Crítica: "Adú", dos mundos separados por una valla

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"Adú"
"Adú"
Por María Amoros     

¿Qué tendrán en común un niño de seis años de Camerún, un joven somalí de 15 años y una joven adolescente madrileña que llega África para pasar unos días con su padre, un activista medioambiental? Pues que todas sus historias se entrelazan en la nueva película de Salvador Calvo ("1898. Los últimos de Filipinas"), "Adú", protagonizada por Luis Tosar, Anna Castillo, Alvaro Cervantes y Moustapha Oumarou.

Desde los primeros fotogramas de la cinta, ya deja ver el sufrimiento de los inmigrantes que intentan cruzar la valla en la frontera de Melilla con el propósito de buscar una vida mejor. Y es en ese momento en el que tiene lugar una de las historias de esta película, la lucha de tres agentes de la Guarda Civil (Alvaro Cervantes, Miquel Fernández y Jesús Carroza) contra unos inmigrantes que intentaban saltar la valla.

Por otro lado, está la historia de la confrontación padre-hija entre Gonzalo, un activista medioambiental (Luis Tosar), amante de los elefantes y en busca de cazadores furtivos y su hija Sandra (Anna Castillo), que mientras decide que quiere ser, consume drogas y hace lo que quiere. La historia supone un contraste en cuanto al tema de la migración, pero se entrelaza con la de los protagonistas a través un elemento fundamental que consigue la joven. En su estancia en África, Sandra descubrirá algunos valores esenciales de la mano de su padre.

El caso de un niño de seis años que había sido engañado para destinarlo a la venta de órganos en el mercado negro, y un niño somalí de 15 años violado sistemáticamente por su tío, un señor de la guerra, que huyó y consiguió llegar a Canarias prostituyéndose para reunir el dinero necesario para pagar la patera son las historias reales en las que se basan las historias de "Adú".

Sin embargo, las historias fueron tratadas para que ambos se encontrarán en medio del camino y compartieran parte de sus vivencias, lo cual resulta uno de los puntos más tiernos de la cinta. La compenetración entre Adú y Massar (Zayiddiya Disssou y Moustapha Oumarou) es el reflejo de la felicidad que irradian dos niños en una situación deprimente. Sin ese punto que dulcifica la trama, la película se hubiera vuelto demasiado desmoralizadora.

La película está llena de realismo y crudeza que llega a causar una sensación de empatía en el espectador con los protagonistas de la historia, y que a veces roza la angustia. Y en medio de toda esa dureza, Adú se muestra tal y como es, un niño, que cree que el dinero se hace con magia y que su única preocupación es comer, y si puede ser, chocolate.

El film, que llega en un momento delicado en la sociedad española, cuenta de una manera muy especial estas tres historias unidas por un eje central, en las que ninguno de sus protagonistas sabe que sus destinos están condenados a cruzarse y que sus vidas ya no volverán a ser las mismas.

Moustapha Oumarou, que debuta en el cine, y los actores Nora Navas ("Dolor y gloria"), Miquel Fernández ("Legado en los huesos"), Ana Wagener ("Durante la tormenta") y Jesús Carroza ("La peste") completan el reparto de este drama tan actual.

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