Colaboración: "Zenitram", la argentinidad al palo
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Por Emiliano Basile
Ganadora del concurso del Bicentenario convocado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, "Zenitram: hay un argentino que vuela" (2010) concentra todos los elementos propios del criollismo nacional, haciendo un repaso por la historia argentina reciente, siempre bajo un registro paródico y popular que rememora la cultura del todo por dos pesos.
Zenitram (Juan Minujín), que significa Martínez al revés, es el superhéroe argentino. Proveniente de la villa 31, un buen día descubre que tiene superpoderes, calza un traje con los colores de Boca Juniors y sale a impartir justicia. Pero, como todo héroe nacional, tendrá que luchar contra la maldad de la opinión pública manejada por los medios, un presidente nefasto (Daniel Fanego) que intenta hacer negocios con el agua -único recurso natural que queda por vender- y revertir la imagen de, como él dice, "este país de mierda".
¿Qué es ser argentino? ¿Cuáles son sus características principales? En todos éstos tópicos insiste el film dirigido por Luis Barone, siempre bajo un halo grotesco, propio de la idiosincrasia nacional. Zenitram el personaje, no es ajeno a ello es mas, es producto de la cultura de nuestros tiempos. El superhéroe adquiere sus poderes al agarrarse sus atributos, un gesto local si los hay. Al alcanzar popularidad empieza a rodearse de mujeres, drogas y alcohol, e incluso se compara con Maradona y Carlos Gardel utilizando el reviente farandulero en consecuencia lógica al éxito propiciado por los medios. Del mismo modo, y como los personajes mencionados, cae en desgracia y termina internado en una clínica de rehabilitación, pero no será cualquier clínica sino el "Miami Superheros Hospital".
La historia es narrada -o mejor dicho la leyenda- por quien descubre al fenómeno y lo reinventa mediáticamente, el periodista que interpreta Luis Luque. Él juega el papel de impulsor y representante de la joven maravilla argentina creando la leyenda de Zenitram que, como todo superhéroe, debía tener una. Juan Sasturain co-escribió el guión y también interpreta al científico que lo aconseja.
Zenitram tira toda la carne al asador en cuanto construcción de identidad nacional se trate (en realidad toda no, ya se está preparando una secuela llamada Zenitram, Samba y Tango) manejando el comic como género aunque por momentos caiga en el melodrama. En esta variación genérica la película desentona un poco. Todo lo que era "tomado en joda" se vuelve serio, cambiando de registro y perjudicando la narración. Pero en cuanto a la línea temática que opera ¿No es el melodrama otro tópico de la idiosincrasia argentina?
Además de reproducir los estereotipos -con una mirada que inspira la autocrítica- la película hace alusión a varias etapas de la historia de nuestro país. La década menemista, la dictadura militar, la pelea entre el gobierno y los medios, etc. Todo narrado desde un humor absurdo que provoca reflexionar sobre los acontecimientos mencionados.
Zenitram tiene ritmo narrativo, despliegue visual, efectos acordes a lo ambicioso del proyecto y prácticamente ninguna comparación con otro producto fílmico argentino, ya que toma un género propio del país del norte y lo "argentiniza". En este aspecto Zenitram es único. Sí, como los argentinos.
Ganadora del concurso del Bicentenario convocado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, "Zenitram: hay un argentino que vuela" (2010) concentra todos los elementos propios del criollismo nacional, haciendo un repaso por la historia argentina reciente, siempre bajo un registro paródico y popular que rememora la cultura del todo por dos pesos.
Zenitram (Juan Minujín), que significa Martínez al revés, es el superhéroe argentino. Proveniente de la villa 31, un buen día descubre que tiene superpoderes, calza un traje con los colores de Boca Juniors y sale a impartir justicia. Pero, como todo héroe nacional, tendrá que luchar contra la maldad de la opinión pública manejada por los medios, un presidente nefasto (Daniel Fanego) que intenta hacer negocios con el agua -único recurso natural que queda por vender- y revertir la imagen de, como él dice, "este país de mierda".
¿Qué es ser argentino? ¿Cuáles son sus características principales? En todos éstos tópicos insiste el film dirigido por Luis Barone, siempre bajo un halo grotesco, propio de la idiosincrasia nacional. Zenitram el personaje, no es ajeno a ello es mas, es producto de la cultura de nuestros tiempos. El superhéroe adquiere sus poderes al agarrarse sus atributos, un gesto local si los hay. Al alcanzar popularidad empieza a rodearse de mujeres, drogas y alcohol, e incluso se compara con Maradona y Carlos Gardel utilizando el reviente farandulero en consecuencia lógica al éxito propiciado por los medios. Del mismo modo, y como los personajes mencionados, cae en desgracia y termina internado en una clínica de rehabilitación, pero no será cualquier clínica sino el "Miami Superheros Hospital".
La historia es narrada -o mejor dicho la leyenda- por quien descubre al fenómeno y lo reinventa mediáticamente, el periodista que interpreta Luis Luque. Él juega el papel de impulsor y representante de la joven maravilla argentina creando la leyenda de Zenitram que, como todo superhéroe, debía tener una. Juan Sasturain co-escribió el guión y también interpreta al científico que lo aconseja.
Zenitram tira toda la carne al asador en cuanto construcción de identidad nacional se trate (en realidad toda no, ya se está preparando una secuela llamada Zenitram, Samba y Tango) manejando el comic como género aunque por momentos caiga en el melodrama. En esta variación genérica la película desentona un poco. Todo lo que era "tomado en joda" se vuelve serio, cambiando de registro y perjudicando la narración. Pero en cuanto a la línea temática que opera ¿No es el melodrama otro tópico de la idiosincrasia argentina?
Además de reproducir los estereotipos -con una mirada que inspira la autocrítica- la película hace alusión a varias etapas de la historia de nuestro país. La década menemista, la dictadura militar, la pelea entre el gobierno y los medios, etc. Todo narrado desde un humor absurdo que provoca reflexionar sobre los acontecimientos mencionados.
Zenitram tiene ritmo narrativo, despliegue visual, efectos acordes a lo ambicioso del proyecto y prácticamente ninguna comparación con otro producto fílmico argentino, ya que toma un género propio del país del norte y lo "argentiniza". En este aspecto Zenitram es único. Sí, como los argentinos.