Crítica Netflix: "El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro", mucha tripa y poca sustancia

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Guillermo del Toro comparte sus miedos
Guillermo del Toro comparte sus miedos
Por Pedro Paunero     

A la manera de un Hitchcock en "Alfred Hitchcock Presenta", pero sin su humor negro y contagioso o, mejor, a la manera de un Rod Serling en "Galería Nocturna" -aquella serie televisiva que tomó el relevo de "Dimensión desconocida", donde las pinturas de dicha galería retrataban alguna escena de la historia a presentarse a continuación-, nuestro querido "gordo" escogió ocho cuentos para la primera temporada de esta serie de su creación, presentándonos el gabinete del título, un mueble antiguo del que extrae un objeto relacionado con el cuento y dirigido por un director diferente, igualmente convertido -o convertida, ya que hay algunas directoras- en figurillas de, se presume, marfil o porcelana.

Entretenidas sin llegar a ser absorbentes -que es lo que se exige de un relato-, a veces un tanto sorpresivas y chocantes por lo gráficas, pero sin aportar nada al subgénero del terror, el problema de casi todos estos cuentos es el exceso de gore -donde, en los originales literarios, no lo había, porque no hacía falta, y que se da en todos los cuentos de Lovecraft adaptados aquí-, el débil cierre de otros (como en "La inspección", que pasa de contener una premisa inicial sumamente interesante a más de lo mismo, dirigida por una promesa del cine como es Panos Cosmatos, una historia situada en la psicodelia setentera,  con todo y drogas) o los desencajados giros argumentales de la de por sí aburridísima "Por fuera" (dirigida por Ana Lily Amirpour), que pretende denunciar el engaño de los infomerciales, la serie no alcanza, ni de lejos, el paroxismo terrorífico al que llegaron varias de las adaptaciones de "Masters of Horror", creada por Mick Garris, que aunaba a grandes clásicos literarios del subgénero con directores de renombre del mismo.

El siempre socorrido Lovecraft, tan comercialmente efectivo, es trivializado a través del CGI y el estiramiento del argumento en "Modelo" (aka. "El modelo de Pickman"), dirigida por Keith Thomas que, de plano, muestra de más lo que, en la pluma de "el soñador de Providence", al ser un dato escondido, saltaba a los ojos del lector, en la revelación final. Me quedo, francamente, con la adaptación que ya se hiciera en 1971 para la citada "Galería nocturna", y que fuera dirigido por Jack Laird, el productor de aquella serie ya legendaria.

"Las ratas del cementerio", dirigida por el otrora impactante Vincenzo Natali de "El cubo", una de las pocas películas de Ciencia ficción realmente rompedoras de conceptos, con su incursión en el lado más terrorífico de lo que las matemáticas pueden llegar a ser, cae en el mismo error, en esta adaptación del relato de Henry Kuttner, sobre un ladrón de tumbas y lo que descubre en los túneles del cementerio. Se trata de un episodio de los más atrapantes, a pesar de ello, pero lastrado por el efectismo.

En "La autopsia", dirigida por David Prior,  y adaptación del cuento splatterpunk, nominado a los premios Hugo y Nebula del mismo título, y escrito por Michael Shea, el gore aparece, por contraste, plenamente justificado, desde que pertenece a dicha corriente literaria. Al autor, Shea, le interesa la temática de los endoparásitos y la especulación sobre lo que estos pudieran hacernos, de ser inteligentes y de procedencia extraterrestre, en uno de los episodios más logrados de la serie. El cuento original puede leerse, en español, en la antología "Horror 5. Lo mejor del terror contemporáneo" (1989), publicada por la editorial Martínez Roca, en su colección Gran Súper Terror.

Para finalizar esta primera temporada, Del Toro añade un cuento de su autoría, "El murmullo" (aka. Murmullos), dirigido por otra directora, Jennifer Kent, que aúna al dolor que, como pareja -han perdido a una hija-, llevan consigo a una isla apartada, donde pretenden estudiar a las aves llamadas correlimos, unos ornitólogos, en un tema obsesivo de Del Toro, y que ha presentado ya en películas como "El espinazo del diablo": el fantasma doliente cuyas apariciones se relacionan con una deuda pendiente. Es el más lírico y entrañable de los episodios, que cierra la serie -por ahora-, apartándose de todo el destripadero mostrado antes.

Las aves como psicopompos, y los fantasmas de nuestro paisano Guillermo, con todo y sus excesos, prometen llenar las horas de la próxima Noche de Brujas, desde que se estrene por Netflix, este 25 de Octubre.

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