"Entre la noche y el día" y otras aproximaciones del cine mexicano a la discapacidad

por © Correcamara.com-NOTICINE.com
'Entre la noche y el día'
Por Juan Manuel Badillo

Se estrenó en ciudad de México "Entre la noche y el día", premiada película en el Festival de San Sebastián y en el de Monterrey, dirigida por Bernardo Arellano, donde José Cruz hace el personaje principal, un hombre marginado de la sociedad por su discapacidad. En ese sentido "no es una película esperanzadora", dijo el director.

José Cruz, de unos 45 años, tiene dificultades para hablar y dice ser un actor profesional. En breve grabará una telenovela con Argos de Epigmenio Ibarra, y su personaje camina por las calles todo el tiempo, "eso es todo lo que hago", precisa. Cuando no actúa en una películas o para la televisión, José recoge cartón y lo vende; sueña con filmar algún día una película de acción y de balazos. "Me gusta mucho el cine", repite constantemente, además a José también le gusta cantar las canciones románticas de José José y dice que busca una buena mujer que lo entienda y "que me acompañe en la vida".

El tema de la discapacidad siempre ha estado presente en el cine mexicano, pero la gente que vive con ella habían estado excluidos de la pantalla grande. Ahora, en algunas películas, pocas todavía, aparecen interpretándose así mismos o en personajes que antes eran hechos sólo por actores de carrera. La idea es dotar de dignidad a este gente, "porque son ellos los que le pueden dar sentido a la vida", declaró el cineasta Bernardo Arellano.

Todavía es impactante ver cómo un hombre sin piernas es ultrajado por niños de la calles, entre ellos el actor Roberto Cobo, en la película "Los olvidados" (1950) del español Luis Buñuel. La película fue censurada en su momento por las autoridades mexicanos a causa de la imagen que daba al mundo de la pobreza urbana de México de la época.

Pero la película mexicana que abrió las puertas a gente con discapacidad fue "Gaby, una historia verdadera" de Luis Mandoki, en 1987, sobre la vida la escritora con parálisis cerebral Gaby Brimmer. Los personajes principales en la película de Mandoki los hicieron actores profesionales (Gaby es Rachel Chagall), pero el resto del reparto fueron jóvenes de un centro de rehabilitación en Cuernavaca, México.

En "Familia Tortuga", de Carlos Imaz, premiada como Mejor Película en el Festival de Cine de Tolouse, Francia, en 2006, aparece el Tío Manuel (Manuel Plata López), un hombre mayor con la mitad de cuerpo paralizado. En la historia de Imaz nadie se quiere hacer cargo del tío Manuel y su única relación afectiva del tío Manuel es con una tortuga llamada Margarita.

Una película que destacó en Festival Internacional de Cine de Guadalajara en 2012 fue "El paciente interno", documental sobre Manuel Castañeda de la Fuente, un indigente, afectado de sus facultades mentales luego de haber pasado 35 años primero en la cárcel y luego en un manicomio, acusado de atentar contra la vida del presidente Gustavo Díaz Ordaz, en 1968. El director de la película, Alejandro Solar Luna, descubrió a don Manuel luego de leer un reportaje en un periódico La Jornada sobre los desaparecidos del movimiento estudiantil de 1968.

En 2005, Lucía Gajá ganó el premio Ariel de México, por el documental "Soy", sobre su hermana menor, quien padece parálisis cerebral. La película no tiene una mirada compasiva sobre la discapacidad, sino todo lo contrario. Desde entonces la cineasta ha sido un defensora de los llamados grupos vulnerables y sale en su defensa de ellos cuando son llamados discapacitados.

La televisión mexicana también le ha abierto un espacio a gente con discapacidad, pero sólo para burlarse de ellos o para recaudar dinero a través del Teletón. El caso más conocido de la televisión mexicana es Sammy, un hombre con limitaciones mentales y de lenguaje que aparece ocasionalmente en programas del comediante Eugenio Derbez.

Otro famoso de la pantalla chica es "El Changoleón", indigente que vive en las banquetas de Plaza Coyoacán. Se hizo famoso en programas de travesuras y bromas, pero debido a su alcoholismo y su carácter violento fue despedido. Ahora el hombre cobra por las fotos que la gente le quiere tomar con él y a quienes le piden un autógrafo, si se niegan los insulta y "cada vez se pone más violento", contó Jesús Hernández, vecino del lugar.

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