Crítica Venecia: "Maria", un claustrofóbico final

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Jolie, en "Maria"
Jolie, en "Maria"
Por Marta Bałaga-Cineuropa

Pablo Larraín concluye su trilogía "mujeres solas en apartamentos vacíos", pero este aria en particular se antoja demasiado larga. Esperemos que en el futuro el chileno Pablo Larraín haga un wéstern, compuesto únicamente de escenas en espacios abiertos. Necesita salir, urgentemente, de los hogares de mujeres icónicas, de sus tocadores llenos de recuerdos de días de gloria y drogas que solo ofrecen un alivio temporal. "Cierra esa puerta, cariño", le dice la hermana de Maria Callas en la película, pero el director no debería hacerle caso. Debería abrirla de una patada y huir, incluso más lejos que en su rareza "El Conde" (2023).

Esto no quiere decir que "Maria" sea un desastre, pero el concepto de "señoras solitarias en pisos vacíos" empieza a cansar. Estrenada en la competición oficial de Venecia, todo resulta demasiado familiar, sobre todo comparándola con "Jackie", ya que ambas bellezas morenas ejecutan un baile muy similar, inducido por las drogas. Estos paralelismos son interesantes, considerando que tenían un Onassis en común, pero en estos dramas nunca se trata de solidaridad femenina. Estas mujeres famosas a las que Larraín sigue, en un momento dado las más famosas del mundo, se mantienen al margen. Procesan los errores del pasado y sufren melodramáticamente, pero en privado, rodeadas de fieles sirvientes y muebles gloriosos.

La claustrofobia de las historias de Larraín resultaba intrigante al principio, pero también dio lugar a algunas interpretaciones peculiares y comprometidas. La vacilante "Jackie" de Natalie Portman y la infantil Diana de Kristen Stewart en "Spencer" siempre fueron demasiado extrañas para alcanzar la gloria de los Oscars y, aunque estuvieron nominadas, no ganaron. De las tres, Angelina Jolie es la que menos desaparece como Callas. Mientras que, tomando prestadas las palabras de un pianista de la película, podemos oír a Maria o podemos oír a "La Callas", en lugar de Jolie la actriz, vemos a Jolie la estrella.



Como estrella, Jolie es innegable. Como actriz, hace tiempo que no hace nada remotamente interesante, limitándose a acumular "Maléficas". "Garbo ríe", rezaba un viejo anuncio de la MGM, avanzando un nuevo capítulo de su carrera. Esta vez, no pensaremos que "Jolie canta".

Su rígida interpretación no alcanza las octavas más altas, marcando el tono de una historia que reproduce demasiados clichés reconocibles. Hay criados bondadosos, médicos ignorados y toda la historia de la soledad en la cima. Al menos "Maria" ofrece algo que "Jackie" y "Spencer" no podían. Ya no se trata solo de perder la juventud, la belleza o la posición social, sino también el talento.

Esta Callas, que vive sus últimos días en los años 70, es como Moira Shearer en "Las zapatillas rojas": no puede dejar de hacer lo que ama, aunque su cuerpo (y su mente) la traicionen desde hace tiempo. O, para ser más exactos, no puede parar ahora, porque ya lo ha hecho. Sigue paseando por la ciudad, agradablemente colocada y hablando con un equipo de rodaje imaginario. En un momento dado, afirma que su amante sabía que nunca podría controlarla, pero lo hizo. Al igual que hizo su madre, que literalmente la vendió a ella y a su hermana. Esta mujer, tan poderosa sobre el escenario, se dejó enjaular una y otra vez. Ahora, la Callas de Jolie tiene por fin la oportunidad de ser libre, a sus 53 años. Lamentablemente, al igual que en "Las zapatillas rojas", no puede parar de bailar.

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