Peter Greenaway dramatizará la estancia de Eisenstein en México
- por © Redacción-NOTICINE.com
El pintor y cineasta británico Peter Greenaway quiere convertir en película un episodio de la vida del célebre maestro del cine mudo Sergei Eisenstein, en los años 30 del pasado siglo, para filmar "¡Que viva Mexico!" entre otras cintas. "La razón por la que quiero hacer este film es que soy desde hace mucho, mucho tiempo, un admirador de Eisenstein. En cierto sentido, ahora se da la oportunidad de brindarle una especie de homenaje", dijo el autor de "El vientre del arquitecto" a Hollywood Reporter.
El título provisional del proyecto es "Eisenstein in Guanajuato", y se filmará entre ese estado mexicano y San Petersburgo a finales de este año.
Según escribió Federico Davalos, de la UNAM, el verdadero motivo por el que Sergei Mijáilovich Eisenstein (1898-1948), pasó más de un año, a partir de diciembre de 1930, en tierras aztecas fue para filmar una película financiada por Estados Unidos, que quedó inconclusa. El autor de "El acorazado Potemkin" y "Octubre", dos obras clásicas del cine mudo, después de que la Paramount le rescindiera su contrato de filmación, y no queriendo regresar a la Unión Soviética sin una película, logró un nuevo productor, con la ayuda de Charles Chaplin. Se trataba de Upton Sinclair, escritor socialista norteamericano. Así nació "¡Que viva México!".
"Nuestro país -explica Davalos en "Albores del cine mexicano"- le interesaba vivamente desde tiempo atrás. Tenía una extraña fascinación por el Día de Muertos y por los ritos, mitos y objetos propios de la religiosidad popular. Además, seguramente, el vigoroso nacionalismo artístico y el reciente movimiento revolucionario de corte agrarista y obrerista".
La idea de Eisenstein era dividir la cinta en cuatro episodios (Sandunga, Maguey, Fiesta y Soldadera) con un prólogo y un epílogo. El cineasta soviético señaló que "los tres episodios que median entre prólogo y epílogo representan los tres pasos históricos de la concepción de la vida: desde la sumisión biológica a la muerte, hasta la superación social de su principio por el poder inmortal de la colectividad del pueblo". Del proyecto, filmado a lo largo de 1931, sólo faltó el rodaje de Soldadera y partes de Fiesta. El motivo fueron sus desavenencias con Sinclair y la consecuente falta de financiación. Pero lo peor fue que el productor se quedó con todo su material y las ediciones del mismo se hicieron sin el control del soviético. Tal vez lo más próximo a su espiritu fue un montaje que realizó en 1979 Gregori Alexandrov, bajo el título de "¡Que viva México!".
La influencia de la forma de filmar de Eisenstein, dice el especialista mexicano, influyó poderosamente en varias generaciones de realizadores aztecas, e incluso se le considera padre de una hipotética "escuela mexicana de cine".
Después de "Eisenstein in Guanajuato", Greenaway pretende hacer "Food for Love", donde también espera tener participación rusa y filmar en San Petersburgo, y que sería -afirma- una especie de "secuela de "Muerte en Venecia", que se desarrolla la mitad en la ciudad italiana y la otra en otra urbe europea, que bien podría ser S.P.".
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El título provisional del proyecto es "Eisenstein in Guanajuato", y se filmará entre ese estado mexicano y San Petersburgo a finales de este año.
Según escribió Federico Davalos, de la UNAM, el verdadero motivo por el que Sergei Mijáilovich Eisenstein (1898-1948), pasó más de un año, a partir de diciembre de 1930, en tierras aztecas fue para filmar una película financiada por Estados Unidos, que quedó inconclusa. El autor de "El acorazado Potemkin" y "Octubre", dos obras clásicas del cine mudo, después de que la Paramount le rescindiera su contrato de filmación, y no queriendo regresar a la Unión Soviética sin una película, logró un nuevo productor, con la ayuda de Charles Chaplin. Se trataba de Upton Sinclair, escritor socialista norteamericano. Así nació "¡Que viva México!".
"Nuestro país -explica Davalos en "Albores del cine mexicano"- le interesaba vivamente desde tiempo atrás. Tenía una extraña fascinación por el Día de Muertos y por los ritos, mitos y objetos propios de la religiosidad popular. Además, seguramente, el vigoroso nacionalismo artístico y el reciente movimiento revolucionario de corte agrarista y obrerista".
La idea de Eisenstein era dividir la cinta en cuatro episodios (Sandunga, Maguey, Fiesta y Soldadera) con un prólogo y un epílogo. El cineasta soviético señaló que "los tres episodios que median entre prólogo y epílogo representan los tres pasos históricos de la concepción de la vida: desde la sumisión biológica a la muerte, hasta la superación social de su principio por el poder inmortal de la colectividad del pueblo". Del proyecto, filmado a lo largo de 1931, sólo faltó el rodaje de Soldadera y partes de Fiesta. El motivo fueron sus desavenencias con Sinclair y la consecuente falta de financiación. Pero lo peor fue que el productor se quedó con todo su material y las ediciones del mismo se hicieron sin el control del soviético. Tal vez lo más próximo a su espiritu fue un montaje que realizó en 1979 Gregori Alexandrov, bajo el título de "¡Que viva México!".
La influencia de la forma de filmar de Eisenstein, dice el especialista mexicano, influyó poderosamente en varias generaciones de realizadores aztecas, e incluso se le considera padre de una hipotética "escuela mexicana de cine".
Después de "Eisenstein in Guanajuato", Greenaway pretende hacer "Food for Love", donde también espera tener participación rusa y filmar en San Petersburgo, y que sería -afirma- una especie de "secuela de "Muerte en Venecia", que se desarrolla la mitad en la ciudad italiana y la otra en otra urbe europea, que bien podría ser S.P.".
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