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Salma Hayek, amiga devota, ejerció como anfitriona de una fiesta que organizó el lunes a la noche junto a la Weinstein Company para celebrar en Los Angeles la reciente nominación de Penélope Cruz al Oscar a mejor actriz secundaria por su papel de la tan enajenada como "sexy" María Elena de "Vicky Cristina Barcelona". En la estelar lista de invitados estaba la actriz Drew Barrymore, quien como productora de la saga "Los ángeles de Charlie" dijo que le encantaría que "Pe" participara en una próxima tercera entrega.

Esta semana se estrenará en España la comedia femenina "Mejor que nunca", de la catalana Dolores Payás, coproducción hispano-italo-francesa en la que Victoria Abril interpreta a una mujer que debe enfrentarse a la menopausia, el abandono de su esposo y la incomprensión de su hija... siendo capaz de sobrevivir a todo ello y salir victoriosa del lado más oscuro de la madurez. A su lado, la italiana Anna Galiena y el mexicano Enrique Rocha.

Universal Pictures negocia con el cineasta brasileño José Padilha para que el triunfador el año pasado en Berlín con "Tropa de élite" asuma la realización del "thriller" de espionaje "The Sigma Protocol", basado en la última novela publicada por Robert Ludlum (el creador literario de la saga "Bourne") antes de morir. Otros dos proyectos previos abririan las puertas de Hollywood al cineasta latinoamericano: "Marching Powder", producida por Don Cheadle y Brad Pitt, y "A Willing Patriot", para la Warner.

- La esperada cuarta entrega de la más millonaria en recaudación saga del cine español, "Torrente" está en marcha, pugnando con la natural "vagancia" de su autor, el actor, guionista, director y productor Santiago Segura. En declaraciones a  la emisora uruguaya Océano FM, Segura ha contado que habrá referencias al electo Obama en el guión y le falta la influencia de su buen amigo Guillermo del Toro, quien estaba detrás de él mientras escribió las anteriores cintas y -según dice- le exigía al grito de "¡Gordo cabrón escribe!".

Por Manuel Gómez Pereira*

La novela de Imma Turbau me produjo una sensación de inquietud, en su lectura, que fue creciendo hasta acabar con un dardo directo al corazón. No soy partidario de las adaptaciones literarias, en general, creo que los cineastas tenemos cierta deformación en el tratamiento del tiempo y el espacio a la hora de la lectura de una novela o a la posible escritura cinematográfica de esta.