol durante el Mundial de Estados Unidos, además de algunas elementos que tienen un significado especial, como los cassetes y la música.
Asimismo, hay que observar a los personajes secundarios, algunos de los cuales aportan otras texturas sobre esta historia juvenil, como Malo (Alejandro Flores), un fósil de los que todos se aprovechan, y especialmente Liliana (Andrea Sutton), mejor amiga del protagonista y quien permite ver un reflejo del mundo adolescente desde la perspectiva femenina. En general, tanto los protagonistas como los secundarios, cumplen con actuaciones equilibradas y convincentes.
Vale la pena ver "Todas las pecas del mundo" y se notarán aspectos que le dan la vuelta a los estereotipos que suele tener la comedia juvenil convencional.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.