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Aunque con marcadas diferencias, dos de los tres actores de la película anglo-cubana "Una noche", de Lucy Mulloy, han seguido el camino que decidieron sus personajes en la cinta. Acudían invitados al Tribeca Film Festival de Nueva York, pero cuando el avión aterrizó en Miami, dos de ellos, Anailín de la Rúa de la Torre y Javier Nuñez Florián, no tomaron la conexión con el vuelo a la ciudad de los rascacielos.

Dariel Arrechada fue el único que llegó a su destino."Prefirieron quedarse en Miami, no sé donde están", dijo. Su personal intención es regresar a Cuba, donde está su familia y su novia. "Tengo a mi familia allá, a mis amigos y a mi novia, aquí no conozco a nadie, no sé como se vive y hablo poco inglés", agregó.

La película narra la decisión de dos amigos y la hermana de uno de ellos de llegar por mar a Miami, ya que "quería entender por qué la gente en Cuba se arriesga tanto a cruzar las 90 millas que les separa de Miami. Porque aunque no es mucha distancia es algo muy peligroso y suicida", había declarado la directora británica Lucy Mulloy, quien declaró sentirse “decepcionada y sorprendida” por la decisión de los actores, pero también que "la entendía".

El pasado febrero tanto la directora como sus jóvenes intérpretes viajaron al Festival de Berlín, pero en ese caso los actores regresaron a Cuba. Las leyes norteamericanas garantizan a cualquier cubano que pise suelo del vecino del Norte el derecho a quedarse, lo que no ocurre en otros países.

"Una noche" narra la historia de dos amigos, Raúl (Dariel Arrechaga) y Elio (Javier Núñez), y la hermana de éste, Lila (Anailín de la Rúa). Raúl, hijo de una mujer enferma de sida que saca dinero vendiendo su cuerpo a los turistas, siente la necesidad de dejar un lugar donde dice sentirse ahogado. Su esperanza es encontrar en Miami a su padre que les abandonó.

Raúl convence a Elio, quien se debate entre marchar o quedarse con sus padres y hermana, para construir una balsa y huir. Raúl es perseguido por atacar a un turista tras encontrar a su madre teniendo sexo con éste, lo que precipita la marcha de los dos amigos hacia Miami y a la que se une inesperadamente Lila. Los tres jóvenes se lanzan al mar con una balsa, donde tendrán que hacer frente a los tiburones, la corriente y un final incierto.

Para Mulloy, el objetivo de su película no es mandar un mensaje de tono político sino de mostrar una de las realidades que vive Cuba y explicar "una historia sobre las emociones y las relaciones entre los muchachos". Es una coproducción cubana, británica y estadounidense, fue rodada en La Habana y seleccionada en la sección oficial del festival de Tribeca, tras haber obtenido varios reconocimientos como la Spike Lee Production Grant o la Hollywood Foreign Press Asociation Grant.

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