Crítica: "Tomando estado", algo para decir
- por © Escribiendocine-NOTICINE.com
Por Emiliano Basile
Existe una gran cantidad de películas muy bien filmadas y contadas que no tienen nada para decir o aportar al universo de films que se estrenan año tras año. En las antípodas se encuentra la película del argentino Federico Sosa, "Tomando estado" (2020), que esta semana se lanza en Cine.Ar y su plataforma digital, la cual presenta un discurso evidente más allá de algunos vaivenes narrativos.
La primera escena es de gran impacto: un hombre irrumpe en la oficina de un burócrata del sindicato para reclamarle por la precaria condición de uno de los complejos turísticos. La situación trasmite una sensación de venganza gratificante. Es la presentación de Carlos (Germán de Silva), un ex militante ahora empleado de la cooperativa de electricidad Copelec. Estamos en en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires en el año 2001. Una llamada del pasado, despierta en Carlos sentimientos que creía sepultados.
El tendido de cables de electricidad es el trabajo que él junto a su joven compañero Nicola (Sergio Podeley) realizan a diario. El robo de los mismos los obliga a deambular en su camioneta de lado a lado del pueblo. Entre los dos personajes junto a sus compañeros y colegas de la cooperativa, hay una sólida cofradía.
La película dedica gran tiempo a describir situaciones de manera costumbrista, en la búsqueda de captar el día a día del pueblo y las relaciones sociales que allí se tejen. Hay un impulso claro por demarcar la postura frente a las mismas, tanto los episodios jocosos como los de implicación política. Entre Carlos y Nicola se abren las dos líneas argumentales: Un hombre temperamental obligado a bajar la cabeza para conservar su trabajo, y otro novato, marcado por cada nueva experiencia.
Sin embargo, el mensaje y razón de ser de la película, se desliza en muchas ocasiones con subrayados innecesarios (el diálogo sobre el argumento de "Rocky" por ejemplo). Ese recurso tan explícito en el marco de una narración que zigzaguea, entre el cuento que quiere contar y las descripciones mencionadas, presentan inconvenientes en el resultado final.
"Tomando estado" es una película sobre los ideales, tan imprescindibles como vapuleados en un país en permanente crisis, que cuenta con grandes actuaciones de su elenco y citas de la obra de teatro "Digamos boludeces" de Jose Pablo Feinmann y de las novelas "Camara Gessell" de Guillermo Saccomanno y "Villa Celina" de Juan Diego Icardona.
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Existe una gran cantidad de películas muy bien filmadas y contadas que no tienen nada para decir o aportar al universo de films que se estrenan año tras año. En las antípodas se encuentra la película del argentino Federico Sosa, "Tomando estado" (2020), que esta semana se lanza en Cine.Ar y su plataforma digital, la cual presenta un discurso evidente más allá de algunos vaivenes narrativos.
La primera escena es de gran impacto: un hombre irrumpe en la oficina de un burócrata del sindicato para reclamarle por la precaria condición de uno de los complejos turísticos. La situación trasmite una sensación de venganza gratificante. Es la presentación de Carlos (Germán de Silva), un ex militante ahora empleado de la cooperativa de electricidad Copelec. Estamos en en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires en el año 2001. Una llamada del pasado, despierta en Carlos sentimientos que creía sepultados.
El tendido de cables de electricidad es el trabajo que él junto a su joven compañero Nicola (Sergio Podeley) realizan a diario. El robo de los mismos los obliga a deambular en su camioneta de lado a lado del pueblo. Entre los dos personajes junto a sus compañeros y colegas de la cooperativa, hay una sólida cofradía.
La película dedica gran tiempo a describir situaciones de manera costumbrista, en la búsqueda de captar el día a día del pueblo y las relaciones sociales que allí se tejen. Hay un impulso claro por demarcar la postura frente a las mismas, tanto los episodios jocosos como los de implicación política. Entre Carlos y Nicola se abren las dos líneas argumentales: Un hombre temperamental obligado a bajar la cabeza para conservar su trabajo, y otro novato, marcado por cada nueva experiencia.
Sin embargo, el mensaje y razón de ser de la película, se desliza en muchas ocasiones con subrayados innecesarios (el diálogo sobre el argumento de "Rocky" por ejemplo). Ese recurso tan explícito en el marco de una narración que zigzaguea, entre el cuento que quiere contar y las descripciones mencionadas, presentan inconvenientes en el resultado final.
"Tomando estado" es una película sobre los ideales, tan imprescindibles como vapuleados en un país en permanente crisis, que cuenta con grandes actuaciones de su elenco y citas de la obra de teatro "Digamos boludeces" de Jose Pablo Feinmann y de las novelas "Camara Gessell" de Guillermo Saccomanno y "Villa Celina" de Juan Diego Icardona.
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