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A pesar de que no le abandona un rostro aniñado, el actor norteamericano de raíces puertorriqueñas Freddy Rodríguez está próximo a cumplir los 34 años, un momento de madurez que ha aprovechado para consolidar su popularidad y prestigio coproduciendo una película, "Nothing like the holidays", que aspira a seducir no sólo a un público latino este fin de semana en Estados Unidos. "Los estudios de Hollywood piensan que los latinos no apoyan sus propias películas y por eso no hacen films latinos. No estoy de acuerdo: Nuestra gente sí apoya sus películas y por eso quisimos hacer este proyecto para demostrarlo", ha asegurado.

No sólo la prensa mexicana, sino incluso la norteamericana se ha hecho eco de las declaraciones al diario Universal del cineasta mexicano Guillermo del Toro sobre la alta posibilidad de no volver jamás a rodar en su país de origen, a causa de la inseguridad reinante. El autor de "Hellboy" y "El laberinto del fauno", cuyo padre fue secuestrado hace diez años, confiesa que ha llorado por la nostalgia de filmar en su ciudad natal, Guadalajara.

Con la nueva temporada navideña, vuelve el personaje infantil más deseado por los niños iberoamericanos cada vez que sienten que uno de sus dientes se mueve... El Ratón Pérez. Dibujos animados por ordenador en 3-D e imagen real, como en la primera parte, se repiten en "Pérez, el ratoncito de tus sueños 2", que este viernes se estrena en España. La cinta, secuela de la que fue vista por más de medio millón de personas en España, cuenta con la nueva aportación del actor español Manuel Manquiña.

Frank Padrón, crítico de artes, corresponsal en Cuba de NOTICINE.com, quien desde hace muchas ediciones del Festival redacta para su Diario una muy buscada columna ("La luneta indiscreta"), está celebrando (también) sus treinta años de labor profesional y para la ocasión la Editorial Oriente le entrega el mejor de los regalos: publica su "Sinfonía inconclusa sobre cine cubano", extensa reflexión a propósito de los derroteros del cine cubano en varios momentos y rubros.

La opera prima de Nicolás Tannchen tiene mucho de guerrilla. Se filmó durante los fines de semana a lo largo de varios años, casi sin presupuesto, para contar una historia real o casi: la relación entre un chico y una chica que se conocen en un colectivo (bus). "Habla, en definitiva, de la crisis de la adolescencia, de las primeras relaciones amorosas y de la búsqueda laboral, algo tan candente en nuestro país. La acción se desarrolla en diciembre de 2001, cuando el protagonista llega a Buenos Aires desde un pueblo del interior en la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo. Pero su propósito se ve impedido por la peor de las crisis que vivió nuestro país", explica su director.